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Standard & Poor’s no tiene la culpa… pero Mafo sí
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Pilar García de la Granja

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Pilar García de la Granja

Standard & Poor’s no tiene la culpa… pero Mafo sí

Existe la idea de que en el mundo hay tres agencias de rating, y, además, de que las tres son estadounidenses. Pues bien, para empezar conviene

Existe la idea de que en el mundo hay tres agencias de rating, y, además, de que las tres son estadounidenses. Pues bien, para empezar conviene saber que hay centenares de agencias de rating -es decir, calificadoras de riesgo- y que de las tres más grandes e importantes, solo una es cien por cien americana: S&P. Las otras dos son Moody’s, donde los británicos tienen mucho que decir, y Fitch, cuyo principal accionista en francés.

Estas agencias de calificación tienen como negocio fundamental valorar empresas, países y sus deudas para que los inversores se hagan una idea aproximada de cómo son estas empresas, estos países y sus respectivas deudas (bonos tanto privados como públicos). Son las empresas y los países los que piden, de forma voluntaria, que les califiquen. Y son estas agencias, con mayor o menor acierto, las que -se supone de forma independiente- hacen informes sobre su situación, la comparativa con el resto de empresas o estados similares. Luego, elaboran su diagnóstico.

Es importante decir que los diagnósticos de estas empresas sirven a millones de accionistas para tomar libremente decisiones de inversión. Los millones de accionistas -compradores de títulos- deciden si adquieren o no una acción o un bono, en base a estos informes o a otros centenares que hay en el mercado. Por ejemplo, todos los bancos tienen su departamento de análisis. Si usted va a su caja de ahorros o a su banco, para comprar una acción o un bono, le pueden hacer partícipe de la opinión de los economistas del banco o caja sobre ese activo. Eso es una agencia de calificación.

Una vez aclarados los conceptos, entremos a lo mollar. Dos de las más grandes, S&P y Fitch, han rebajado la calificación crediticia de algunos de los principales bancos españoles. Pues bien, la vicepresidencia económica del gobierno, Elena Salgado, es responsable de esta rebaja al permitir unas cuentas públicas inexactas que han provocado que estas agencias bajen el rating a España y que, por lo tanto, las empresas con sede en España también vean rebajada su valoración.

Otro de los responsables es el Banco de España y su gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Mafo inició tarde la reestructuración del sector bancario, y la ha mal cerrado. El miércoles pasado, cuando arremetía sin pudor contra los directivos de la CAM, decía que la reestructuración estaba finiquitada. Dos días después, el Popular anunciaba que absorbía el Pastor en una operación tutelada por el BdE. Y las que veremos en las próximas semanas.

Una última frivolidad

También ha tenido un papel importante en todo ello la última frivolidad del gobierno de unir los fondos de garantías de depósitos para hacer frente a la recapitalización de las cajas que lo necesitan, bajo el argumento de que el contribuyente no pone un duro. Sorprendentes declaraciones, sobre todo teniendo en cuenta que el Fondo de Garantía de Depósitos está hecho a medias entre la banca y el BdE, cuyo dinero viene de los Presupuestos, es decir del contribuyente. Lo mismo se puede decir de los bancos, donde es evidente que los depositantes tienen algo que decir. Total, el contribuyente una y otra vez. 

Cuando las agencias de rating corroboran la debilidad del sistema financiero español es porque el crecimiento de la economía es mínimo, el consumo está estancado, las empresas no venden, el crecimiento del desempleo se mantiene, el coste del sistema de bienestar supera a los ingresos públicos para pagarlos, no hay mercado inmobiliario -y los bancos lo sufren en balance-, en fin, que lo más previsible que podría pasarle a los bancos y al Reino de España con este panorama era, como así ha sido, que nos bajaran la calificación crediticia. No culpemos a las agencias de calificación. Los responsables son otros.

Existe la idea de que en el mundo hay tres agencias de rating, y, además, de que las tres son estadounidenses. Pues bien, para empezar conviene saber que hay centenares de agencias de rating -es decir, calificadoras de riesgo- y que de las tres más grandes e importantes, solo una es cien por cien americana: S&P. Las otras dos son Moody’s, donde los británicos tienen mucho que decir, y Fitch, cuyo principal accionista en francés.