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El presidente del tenis empieza su mandato haciendo rodar cabezas de inhabilitados
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El presidente del tenis empieza su mandato haciendo rodar cabezas de inhabilitados

Una de las primeras decisiones de Miguel Díaz como rector de la federación española fue destituir a Marcos Romagosa, director general y hombre de confianza de José Luis Escañuela

Foto: Miguel Díaz (centro), presidente de la RFET. (EFE)
Miguel Díaz (centro), presidente de la RFET. (EFE)

El tenis español tiene nuevo presidente, y el que llega a una nueva casa con bastón de mando lo primero que hace es demostrarlo, ejercer su poder. Miguel Díaz preside la Real Federación Española de Tenis desde el 9 de julio, y no tardó ni un mes en destituir al director general. Marcos Romagosa, que así se llamaba, tuvo que recoger sus cosas el 1 de agosto y marcharse de su despacho del Estadio Olímpico de Montjuïc, que ocupaba desde 2010.

Romagosa había pasado previamente unos meses suspendido de sus funciones por el mismo motivo que el anterior presidente, José Luis Escañuela, se encuentra desde hace tiempo en el ostracismo del tenis español. Dos años de inhabilitación le cayeron al andaluz por una infracción grave según el TAD. Romagosa, de todos modos, nunca dejó de trabajar en la institución, aunque los meses en los que estuvo suspendido no lo hizo como director general, solo como asesor presidencial. Una manera como otra cualquiera de estar sin estar.

Miguel Díaz, nuevo presidente, intentará solventar los problemas que tiene la institución desde hace años, muchos de ellos relacionados con la credibilidad de la misma. Tanto Escañuela como su antecesor, Pedro Muñoz, tuvieron más luces que sombras en sus gestiones y salieron de su cargo peleados con los tenistas profesionales, que no siempre están implicados con el organismo pero suelen aparecer cuando estiman que se les está ninguneando. Las sospechas sobre su transparencia como dirigentes también son diversas.

Díaz no lo tendrá sencillo. El proceso electoral, como viene siendo costumbre en la federación, ha sido farragoso. Después de que se intentase, sin éxito, embarcar a una figura de consenso como Manuel Orantes, el presidente de la madrileña, y fiero opositor de Escañuela, se terminó imponiendo. Hay algunas reclamaciones puestas sobre el proceso electoral, un clásico en el organismo.

Se espera movimiento en las oficinas de la federación, la única olímpica que aún mantiene su sede en Barcelona. Además de la salida de Romagosa, que todavía no ha encontrado recambio, ha llegado un nuevo director deportivo, Javier Soler, exjugador que nunca ha perdido el contacto con el tenis español.

El tenis español tiene nuevo presidente, y el que llega a una nueva casa con bastón de mando lo primero que hace es demostrarlo, ejercer su poder. Miguel Díaz preside la Real Federación Española de Tenis desde el 9 de julio, y no tardó ni un mes en destituir al director general. Marcos Romagosa, que así se llamaba, tuvo que recoger sus cosas el 1 de agosto y marcharse de su despacho del Estadio Olímpico de Montjuïc, que ocupaba desde 2010.

José Luis Escañuela