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El PSOE se desangra
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Gonzalo López Alba

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El PSOE se desangra

  El PSOE se desangra por dos boquetes que están estrechamente conectados: el debate territorial, que viene de

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El PSOE se desangra por dos boquetes que están estrechamente conectados: el debate territorial, que viene de lejos, y las dudas sobre el liderazgo, acentuadas tras el hundimiento de las últimas elecciones. En un clima de máxima tensión interna,José Antonio Griñán aparece como la pieza clave para decantar ambos dilemas. Pero el intento del doble presidente, de Andalucía y del PSOE, de imponer el rumbo choca con el rechazo de otros ‘barones’, dispuestos a cerrar filas con Alfredo Pérez Rubalcaba para “pararle los pies”.

Rubalcaba exigirá hoy a Griñán que ponga las cartas boca arriba y aclare ante la Ejecutiva cuál es la pretensión última de que lo que el secretario general considera “una operación de desgaste” contra él, pero “sin objetivos claros”, porque, según fuentes de su entorno, “así es muy difícil trabajar”. Aunque hay práctica unanimidad en que convocar un congreso extraordinario a los nueve meses de haber elegido una nueva dirección sería “un disparate”, Rubalcaba se guarda la potestad de activar el botón nuclear. “Todo dependerá de cuál sea el planteamiento que haga Griñán”, se advierte desde su entorno.

El presidente del PSOE ha irritado al secretario general al dejar en el aire, el viernes en la cadena Ser, la posibilidad de aspirar al liderazgo nacional.Descartado, como parece, el congreso extraordinario, previsiblemente el pulso se desplazará a una hipotética recomposición de la Ejecutiva y, sobre todo, al momento para celebrar las primarias en las que debe elegirse al candidato electoral: Rubalcaba quería hacerlas después de las europeas de 2014, pero la presión es creciente para que, como anticipó El Confidencial, se celebren en 2013.

Pero el choque ya no es sólo entre Rubalcaba y Griñán. El presidente andaluz también ha provocado hondo malestar en otros ‘barones’, decididos a impedir que Andalucía imponga su criterio sobre el modelo territorial. El PSOE andaluz es la federación más importante, y tiene el gobierno autonómico de más peso, pero desde otras federaciones se asegura que Griñán “está en minoría entre los secretarios generales” y se le recuerda que en las elecciones andaluzas se perdieron nueve puntos, aproximadamente los mismos votos que en Galicia, Euskadi y Asturias. La crispación es tan alta que incluso se abordó la posibilidad de convocar una ‘cumbre’ durante el fin de semana, previa a la Ejecutiva. No se celebró, pero los teléfonos no han parado.

El debate territorial

El desasosiego interno pivota en gran medida sobre el debate territorial, a partir de una reflexión: “El debate territorial nos mata. La posición que tenemos en Cataluña se queda corta y en el resto de España, se pasa de largo”. Pero, al mismo tiempo, se juzga “insoslayable” abordarlo abiertamente en un contexto de radicalización y avance electoral de los nacionalismos, que corre parejo con el desdibujamiento del PSOE como un partido con proyecto nacional. Los resultados en Galicia y País Vasco indican un fuerte avance de los nacionalistas, que han crecido en más de 300.000 votos, mientras que el retroceso de los partidos de ámbito estatal se acerca al doble. No sólo el PSOE, sino también el PP. De los casi 500.000 votos que han perdido las dos grandes fuerzas, más de 150.000 corresponden al PP.

El presidente andaluz, que ha creado su propio equipo para rediseñar el Estado autonómico, choca con otros ‘barones’

A la antedicha reflexión, compartida ampliamente dentro del PSOE, se añade otra que conecta directamente con el cuestionamiento del liderazgo de Rubalcaba tras el hundimiento en Galicia y País Vasco: “Están muy bien las palabras, hablar de federalismo y decir que tenemos que volver a conectar con la sociedad civil. Pero: ¿en qué se traduce eso?, ¿cómo se concreta?”.

Los movimientos de Griñán están directamente relacionados con la pérdida de peso de Andalucía, en el ámbito político y también en el económico. En su análisis de los resultados en Galicia y Euskadi, conectado con la deriva soberanista en Cataluña, destaca la percepción de “un riesgo de país” ante el que, ateniéndose al papel desempeñado hasta ahora, los socialistas deberían jugar un papel de “argamasa” que no están desempeñando. Comparte, en este sentido, la síntesis hecha por José Bono: “El PSOE ha desdibujado tanto su mensaje y su imagen de partido nacional que sonroja. En Cataluña y Galicia hemos gobernado con independentistas, en Andalucía con comunistas y en el País Vasco con la derecha. En ese puchero hay alimentos incompatibles. El guiso no puede ser apetitoso”.

Griñán reivindica que Andalucía representa el 18% del PIB nacional, pero su relevancia económica va camino de la irrelevancia a causa de un “capitalismo cortesano” que asienta sus reales en Madrid, Cataluña y País Vasco y que crece en paralelo a la pretensión de reconducir el Estado de las Autonomías a una confederación de Cataluña, Euskadi y Galicia con el resto de España, lo que de prosperar llevaría a Andalucía también a la irrelevancia política. Y su entorno sostiene que no ha encontrado suficiente respaldo de Rubalcaba para atajar esos riesgos, con el secretario de Política Autonómica, Antonio Hernando, desaparecido en combate.

Así las cosas, el presidente andaluz ha puesto en marcha su propio grupo de trabajo para diseñar una reforma del modelo autonómico “que pueda ser aceptado por todos”, y “todos” incluye tanto a los territorios como a las fuerzas políticas, también a sus socios de Izquierda Unida. Este grupo está básicamente compuesto por catedráticos, como Javier Pérez Royo, pero en él se ha integrado a Manuel Chaves, expresidente andaluz y exvicepresidente de Política Territorial.

Esta iniciativa provoca el recelo de otros dirigentes territoriales, que observan en la estrategia de Griñán la pretensión de imponer un modelo en el que Andalucía sea “espejo” de Cataluña (o viceversa), cuando ellos ven la solución a la crisis territorial en un modelo de “dos velocidades”, en el que, para evitar el riesgo de que Cataluña se convierta en un nuevo Ulster, con dos comunidades socio-políticas, se le reconozca “una singularidad que no se traduzca en privilegios”. Y aún hay otros que quieren mantener a toda costa el modelo vigente.

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El PSOE se desangra por dos boquetes que están estrechamente conectados: el debate territorial, que viene de lejos, y las dudas sobre el liderazgo, acentuadas tras el hundimiento de las últimas elecciones. En un clima de máxima tensión interna,José Antonio Griñán aparece como la pieza clave para decantar ambos dilemas. Pero el intento del doble presidente, de Andalucía y del PSOE, de imponer el rumbo choca con el rechazo de otros ‘barones’, dispuestos a cerrar filas con Alfredo Pérez Rubalcaba para “pararle los pies”.