En el estreno de Zidane, el palco solo hablaba de política

El adversario futbolístico era el modesto Deportivo de La Coruña, pero en el estadio Santiago Bernabéu no cabía un alfiler: el debut de Zinedine Zidane como entrenador del primer equipo del Real Madrid había despertado enorme expectación.

El palco del club blanco, donde oficia Florentino Pérez como un mariscal alemán, también era el de las grandes ocasiones, donde políticos de seña y señal inequívoca, como José María Aznar y José Manuel García-Margallo, no dejan de demostrar que la política sirve para algo. También circulaban por allí Isabel Tocino, Luis Sánchez-Merlo y un sinfín de señores y señoras de la 'pomada' madrileña para los que el palco del club merengue es siempre una ocasión para repartir tarjetas de visita. Incluso el atlético Antonio Miguel Carmona hizo acto de presencia, lo mismo que la exministra zapaterista Beatriz Corredor.

Tampoco faltaron los periodistas habituales en dicho palco, como Jiménez Losantos o Casimiro García-Abadillo, aunque en esta ocasión también se pudo ver por allí al deportivista (por coruñés y gallego) Bieito Rubido, secundado por paisanos de tronío galaico.

Como la suerte del partido quedó resuelta en un pispás, entre cóctel y cóctel lo que molaba era hablar de política, como casi siempre, pero en esa noche sabatina aún más porque la CUP acababa de investir al nuevo jefe de la independencia catalana y en Madrid no se ve claro quién va a mandar.

-¡Qué mal está todo, eh!, era la queja generalizada mientras Florentino se dejaba fotografiar con el último niño que pululaba por aquel predio tan exclusivo.

Se podía sentir el pesimismo: todos los allí reunidos pensaban que Pedro Sánchez venderá España por media hora en La Moncloa.