El coraje del neurocirujano del Rey

Manuel de la Torre Gutiérrez, el neurocirujano que operará el próximo 3 de marzo a Don Juan Carlos, es posiblemente la mayor eminencia en ese campo que en la actualidad opera en España. Así lo han glosado en las últimas horas quienes conocen su biografía y así lo demuestra su currículum. Sin embargo, pocos son los que saben del drama personal que ha vivido hace apenas unos días y que da muestra de su profesionalidad al decidirse a operar a Don Juan Carlos.

El pasado fin de semana, De la Torre se disponía a pasar unos días de descanso en Sierra Nevada, en un piso de su propiedad en una tranquila urbanización de Monachil. Sin embargo, un trágico accidente lo cambió todo: la mala combustión de la caldera provocó la intoxicación del doctor, de su esposa, de su hijo y de la novia de éste.

Cuando la Guardia Civil forzó la puerta de la vivienda tras una llamada de emergencia, De la Torre, su hijo y la novia de éste estaban inconscientes. Su esposa, de 52 años, desgraciadamente, había fallecido. El pasado domingo tenía lugar el funeral en Madrid, al que acudieron numerosos amigos del neurocirujano, entre ellos, muchos militares puesto que De la Torre completó su formación en el Gómez Ulla -entre otros muchos destinos nacionales e internacionales- operando las hernias discales de los paracaidistas.

La Casa del Rey estuvo entonces arropando a un profesional que desde 1999 es miembro del Servicio Médico de la Guardia Real de la Casa y que ha acompañado “al jefe”, como él suele decir, a numerosos viajes. En un momento dado, y calibrando la magnitud del golpe que acababa de encajar, se llegó a barajar la posibilidad de buscar otras manos para operar al Rey. Sin embargo, en un gesto de profesionalidad, dio el ok a la Casa. Y el 3 de marzo, en La Milagrosa, abordará la operación.