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Los puros de Esperanza Aguirre
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Los puros de Esperanza Aguirre

Si se hace una búsqueda en Google con las palabras ‘esperanza’, ‘aguirre’ y ‘puros’ aparecen unos ochocientos resultados de búsqueda. Si se descuentan los resultados metafóricos

Si se hace una búsqueda en Google con las palabras ‘esperanza’, ‘aguirre’ y ‘puros’ aparecen unos ochocientos resultados de búsqueda. Si se descuentan los resultados metafóricos como “montar un puro”, “fumarse un puro” o “al más puro estilo”, quedan unos quinientos resultados que llevan a la idea de que a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, le gustan los puros. Fumar, ya lo cantaba Saritísima en el cuplé, es un placer, genial, sensual…

Cuando en 2006 echó a andar la Ley del Tabaco, el gobierno regional se empeñó muy mucho en que los fumadores madrileños no se sintiesen discriminados o perseguidos, eso sí, respetando el derecho de los no fumadores, y pudiesen tener lugares reservados en los restaurantes y en las oficinas para poner en práctica el noble ejercicio de fumar. A Esperanza Aguirre siempre le fue algo en ello.

Lo de la afición a los puros de Doña Esperanza viene de lejos, tan de lejos que es una historia de colegio, de cuando Esperanza Aguirre y Gil de Biedma estudiaba PREU (Curso Preuniversitario) en el colegio Asunción Cuestablanca, un centro católico privado concertado de Alcobendas, en Madrid, que hasta 1966 tuvo sede en Velázquez con Maldonado, pleno Barrio de Salamanca. Cuando el terreno fue adquirido para construir la parroquia de los 12 Apóstoles, el colegio se trasladó a un edificio recién construido por el arquitecto Fisac en las afueras de Madrid, que se encargó de levantar uno de los colegios con las instalaciones más avanzadas de la época.

Corría, pues, finales de la década de los sesenta, cuando la presidenta de la CAM estudiaba en este centro. El colegio guardaba como oro en paño la tradición de llevar a las alumnas de viaje a Barcelona en quinto curso, a Galicia en sexto y en "tourné" por Andalucía en Preu, que ya eran mayorcitas. Una de las noches de Barcelona, las niñas, acompañadas por la monja y la profesora de turno, se fueron a Montjuic y, a la par que disfrutaban de la fuente y de la tarde/noche barcelonesa, pusieron en marcha su ritual.

Esperanza Aguirre estaba entre esas niñas que descubrieron el placer de fumar en Montjuic. Cuenta una ex alumna, compañera de colegio de la presidenta, que se colocaban en corrillo y se iban pasando el puro unas a otras hasta acabarlo. Era la iniciación al fumeteo de muchas de ellas. Algunas sólo recuerdan el mareo… otras, como Esperanza, le encontraron tanto su aquel a este placer que hasta hace muy poco, y por motivos de salud, ha seguido disfrutándolo.

Estos puros se los fumaba de verdad Esperanza Aguirre. Que no son los mismos puros que Mariano Rajoy, en palabras de Pepiño Blanco, se fumaba cada vez que subía el paro.

Si se hace una búsqueda en Google con las palabras ‘esperanza’, ‘aguirre’ y ‘puros’ aparecen unos ochocientos resultados de búsqueda. Si se descuentan los resultados metafóricos como “montar un puro”, “fumarse un puro” o “al más puro estilo”, quedan unos quinientos resultados que llevan a la idea de que a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, le gustan los puros. Fumar, ya lo cantaba Saritísima en el cuplé, es un placer, genial, sensual…