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Santa Bárbara, el PP y el Ibex 35
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Juan Carlos Rodríguez Ibarra

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Santa Bárbara, el PP y el Ibex 35

Quienes se acuerdan de santa Bárbara cuando truena son los mismos que no han movido un dedo para impedir que la porquería se esparciera por la parcela socialista

Foto: El portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Rafael Hernando. (Efe)
El portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Rafael Hernando. (Efe)

El pasado miércoles, 4 de febrero, el CIS publicó el último sondeo de opinión pública. Sobre la proyección del voto en el supuesto de que ahora se celebraran elecciones generales, ya se sabe el resultado: 1º, PP; 2º, Podemos; 3º, PSOE. En intención directa de voto: 1º, Podemos; 2º, PP; 3º, PSOE. Son múltiples las valoraciones que se han hecho por las distintas fuerzas políticas y, al igual que ocurre el día de las votaciones, todos han tendido a arrimar el ascua a su sardina y a procurar que el ciudadano perciba algún detalle que, por tan rebuscado, le pasó desapercibido.

De entre todas las declaraciones, me quedo con las que hizo el portavoz parlamentario del PP, el inefable Rafael Hernando, el mismo día en que se hicieron públicos los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas: “El PSOE no es el primer referente de la izquierda y eso me preocupa”. Me acordé de lo que dicen que dijo la sultana Aixa a su hijo Boabdil el Chico, cuando al salir de Granada camino de su exilio en las Alpujarras, volvió la cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró. “Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre” -le dijo su madre-. Ahora, cuando las papas se queman, se da cuenta el PP de que hay que retirarlas del fuego para evitar que se achicharren. Hasta este momento el PP, víctima de sus fracasos electorales -con la excepción de los ocho años de Aznar-, ha estado echando gasolina al fuego tratando de fundir a su enemigo, el PSOE. Ni siquiera cuando ganó las elecciones el pasado 20 de noviembre de 2011 por una inmensa mayoría, cesó en su intento de abrasar a los socialistas.

El PSOE ya pagó cuando tuvo que hacerlo por una financiación irregular o por un reconocimiento tardío de una crisis que se empeñó en ignorar en la etapa del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Nadie, en esas circunstancias, trató de extender la responsabilidad sobre el otro gran partido de centro derecha, que estaba allí, como alternativa para que el país siguiera marchando. Cuando Rajoy asumió el gobierno, los populares y sus palmeros hicieron todo lo posible por extender las responsabilidades de la financiación irregular del PP y de la mala marcha económica de España sobre toda la clase política en general y sobre el PSOE en particular. Se trataba de que tuviera éxito el famoso “…y tú más”, para que el votante popular no tuviera dudas a la hora de elegir: Si todos son corruptos; si ningún político vale dos higas, para qué votar al corrupto o al inepto de enfrente; ¡vota a tu corrupto! Y así, se da la paradoja de que al PSOE se le castiga por lo que hizo cuando gobernó en la anterior legislatura y por lo que hace el gobierno y el PP en la actual.

Resulta francamente enternecedor leer cosas como esta en la prensa nacional: “Una gran coalición no parece posible, pero con que el PSOE asegure estabilidad al Gobierno en temas clave, bastaría”, afirma un VIP del Ibex 35. O esta otra: “Si Rajoy vuelve a ganar y recibe el apoyo del PSOE a partir de 2016, España se sale; le esperan años espectaculares de crecimiento y empleo”, resume uno de los miembros del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC). O esta otra de otro destacado miembro del Ibex: “Si ganara Podemos o sale un parlamento ingobernable, volveríamos a la crisis”.

Ya se sabe que el descaro no tiene ni edad, ni límites, ni fronteras. Quienes se acuerdan de santa Bárbara cuando truena son los mismos que no han movido un dedo desde los sectores que dominan -incluidos algunos mediáticos- para impedir que la porquería que prometía enterrar al PP se esparciera por todo el mapa político y, especialmente, por la parcela socialista. El PP ha hecho todo lo posible por arrastrar al vacío al PSOE, hasta conseguir que el país se pudiera quedar huérfano de la clásica alternancia centro-izquierda o centro-derecha. Y ahora, cuando el agujero que según los sondeos están dejando los socialistas comienza a llenarse con otras alternativas menos seguras para la estabilidad y el progreso de España, el PP y los del Ibex 35 piden que el PSOE arrime el hombro para evitar que se haga gigante lo que ellos ayudaron a nacer. Por si quedaba alguna duda, el jueves pasado un periódico titulaba: “Rajoy buscará que la gran coalición PP-PSOE debute en Andalucía”. Si no es una broma, entonces, estaríamos ante un intento de ensayo general.

El pasado miércoles, 4 de febrero, el CIS publicó el último sondeo de opinión pública. Sobre la proyección del voto en el supuesto de que ahora se celebraran elecciones generales, ya se sabe el resultado: 1º, PP; 2º, Podemos; 3º, PSOE. En intención directa de voto: 1º, Podemos; 2º, PP; 3º, PSOE. Son múltiples las valoraciones que se han hecho por las distintas fuerzas políticas y, al igual que ocurre el día de las votaciones, todos han tendido a arrimar el ascua a su sardina y a procurar que el ciudadano perciba algún detalle que, por tan rebuscado, le pasó desapercibido.

Ibex 35 Rafael Hernando Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)