Cabreo con Juan Antonio Delgado, el diputado de Podemos que es guardia civil

“Me llamo Oskar Matute y soy diputado por Euskal Herria Bildu. Nací en Baracaldo en 1972, y en esos días la entonces esperanza blanca del PSOE, Felipe González, ya calentaba en la banda. Yo celebro mis 11 años y diez días después de que guardias civiles asesinaran a Lasa y Zabala. Todavía huele a cal viva” (sic).

Así reproduce el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados la intervención del representante de Bildu, en la segunda sesión del debate de investidura celebrado el sábado 29 de octubre de 2016. Cuando Matute bajó de la tribuna de oradores entre aplausos de los diputados de Podemos, Pablo Iglesias le animó y palmeó afectuosamente.

Unas filas más atrás de su escaño se encontraba Juan Antonio Delgado, diputado de Podemos y guardia civil en excedencia. No dijo nada. Su silencio ha causado un fuerte malestar en el cuerpo, donde no entienden que un correligionario suyo pudiera celebrar la intervención de Matute. No por los execrables hechos, sino por lo que suponía la generalización del suceso a todo el cuerpo. Máxime cuando decenas de compañeros suyos han sido asesinados por ETA durante muchos años.

Pero hay algo más que silencio; el 30 de octubre —al día siguiente de que Matute mentara a los guardias como asesinos—, y en su cuenta de Twitter, el diputado Delgado Ramos publicaba un confuso mensaje: “Usar el terrorismo y aún más el dolor de las víctimas es miserable. Rectificar es lo honorable”.

Podría pensarse que había recuperado el ánimo, pero no: su mensaje se dirigía al diputado Villegas de Ciudadanos, ya que, en su opinión, era quien debía rectificar por haber criticado los aplausos de Podemos a las acusaciones del diputado de Bildu.

Antes de ser elegido diputado, Delgado afirmó que una vez terminada esta etapa de su vida volvería al coche patrulla. Si esto se produce, recobrará su trabajo como guardia civil, pero ya todo será distinto.