Romance entre los dos Albertos de la movida eléctrica

Desde que Alberto Nadal llegó a la Secretaría de Estado de Energía no han sido pocos los agentes del mercado eléctrico que se han colocado en guardia ante la avalancha reformista anunciada de manera recurrente por el Ministerio de Industria. Los reyes del kilovatio no están acostumbrados a jugar a la defensiva en sus relaciones con la Administración Pública, pero el nuevo responsable gubernamental ha marcado claramente el territorio y se ha atado al mástil de su despacho para no escuchar los cantos de sirena procedentes del sector.

La soledad del secretario de Estado es una garantía para la independencia de una reestructuración que pretende dar la vuelta al calcetín de intereses creados en lo que muchos consideran un oligopolio natural regulado. Sin embargo, Nadal ha encontrado un hombro en el que apoyar su desahogo en la persona del presidente de la Comisión Nacional de Energía (CNE), el otro Alberto, de apellido Lafuente, encargado de vigilar la playa energética.

Lafuente ha sabido ganarse el favor, no se sabe si también el fervor, de su tocayo y ambos mantienen una fluida correspondencia acerca de las decisiones más trascendentales que afectan a su negociado. Para el Ministerio de Industria es fundamental que la CNE no ponga la proa hacia una estrategia institucional que necesita el respaldo del supuesto organismo independiente de supervisión. Las decisiones que se van a adoptar en las próximas semanas no permiten ni media fisura en la coordinación de fuerzas entre los distintos estamentos de regulación oficial, y lo que ha hecho Lafuente ha sido colocarse en primer tiempo de saludo ante el Ministerio de Industria.

Los más suspicaces consideran que la actitud del presidente de la CNE no es gratuita, sino que más bien está inspirada en aquello de quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. No hay que olvidar que el titular de la CNE, como el resto de comisionados, se encuentra ahora en clara expectativa de destino como consecuencia de la integración de su entidad en el nuevo regulador único de competencia que verá la luz este verano.

Lafuente confía en que Nadal sea agradecido y le compense con alguna recomendación para que el Gobierno termine agradeciéndole los servicios prestados. La verdad es que con su historial político no lo tiene fácil, porque en el PP no quieren infiltrados de la época socialista. Eso sí, por intentarlo que no quede.