La no condena a RTVE y Urdaci por manipulación en el 'caso ce-ce-o-o'

Corría el 16 de octubre de 2003 y el director de Informativos de RTVE, Alfredo Urdaci, pronunciaba una alocución que ya es Historia. "La Sala de lo Social de la Audiencia Nacional ha estimado favorablemente la demanda interpuesta por el sindicato ce-ce-o-o contra Radiotelevisión Española y Televisión Española S.A. por vulneración de los derechos fundamentales de huelga y libertad sindical como consecuencia del tratamiento informativo ofrecido durante la pasada huelga del 20 de junio de 2002", exponía, dejando claro a continuación que la sentencia no era firme y que había sido recurrida por la Casa. Más de una década después, fantasmas del pasado planearon ayer sobre el Congreso de los Diputados.

Y es que, paradójicamente, el flamante presidente de la Corporación, José Antonio Sánchez, que comparecía ayer en la Cámara Baja, era director general de RTVE y máximo responsable de la televisión pública cuando se produjo el episodio. Ante las críticas sobre su pasado vertidas por parte de más de un diputado, el ejecutivo terminó arreciando, con su particular visión de lo que pasó: "RTVE no fue condenada nunca. Lo fue en primera instancia y se presentó un recurso. Pero pasó algo sin precedentes. La directora general que llegó, en lugar de mantenerlo, lo retiró. No hubo condena porque no dejó a los jueces que se pronunciaran".

En esta línea, terminó sacando los tanques contra Carmen Caffarel: "La directora general, en lugar de defender a la empresa que le pagaba, retiró el recurso". Durante su intervención, la sala Fraga Iribarne pasó del murmullo inicial a la ruidosa reprobación final. "Que no se recurriera posteriormente no quiere decir que no hubiera una condena en primera instancia", le reconvino después algún diputado. Insuficiente para que Sánchez se apeara. "Se recurrió, vino el PSOE y, mal hecho, retiró el recurso. Yo reivindico mi labor. No se me dio la oportunidad de saber si ganaría o no", remachó.

Ante el crescendo de referencias a esa mención, que distraía de su mensaje general, el presidente quiso zanjar el debate: "Si toda la crítica que recibo de esa época es lo de ce-ce-o-o, y nunca he oído otra distinta, es para estar orgulloso". En esta línea, quiso elevar el discurso y apuntó en más de una ocasión que la manipulación y la censura no tienen cabida en la televisión pública. "Ni se ha dado, ni se va a dar", manifestó. Mejor, porque tiene difícil solución. Bien lo sabe el propio Sánchez, de profesión periodista. "La credibilidad, cuando se pierde, difícilmente se recupera", admitió. Sabias palabras.