Rivera aprende de Rosa: cierra el paso a otras ambiciones en Ciudadanos

El ejemplo de UPyD y lo ocurrido con Rosa Díez alecciona al líder de Ciudadanos de cara al futuro. Así, por ejemplo, Albert Rivera actúa con mano de hierro con todo aquel que osa desafiar las directrices del Comité de Pactos que ha puesto fuera de la disciplina de la organización a casi veinte concejales electos bajo sus siglas.

Oficialmente Ciudadanos dice contar en toda España con más de 25.000 y el triple de simpatizantes con unas perspectivas electorales excelente de cara a las próximas elecciones legislativas.

Fuentes del partido subrayan a este respecto que ha llegado el momento de dotarse de una infraestructura que impida caer en los errores de los partidos tradicionales como la división interna, la distribución del poder por baronías provinciales y regionales. Pero en estos momentos lo que más preocupa a la dirección del partido naranja es la proliferación de discursos distintos en asuntos fundamentales. Es lo que ha ocurrido entre las dos principales cabezas económicas como Luis Garicano y Manuel Conthe que fue militante socialista y ocupó importantes responsabilidades durante los gobiernos del PSOE.

En estos momentos lo que más preocupa a la dirección del partido naranja es la proliferación de discursos distintos en asuntos fundamentales

Para Ciudadanos la división territorial del poder dentro de los partidos tradicionales es un error porque al final someten a “chantaje” a las direcciones nacionales e incluso cuando están en el gobierno condicionan las decisiones del presidente. Ciudadanos, concretamente, nombra al portavoz y al delegado en cada comunidad autónoma.

Lo sustancial para Rivera es que el discurso y los planteamientos básicos sobre temas de capital importancia estén bajo control de la alta dirección en todo momento.

Los críticos consideran que en el fondo de lo que se trata es evitar “malas tentaciones” a la hora de que aparezcan liderazgos que puedan competir en un momento determinado con los líderes nacionales. Hasta el momento Ciudadanos se ha comportado como un partido presidencialista a tope donde todo bascula sobre la figura de su fundador y máximo líder.