Juan Carlos I, Carlos Herrera y Alcocer se ponen 'finos' antes de ver a José Tomás

Antes de ir a los toros conviene comer bien. Sin prisa y en buena compañía. Entre amigos. Y más si se va a ver a José Tomás en Jerez. Es lo que hizo Juan Carlos I el pasado sábado en El Puerto de Santa María. Acudió a las bodegas de Gutiérrez Colosía, situadas junto al río y una de las pocas que han sobrevivido a la crisis del fino, junto al periodista Carlos Herrera, la infanta Elena y lo más granado de la zona.

'El Diario de Cádiz' da cuenta del menú: caña de lomo, jamón y ensaladilla para empezar, rematado con papas con chocos, el guiso tradicional de la zona. Todo regado con vino de Jerez de Gutiérrez Colosía, una de las bodegas históricas, fundada en 1838 y que lleva Juan Carlos, tercera generación de los Gutiérrez Colosía en el vino, junto a su familia.

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En la comida estaba Caros Herrera, que no se pierde ni la Feria de Sevilla ni un acontecimiento como el regreso de José Tomás. También acudieron empresarios con polémica, como Alberto Alcocer, con el que don Juan Carlos ha compartido cacerías y del que supuestamente se había alejado, y que entre otros escándalos aparece en los papeles de Panamá, el golfista Manuel Piñero y Javier Benjumea, presidente de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y de la familia fundadora de Abengoa. Estuvo también Juan Pedro Domecq, pero ni rastro de otra ilustre Domecq de la zona, Micaela, conocida como Mique, que se acogió a la amnistía fiscal que aprobó el Gobierno en el que estaba su marido, Miguel Arias Cañete. La noticia generó cierta confusión porque en el festín sí había un Miguel Arias -en Jerez nadie llama Cañete a Cañete-, pero era el propietario del restaurante Flanigan de Puerto Portals, en Mallorca.

El Rey emérito fue posteriormente a la barrera de la plaza de Jerez, donde las entradas estaban agotadas hace tiempo. En contra de la tradición, José Tomás no le brindó ningún toro. Pero esa es otra historia.