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Juan Carlos Rodríguez Ibarra

En Nombre de la Rosa

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Censura y depresión

Seguramente el presidente Monago no podía ni imaginar que la legislatura que se inició en 2011 en Extremadura le iba a resultar tan fácil y tan cómoda

Foto: José Antonio Monago, ante la prensa, el jueves, para valorar la moción de censura. (Efe)
José Antonio Monago, ante la prensa, el jueves, para valorar la moción de censura. (Efe)

Una cosa es lo que se cree y otra la realidad. Seguramente el presidente Monago no podía ni imaginar que la legislatura que se inició en 2011 en Extremadura le iba a resultar tan fácil y tan cómoda. Ninguno de los dos grandes partidos, PSOE y PP, obtuvieron mayoría absoluta en las elecciones autonómicas de ese año. Ganó el PP pero se quedó a un escaño de obtener esa mayoría que le hubiera permitido haber gobernado en solitario. PSOE e IU tenía más escaños que el PP pero, finalmente, no se impuso la lógica aritmética aunque sí la lógica de las mayorías: gobernó el partido más votado, sin mayoría absoluta.

Los socialistas ya tuvieron esa experiencia, la de gobernar Extremadura sin tener la mayoría de la Asamblea parlamentaria. Puedo decir, a toro pasado, que aquello fue un suplicio político y un desastre gubernamental. Se formó lo que ya en Andalucía se conocía como la pinza, esto es, la coalición PP-IU, no para gobernar, sino para hacer imposible el gobierno del partido mayoritario. Tan peregrina fue la situación y tan perjudicial para Extremadura, que en la legislatura siguiente, el PSOE volvió a recuperar la mayoría absoluta, corregida y aumentada.

Y de nuevo, la historia se ha repetido en 2011. Ha vuelto la pinza PP-IU. En esta ocasión, el PP gobernando en solitario y en minoría, según reza la propaganda oficial. Gobernar en minoría es estar sometido a los caprichos e intereses electorales de la oposición que intenta, por todos los medios, hacer fracasar al gobierno. Gobernar en minoría es un error, se mire por donde se mire, en regiones con un desarrollo económico como el extremeño. Y ya llega a  disparate si, encima, los apoyos que se reciben proceden, no de quien puede estar más cerca ideológicamente, sino de quien teóricamente se sitúa a años luz del partido gobernante.

Le decía el presidente Monago al portavoz socialista que era un pesimista acérrimo y que ese pesimismo le conducía directamente a la depresión. No es Guillermo Fernández Vara el que está deprimido, sino la región extremeña

Esa situación, unida a la crisis económica desatada en toda España a partir de 2008, ha llevado a Extremadura a vivir unos años de auténtica depresión. Le decía el presidente Monago al portavoz socialista que era un pesimista acérrimo y que ese pesimismo le conducía directamente a la depresión. No es Guillermo Fernández Vara el que está deprimido, sino la región extremeña. Miren lo que dice Wikipedia del término depresión: “En economía, una depresión se caracteriza por un incremento anormal del desempleo, la restricción del crédito, reducción de la producción y de la inversión, varias quiebras, montos reducidos de comercio, así como fluctuaciones de tipos de cambio monetarios altamente volátiles que, en su mayor parte, constituyen devaluaciones. La deflación o la hiperinflación son también elementos comunes de una depresión. Se diferencia de una recesión en que ésta sólo es una desaceleración normal y pasajera del ciclo económico”.

La deprimida región extremeña

Pues bien, según los datos del INE, la tasa de variación anual de la cifra de negocios del sector servicios, para entendernos las ventas del sector, han sido en Extremadura, a final del 2013, del -2,9%, frente al +1,1% a nivel nacional. Es decir, que mientras el sector servicios ha tenido un incremento en España, en Extremadura ha sucedido lo contrario.

No hay que despreciar la relevancia de este dato. Aunque se repita machaconamente que es una región eminentemente agrícola, lo cierto es que la participación del sector servicios en la economía de esta Comunidad representó en 2012 (según los datos del Consejo Económico y Social) un 67,99% de la economía regional (40% si excluimos los servicios públicos), frente al 6,71% que representó la agricultura. Por ello la evolución negativa de su cifra de negocios es tan importante para el conjunto.

En cuanto a la producción industrial, también según el INE, mientras a nivel nacional experimentó un incremento del 3,5%, a nivel regional volvió a reducirse en un 0,5%. No sólo este sector tiene menos peso sobre el conjunto de la economía que lo que sucede a nivel del país, sino que encima va hacia atrás.

Respecto a la construcción, sólo hay que ver el dato de variación anual de compraventa de viviendas de España (-3,6%) y compararlo con el que presenta Extremadura (-48,8%). De la obra pública es innecesario hablar porque todo el mundo sabe cómo está.

No nos falta de nada, ni siquiera la deflación, porque los precios al final del año habían caído respecto al año anterior, según la Fundación de las Cajas de Ahorro, un 0,1%

El consumo minorista cayó en Extremadura un 4,3% (3,9% a nivel nacional). Algo habrá tenido que ver el incremento del desempleo.

¿Altas tasas de desempleo? 32,1% de paro según la EPA, frente al 25,93% a nivel nacional. Y la población activa cayendo un 2,77% (1,17% en el conjunto de España).

¿Restricción del crédito? ¿Quiebras? No creo que haga falta ilustrarlo con datos.

Y no nos falta de nada, ni siquiera la deflación, porque los precios al final del año habían caído respecto al año anterior, según FUNCAS (Fundación de las Cajas de Ahorro) un 0,1%.

Vamos, que si el médico de turno no ve aquí una depresión, o se tiene que cambiar de gafas o es que no quiere verla.

Moción de censura

El líder socialista extremeño, Fernández Vara, es hombre poco dado al aventurismo. Quienes le escuchamos su intervención en el Debate del Estado de la Región del miércoles pasado percibimos que su ofrecimiento para consensuar con el presidente Monago una serie de medidas de emergencia regional era absolutamente sincero, generoso y desprendido. Hubiera bastado con una respuesta más responsable y receptora del Presidente de la Junta para que la moción de censura no hubiera ocupado lugar en dicho debate.

Vara, que en la legislatura pasada hizo un líder al hasta entonces desconocido presidente del PP extremeño a base de acuerdos y pactos con él, no ha olvidado su vocación y volvió a intentar el acuerdo. No fue posible el consenso y por eso se ha llegado al disenso en forma de moción de censura.

De nuevo, los parlamentarios extremeños tienen ante sus escaños una nueva ocasión de decidir o seguir con la depresión o administrar a la región un tratamiento de caballo. Y ese ejercicio, ni es dañino para la región ni para la democracia. Lo que daña es perder una legislatura.

Una cosa es lo que se cree y otra la realidad. Seguramente el presidente Monago no podía ni imaginar que la legislatura que se inició en 2011 en Extremadura le iba a resultar tan fácil y tan cómoda. Ninguno de los dos grandes partidos, PSOE y PP, obtuvieron mayoría absoluta en las elecciones autonómicas de ese año. Ganó el PP pero se quedó a un escaño de obtener esa mayoría que le hubiera permitido haber gobernado en solitario. PSOE e IU tenía más escaños que el PP pero, finalmente, no se impuso la lógica aritmética aunque sí la lógica de las mayorías: gobernó el partido más votado, sin mayoría absoluta.

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