El Confidente
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Los policías de Carmena sudan cada uno su camiseta y todos el mismo chaleco
Los agentes se quejan de que tienen que compartir los chalecos sudados en plena ola de calor porque no hay prendas suficientes para todos los funcionarios
Los policías municipales de Madrid no están contentos con la política de utilización de los chalecos antibalas. El Ayuntamiento no tiene prendas para todos y, por lo tanto, los agentes deben compartir las pocas que hay. Después de ocho horas de trabajo en la calle, los funcionarios cuelgan las botas hasta la jornada siguiente, pero no el chaleco, que pasa a otro pechopara seguir trabajando ocho horas más.
En invierno, esta práctica resultaba molesta e incómoda, pero en verano también se vuelve asquerosa. La ola de calor está poniendo en evidenciacómo sudan los agentes, que llevan el chaleco encima del polobajo 40 insoportables grados.
No en vano, las glándulas sudoríparas se ponen a trabajarapenas dos minutos después de que el funcionario se 'embota' en la prenda, y comienzan a segregar líquido como si de un riego por goteo interno se tratara. El olor aparece incluso en los cuerpos más aseados y hasta las letras del polo que identifican a la corporación policial en la camisa se despegan para adherirse al chaleco, como muestra la imagen, a modo de calcomanía.
La Asociación de Policía Municipal Unificada ha solicitado "chalecos unipersonales" y califica la práctica habitual como "antihigiénica". Además, desde esta agrupación denuncian que cuando los agentes se ponen la prenda no se saben de qué cuerpo son, pues el chaleco no luce ningún tipo de identificación y lo mismo puede haber debajo un guardia de seguridad que un ladrón bien pertrechado.
"No es agradable ponerse ropa sudada por otro compañero", insiste uno de esos miembros de la Policía Municipal que cada día tienen que enfundarse el traje antibalas después de que otro agente lo haya utilizado.
Los policías municipales de Madrid no están contentos con la política de utilización de los chalecos antibalas. El Ayuntamiento no tiene prendas para todos y, por lo tanto, los agentes deben compartir las pocas que hay. Después de ocho horas de trabajo en la calle, los funcionarios cuelgan las botas hasta la jornada siguiente, pero no el chaleco, que pasa a otro pechopara seguir trabajando ocho horas más.
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