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Albert Rivera enfría el 'calentón' antimarianista de Pedro Sánchez
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Federico Quevedo

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Albert Rivera enfría el 'calentón' antimarianista de Pedro Sánchez

La posibilidad de una nueva moción de censura volvió a revolotear la actualidad política el pasado domingo cuando Pedro Sánchez dijo que iba a llamar a la fuerzas del cambio

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto al líder de Ciudadanos, Albert Rivera (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto al líder de Ciudadanos, Albert Rivera (EFE)

No habrá otra moción de censura contra Mariano Rajoy, ni antes de diciembre como pretende Pablo Iglesias, ni en lo que pueda quedar de legislatura. Al menos no con los votos favorables, siquiera la abstención de Ciudadanos. La posibilidad de una nueva moción de censura volvió a revolotear la actualidad política después de que el pasado domingo en la clausura del Congreso socialista su reelegido Secretario General, Pedro Sánchez, dijera que iba a llamar a la fuerzas del cambio –entiéndase Podemos y Ciudadanos- a unirse para echar al PP del poder.

placeholder El Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la sesión de control al Gobierno (EFE)
El Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la sesión de control al Gobierno (EFE)

Más claro agua, aunque Sánchez no ha pronunciado en ningún momento las palabras moción de censura, quizás porque sabe que los números no salen y no puede hacer una promesa que luego no vaya a cumplir. Pero va a explorar esa posibilidad, y en la exploración se va a encontrar con el ‘no’ rotundo y sin posibilidad de revisión por parte de Ciudadanos. Dicho de otro modo, Rivera le va a decir a Sánchez aquello que tanto le suena al líder del PSOE: “No es no, y que parte del no, no entiende usted”.

Y no es porque Rivera tenga una especial inclinación a perpetuar a Rajoy en el poder. De hecho, su intención es que ésta sea su última legislatura y para ello quiere contar con el apoyo del PSOE y de Podemos, pero no para sacarlo por la fuerza, sino para aprobar una ley que incluya la limitación de mandatos y Rajoy no pueda volver a presentarse. Y es que, de modo mucho más inteligente que el de Pedro Sánchez, Rivera cree que la única forma de vencer a Rajoy debe ser en las urnas, las mismas urnas que le dieron 137 escaños en junio de 2016.

Rivera tiene la intención de que esta sea la última legislatura de Rajoy y por ello quiere contar con el apoyo de PSOE Y Podemos

Así que Rivera le va a decir que no a Pedro Sánchez, y le va a decir también que no se obsesione, que deje que la legislatura avance y, mientras tanto, busquen espacios comunes para aprobar aquellas medidas de regeneración y aquellas reformas como la limitación de aforamientos que el PP no parece dispuesto a sacar adelante. Y es que Rivera no está dispuesto a volver a vivir unas circunstancias parecidas a las de los meses que mediaron entre las elecciones de diciembre de 2015 y las de junio de 2016, con investidura fallida incluida.

Y sabe, por el contrario, que en su actual papel crítico con el PP por la corrupción y por su inmovilismo, pero colaborador en los asuntos de Estado, está ganando la batalla de las encuestas, y mientras el PP baja, Ciudadanos sube. Lo que temen, sin embargo, en la formación naranja es que Sánchez, llevado precisamente por esa obsesión antimarianista acabe cometiendo el error de presentar una moción de censura que busque el apoyo de las fuerzas de izquierda y nacionalistas de la Cámara.

Foto: La nueva ejecutiva federal de Pedro Sánchez, de 49 miembros, reunida por primera vez este 19 de junio. (EFE)

Los número salen –la suma de apoyos y abstenciones a la moción de Pablo Iglesias-, pero el coste político de sacar adelante una moción de censura con los apoyos del independentismo y de Bildu sería demasiado elevado para un PSOE que difícilmente podría superar una situación como esa. “La única fórmula pasa por nosotros”, dicen en Ciudadanos, “y nosotros no vamos a estar ahí, de ninguna de las maneras”, añaden.

Lo sorprendente es que después de todo lo ocurrido hasta llegar al Comité Federal del pasado 1 de octubre, Pedro Sánchez no haya hecho ninguna reflexión ni aprendido lección alguna, y siga instalado en el mismo esquema político de esos meses. Cierto que ahora tiene manos libres para hacer lo que considere oportuno, porque además controla todos los resortes de poder en el PSOE mientras sus enemigos se han retirado a la espera de que sean los ciudadanos los que premien o castiguen su estrategia.

Cierto que ahora tiene manos libres para hacer lo que considere oportuno, porque además controla todos los resortes de poder en el PSOE

Pero, precisamente por eso, la imagen de un líder socialista al que parece poderle demasiado la prisa por llegar a La Moncloa puede repercutir muy negativamente en su objetivo. A Sánchez no le falta parte de razón al asegurar que el PP necesita salir del poder para regenerarse, y eso lo comparte también Albert Rivera. En lo que van a discrepar es en la forma: el primero lo quiere conseguir a toda costa y con cualquier medio, y el segundo quiere que sean los ciudadanos lo que legítimamente envíen al PP a la oposición. Lo segundo, al menos, parece mucho más razonable desde el punto de vista democrático.

No habrá otra moción de censura contra Mariano Rajoy, ni antes de diciembre como pretende Pablo Iglesias, ni en lo que pueda quedar de legislatura. Al menos no con los votos favorables, siquiera la abstención de Ciudadanos. La posibilidad de una nueva moción de censura volvió a revolotear la actualidad política después de que el pasado domingo en la clausura del Congreso socialista su reelegido Secretario General, Pedro Sánchez, dijera que iba a llamar a la fuerzas del cambio –entiéndase Podemos y Ciudadanos- a unirse para echar al PP del poder.

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