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Los diputados catalanes contratan un servicio de traducción porque sus invitados ¡hablaban en español!
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Los diputados catalanes contratan un servicio de traducción porque sus invitados ¡hablaban en español!

Que una delegación del Gobierno de Nicaragua visite España no es nada extraño. Que visite Cataluña, tampoco. Pero que a una quincena larga de integrantes de

Que una delegación del Gobierno de Nicaragua visite España no es nada extraño. Que visite Cataluña, tampoco. Pero que a una quincena larga de integrantes de la delegación nicaragüense les pongan cascos para traducción simultánea no deja de ser sarcástico. De chiste. O de película. O de tebeo.

 

Fuera bromas, eso es lo que ocurrió ayer en el Parlamento catalán. La Comisión de Cooperación y Solidaridad decidió que los nicaragüenses debían comparecer para explicar que han recibido ayudas. Se presentaba, paralelamente, el plan director 2007-2010 ante la comisión. Los representantes de los partidos se reunieron antes para aprobar el orden del día. Para algunos, la sorpresa fue mayúscula cuando les comunicaron que habría dos traductores simultáneos. Debe ser que los integrantes de la Comisión de Cooperación y Solidaridad de la Cámara autonómica no conocen idiomas. O, lo que es más preocupante, no conocen el castellano.

 

El diputado del PP Rafael Luna fue el único que protestó. “Hice patente mi más enérgica protesta por varios motivos. En primer lugar, porque cuando nosotros pedimos la comparecencia del director general, David Minovis, para que explicase las irregularidades que había detectado la Sindicatura de Cuentas en su área, votaron en contra. Luego, porque hace tiempo que varias ONG’s han pedido comparecer para que se explique el recorte presupuestario del año pasado y aún están esperando. Y, en tercer lugar, por el despilfarro que supone poner un servicio de traducción cuando todos tenemos un idioma en común en el que entendernos, y máxime cuando este idioma es también oficial en Cataluña, como es el castellano. Además, es poco ético que se pague este servicio de traducción en un momento de crisis como el actual”, declaró Luna a El Confidencial.

 

Lo cierto es que, aunque todos entendían el castellano, no sólo había un traductor para versionar las intervenciones que se hacían en catalán, con el objeto de que las entendiesen los indígenas nicaragüenses, sino que había un traductor para traducir del castellano al catalán. Evidentemente, cuando uno de los invitados hablaba, ninguno de los presentes, absolutamente ninguno, hacía uso de los cascos. ¿Despilfarro? ¿Tomadura de pelo? Luna lo resume con una expresión: “Es ridículo. El ridículo más grande que se haya visto. Roza la payasada”. Y acusa: “Lo pidió Minovis”.

 

Para Rafael Luna, “me recordaba la obra Las autonosuyas, de Fernando Vizcaíno Casas. Una de las situaciones que retrataba era precisamente ésta, donde se necesitaba un traductor de catalán-castellano. En aquel momento, aquello parecía una exageración, pero hoy ha ocurrido en el Parlamento catalán. La realidad siempre superará a la ficción”.

 

En honor a la verdad, no todas las intervenciones se hicieron en catalán. La representante de CiU y el representante de ERC no soltaron una palabra en castellano. El representante del PSC hizo su alocución en catalán y acabó con unas frases en castellano. Pero tanto el PP como el representante de ICV, se dirigieron a la Comisión en castellano por deferencia hacia los invitados. A pesar de ello, cuando terminó la reunión, el portavoz adjunto del PSC, Joan Ferran, se quejó de que se hubiese malgastado dinero y medios en un servicio de traducción simultáneo que no deja de ser inútil. “¿Y por qué no lo dijo antes, cuando yo me quejé oficialmente? ¿Por qué sólo habló a toro pasado y para una agencia de información y no protestó en la propia comisión, que es donde se ha de quejar uno? Esto huele a manipulación”, afirma Rafael Luna.

 

Bien es cierto que quien no se consuela es porque no quiere, porque con la crisis galopante en la que estamos inmersos y a pesar de los ingresos de la Administración bajo mínimos, al menos los traductores del Parlamento catalán podrán cobrar horas extras.

Que una delegación del Gobierno de Nicaragua visite España no es nada extraño. Que visite Cataluña, tampoco. Pero que a una quincena larga de integrantes de la delegación nicaragüense les pongan cascos para traducción simultánea no deja de ser sarcástico. De chiste. O de película. O de tebeo.