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El asesor fiscal de la 'jet' madrileña pone en alquiler su chalé en La Moraleja
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El asesor fiscal de la 'jet' madrileña pone en alquiler su chalé en La Moraleja

Cercado por la Justicia, Joaquín Arespacochaga pide 12.500 euros al mes por una mansión por la que han pasado clientes, amigos y conocidos

Foto: Foto: pisos.com.
Foto: pisos.com.

Chalé de 1.000 metros cuadrados, completamente reformado. Siete habitaciones dobles, cinco baños y un aseo de invitados. Además de una zona de servicio con dos dormitorios, garaje y, cómo no, piscina propia.

Los 12.500 euros de alquiler al mes que se piden por esta mansión sorprenderían al ciudadano de a pie, pero no a los vecinos de La Moraleja. Sobre todo porque su valor no es solo económico. Tal y como demostró la Agencia Tributaria, en ella residía Joaquín Arespacochaga Llopiz, asesor fiscal de lo mejor de la ‘jet’ madrileña hoy acosado por media decena de tribunales.

Por los 10.000 metros cuadrados que ocupa la finca en la exclusiva urbanización de la capital pasaron Juan Luis Cebrián con su socio iraní Massoud Zandi (el empresario de la Finca al que Arespacochaga ayudó en los negocios petroleros), Bertín Osborne, Javier Merino, Enrique Maestre Cavanna y hasta grandes de España como los hermanos Cotoner, hijos del exjefe de la Casa del Rey, a los que este asesor ayudó a simular su residencia fuera de España.

Todos buscaban los consejos o la compañía de este afable y culto ex inspector fiscal reconvertido en "especialista en fiscalidad internacional", como le define la Oficina Nacional de Investigación y Fraude (ONIF).

Los buenos tiempos parecen haberse acabado. Ahora seis causas judiciales cercan a Arespacochaga. La Agencia Tributaria descubrió que aquí, en este chalé de La Moraleja, se encontraba su residencia real mientras fingía vivir en Luxemburgo. Una jueza de Cádiz, donde está involucrado en el caso Bahía Competitiva, ha embargado cinco de sus propiedades en Galicia; su pequeño barco está a la venta y le toca alquilar la joya de la corona, su exclusiva mansión. Quién sabe si los nuevos inquilinos estarán a la altura de lo que fue.

Chalé de 1.000 metros cuadrados, completamente reformado. Siete habitaciones dobles, cinco baños y un aseo de invitados. Además de una zona de servicio con dos dormitorios, garaje y, cómo no, piscina propia.

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