El pequeño Nicolás logra trato vip en el club más famoso de Madrid

Iba para senador y se ha vuelto a quedar en el camino. Sin embargo, pese a no gozar de escaño ni de rango de señoría, el joven Francisco Gómez Iglesias, ya saben, el pequeño Nicolás, sigue disfrutando de ciertos privilegios y relaciones que le sirven para pasearse por los salones más restringidos de Madrid.

Esta misma semana, sin ir más lejos, este pícaro de nuevo cuño paseaba a la hora del almuerzo como Pedro por su casa por el famoso club El Matador, el último proyecto en poner de moda el concepto de club privado en la capital, sobre todo gracias al tirón inicial logrado por el respaldado de sus 100 socios ricos.

Aun así, tanto elitismo no ha impedido que el intrépido Nicolás sea capaz de convertir El Matador o cualquier otro club en su centro de operaciones. No en vano, responde a las características ideales para su forma de hacer negocios: acceso a gente importante, un entorno exquisito e intimidad para contar confidencias.

Todos estos ingredientes pueden hacernos concluir que, más que almorzando, el pequeño Nicolás estaba trabajando (o al menos intentándolo). Una vez que su amago de carrera política ha quedado en una simple payasada, el joven cachorro de las nuevas generaciones necesita recuperar viejas habilidades para volver al tajo.