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La cacería suiza de patos que pudo cambiar el futuro de Rato y Bankia
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La cacería suiza de patos que pudo cambiar el futuro de Rato y Bankia

Era la última bala en la recámara. Rodrigo Rato tuvo a tiro poder contar con el apoyo de un grande para refrendar su proyecto en Bankia,

Era la última bala en la recámara. Rodrigo Rato tuvo a tiro poder contar con el apoyo de un grande para refrendar su proyecto en Bankia, pero cargó su escopeta demasiado tarde. El expresidente de la entidad financiera, que al final terminó nacionalizada, acudió al encuentro de un gigante de las finanzas mundiales para levantar los 6.000 millones que creía necesarios para recapitalizar la renqueante fusión de siete cajas de ahorro que aglutinaban Caja Madrid y Bancaja.

Rato voló hasta Lugano (Suiza) el sábado 5 de mayo con muy poco margen de maniobra. Esa semana, el antiguo vicepresidente del Gobierno había despachado con el ministro de Economía, Luis de Guindos, para explicarle sus planes para recapitalizar Bankia. El esfuerzo, considerado una huída hacia adelante, era en vano, pues el responsable del Gobierno, que ese viernes se vio con los tres grandes banqueros del país, tenía tomada ya la decisión de nacionalizar la entidad.

Aun así, el entonces presidente de Bankia acudió a la cita que tenía programada. Ese fin de semana, Rato participó en una cacería de patos en torno al majestuoso lago transalpino que hace frontera entre Suiza e Italia. Aunque lo de menos era la cita cinegética. Uno de los anfitriones de esa velada era el alemán Axel Weber, expresidente del Bundesbank y a la sazón máximo responsable de UBS, uno de los mayores grupos bancarios del mundo, al que pretendía hacer convertir en aliado.

Según los planes previstos, mientras Rato amarraba la entrada de UBS en Bankia entre pato y pato, sus colaboradores más estrechos, con José Manuel Fernández Norniella a la cabeza, debían ganar un poco de tiempo mientras vendían las bondades del plan de recapitalización diseñado por el entonces equipo gestor. Todo estaba fiado a que la buena relación fraguada hacía años por el exgerente del FMI con el exresponsable del Bundesbank culminara en un acuerdo.

La cumbre cinegética de Lugano, donde estaban congregados algunos de los banqueros privados más importantes de Europa, terminó en suspenso. Más allá de las dificultades para levantar 6.000 millones de euros, el presidente de Bankia terminó de convencerse de la inutilidad de su plan cuando el domingo por la noche, a su llegada a Madrid, volvió a hablar con Guindos. El titular de Economía le explicó que el viaje había terminado. Al lunes siguiente, Rato ya era historia como banquero.

Rodrigo Rato Suiza