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Rato prefirió una cena en 'El Paraguas' antes que el debate Rajoy-Rubalcaba
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Rato prefirió una cena en 'El Paraguas' antes que el debate Rajoy-Rubalcaba

Madrid es un pueblo. Más aún un lunes por la noche en plena crisis. En este contexto, los comensales de cualquier restaurante de moda de la

Madrid es un pueblo. Más aún un lunes por la noche en plena crisis. En este contexto, los comensales de cualquier restaurante de moda de la capital son una excepción y se cuentan con los dedos de una mano. Y si además son conocidos, su presencia es imposible que pase inadvertida, como así ocurrió este pasado lunes, cuando más de 12 millones de espectadores (54% de cuota de pantalla) asistían con atención a la retransmisión televisiva del debate entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy.

Uno de los espectadores que prefirió ahorrarse el ejercicio de masoquismo político ofrecido por los aspirantes a presidentes del Gobierno fue Rodrigo Rato. El ahora presidente de Bankia no tuvo a bien sacrificar su noche delante del televisor de su reconfortante salón de casa. Ni siquiera de sufrir con los antiguos camaradas de Génova la disputa de la pelea dialéctica que enfrentó a los líderes de PSOE y PP. El que fuera número dos del Gobierno con José María Aznar tenía otras cosas mejor que hacer.

A la misma hora que Rajoy y Rubalcaba se citaban frente a Manuel Campo Vidal, el primer cajero del Reino entraba por la puerta de El Paraguas, uno de los templos gastronómicos del Madrid de los negocios y los clientes de traje y corbata. Y en esta ocasión, como en la sesión de los almuerzos, la cita con el mantel era por un asunto de trabajo más que de placer, a juzgar por la compañía, un nutrido grupo de banqueros de negocios.

La presencia de Rato en el restaurante ha dado pie a nuevos cotilleos, ya que durante semanas ha circulado por Madrid la especie de que el presidente de Bankia estaba loco por volver al mundo de la política. Su participación en algunos foros o actos públicos del PP, casi a las puertas de las elecciones que llevarán a los populares de nuevo al Palacio de La Moncloa, reforzó esta dicha, que además contaba con el supuesto hastío provocado por los malos tiempos que tiene que asumir al frente de la caja de ahorros.

Con todo, el cajero Rato no estuvo el lunes para debates. Su bis política quedó aparcada en casa. Quizás porque sabía de antemano que la cita no prometería grandes titulares ni grandes avances del programa de gobierno. Quizás porque, como la mayoría de sus compañeros de filas, da por descontado que Rajoy tiene ganado el sillón presidencial por la mano. O quizás porque se le acumula el trabajo como jefe de Bankia y no le da el día para arreglar todos los problemas que tiene su casa. Quién sabe…

Madrid es un pueblo. Más aún un lunes por la noche en plena crisis. En este contexto, los comensales de cualquier restaurante de moda de la capital son una excepción y se cuentan con los dedos de una mano. Y si además son conocidos, su presencia es imposible que pase inadvertida, como así ocurrió este pasado lunes, cuando más de 12 millones de espectadores (54% de cuota de pantalla) asistían con atención a la retransmisión televisiva del debate entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy.

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