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La vacante en la Secretaría de Energía y la extraña nominación de Inmaculada Gutiérrez
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La vacante en la Secretaría de Energía y la extraña nominación de Inmaculada Gutiérrez

El Ministerio de Industria no pudo cerrar la semana pasada, como era su intención, la vacante de Fernando Marti en la Secretaría de Estado de Energía,

El Ministerio de Industria no pudo cerrar la semana pasada, como era su intención, la vacante de Fernando Marti en la Secretaría de Estado de Energía, probablemente uno de los cargos más relevantes dentro del órgano colegiado del Gobierno que representa la Comisión de Subsecretarios. José Manuel Soria lleva tiempo buscando un sustituto para un puesto de esos que abrasan con sólo mirarlo y creía tener la solución con el nombramiento de Inmaculada Gutiérrez, que estos días agota su mandato como consejera de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC).

El perfil de la nominada es impecable desde el punto de vista técnico dada su experiencia en el sector energético y también dentro de la Administración del Estado. Sin embargo, más allá de la cualificación profesional, la singladura política de la candidata ha suscitado el rechazo del Partido Popular provocando también la negativa de Moncloa, que no termina de entender la dificultad de buscar dentro de las propias filas dirigentes que sean capaces de asumir tareas públicas de alta responsabilidad.

Se da la circunstancia de que Inmaculada Gutiérrez participó activamente en la purga que la ex vicepresidenta económica, Elena Salgado, llevó a cabo a principios de 2010 en la CNC cuando el Gobierno socialista aplicó a rajatabla el reglamento para destituir a los tres vocales que todavía quedaban de la época del Partido Popular. Fernando Torremocha, Miguel Cuerdo y Emilio Conde habían agotado sus respectivos mandatos pero seguían al pie del cañón en virtud de un pacto tácito de caballeros respaldado por el entonces presidente del organismo regulador, Luis Berenguer.

El objetivo de Berenguer, con el beneplácito de Pedro Solbes, consistía en asegurar una mínima apariencia de consenso dentro de una entidad que estaba llamada a reconvertirse a partir de la célebre ley de Economía Sostenible. La adecuación de la CNC a los requisitos de la ley de Competencia favorecía el mantenimiento del status quo sin quebrantar el reparto tradicional de cuotas parlamentarias que ha caracterizado desde su origen el funcionamiento de los organismos reguladores. De hecho, tanto en la Comisión de la Energía como en la de Telecomunicaciones todos los vocales representantes del PP superaron con creces las fechas estipuladas de sus mandatos hasta que Miguel Sebastián decidió abordar los cambios poco antes de las elecciones generales celebradas en noviembre de 2011.

En la CNC la situación ha sido mucho más tensa desde entonces y principalmente a partir de la llegada a la presidencia de Joaquín García Bernaldo de Quirós. Dentro del partido en el poder existe la convicción de que Inmaculada Gutiérrez es hoy por hoy la “mano que mece la cuna” de la sagrada competencia y están esperando impacientes que la consejera agote su mandato con todas las consecuencias; esto es con el mismo desenlace que tuvieron sus antiguos compañeros de fatigas vinculados al PP. Y no precisamente para que tome el relevo de Fernando Marti en un sillón de tanta trascendencia política, casi un ministerio en sí mismo, como es la Secretaría de Estado de Energía.  

 

El Ministerio de Industria no pudo cerrar la semana pasada, como era su intención, la vacante de Fernando Marti en la Secretaría de Estado de Energía, probablemente uno de los cargos más relevantes dentro del órgano colegiado del Gobierno que representa la Comisión de Subsecretarios. José Manuel Soria lleva tiempo buscando un sustituto para un puesto de esos que abrasan con sólo mirarlo y creía tener la solución con el nombramiento de Inmaculada Gutiérrez, que estos días agota su mandato como consejera de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC).