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El PSOE saca en procesión a Zapatero, pero de perfil
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Gonzalo López Alba

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El PSOE saca en procesión a Zapatero, pero de perfil

Si el PP esconde a Aznar por temor a que reprenda a Rajoy, el PSOE saca en procesión a sus santos, de González a Zapatero, pero al último sólo de perfil

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Si el PP esconde a su patrón, José María Aznar, por temor a que le dé por reprender en público al Gobierno de Mariano Rajoy, el PSOE saca en procesión a todos sus santos, de Felipe González a José Luis Rodríguez Zapatero, pero al último expresidente sólo de perfil, no sea que la vista completa atice el recuerdo de su lado más impopular, el del comienzo del austericidio en 2010, paternidad que coloca a los socialistas en una suerte de posición esquizofrénica al defender ahora, desde la oposición y ante las elecciones europeas, la necesidad de poner fin a esa estrategia contra la crisis.

Los socialistas llevan meses intentado generar, con el soporte de las encuestas publicadas, la expectativa de que el 25 de mayo lograrán invertir la tendencia electoral favorable a la derecha que comenzó en los comicios municipales y autonómicos de 2011, pero ahora que el PP ya tiene candidato y se apresta a entrar de lleno en la precampaña -la campaña no comienza hasta el 9 de mayo-, ha comenzado a cundir entre ellos el escepticismo. Ni termina de despegar su campaña, ni de movilizarse su militancia.

En círculos del poder socialista se argumenta que su electorado “no acaba de creer que estas elecciones son importantes”, pero el PSOE arrastra además un problema de credibilidad acentuado por el amancebamiento de los socialdemócratas alemanes con Ángela Merkel y la rendición del gobierno francés de François Hollande y Manuel Valls. Si la socialdemocracia en la oposición reclama poner fin al austericidio para aplicar las medidas que conducen a él cuando gobierna, la pregunta que se hacen muchos ciudadanos –clave en su desafección hacia la política– es: "¿Qué más dan unos que otros?".

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A esta esquizofrenia entre el discurso y la gestión se añade una cierta incapacidad de la izquierda para salir del discurso de la resistencia, el que se consume en un borroso “no es verdad” frente al nítido y eficaz mantra del PP que identifica socialismo con “paro, despilfarro y corrupción”.

Así las cosas, el PSOE sacó este sábado en procesión a Zapatero, como patrón de la igualdad y los derechos sociales e individuales, materia a propósito de la que está trabajando en un segundo libro. En la política, como en la religión, mientras que unos santos son omnicompetentes, como Aznar o González, otros gozan sólo de atributos temáticos, y en esta categoría es en la que el PSOE ha encasillado a Zapatero. “Esta sociedad no acepta una marcha atrás en derechos y libertades. Es una carga pesada de la herencia”, afirmó el expresidente, reivindicando como parte de su legado el rechazo social a los recortes.

Malestar entre los ‘zapateristas’

Lo dijo en un acto difícil de catalogar por los antecedentes que arrastra. Después de la queja del exministro Juan Fernando López Aguilar ante el Comité Federal porque la dirección no hubiera previsto ningún acto conmemorativo del décimo aniversario del triunfo de 2004, la dirección alegó que no se hacía entonces para evitar la coincidencia con el aniversario del trágico 11-M y remitió a un acto en un momento posterior. Ese momento y ese acto se produjeron este sábado, pero si se trataba de un homenaje, fue de medio pelo, y si de un acto electoral, tuvo escasa concurrencia.

Poco más de 400 personas, en su mayoría mujeres, y sólo dos exministros: López Aguilar, que acudió como miembro de la candidatura europea, y Jesús Caldera, que lo hizo por iniciativa propia, a pesar de que fue de sus carteras ministeriales de las que salieron las reformas y medidas que se reivindicaron. A ninguno de los dos se le dio la palabra porque todos los que hablaron, a excepción de Zapatero, fueron mujeres, como la ex secretaria de Estado de Empleo, Mari Luz Rodríguez, o la secretaria de Igualdad de UGT, Almudena Fontecha.

También estuvo, como testigo mudo, Alfredo Pérez Rubalcaba, pero en su condición de secretario general del PSOE, no de exvicepresidente del Gobierno. Fuentes oficiales argumentaron la ausencia de notables en que no se hizo una convocatoria específica de exministros y ex altos cargos, sino de “carácter general”. A esa “convocatoria general” sí acudieron dos de los cuatro precandidatos para las primarias presidenciales, Eduardo Madina y Pedro Sánchez, lo que, aunque fugazmente, sirvió para recordar que los socialistas siguen velando armas para la renovación de su liderazgo, prevista para noviembre.

No pasó desapercibido el detalle de que Madina, a quien Elena Valenciano ha elegido de acompañante para su mitin de cierre de campaña en Madrid, según informa Infolibre, hiciera el paseíllo de salida con Zapatero, Rubalcaba y la candidata, una foto que bien podría componer la imagen del pasado, el presente y el futuro del PSOE. Madina también participó en el posado final. No así el otro precandidato presente, Sánchez, que salió del acto sin tan siquiera conocer su agenda de actos".

“El momento social de Europa”

La candidata socialista reclama una Comisión Europea paritaria y una política transnacional contra la violencia de género

Con la secretaria de Igualdad, Purificación Causapié, como maestra de ceremonias, el acto fue en su puesta en escena el remedo de una entrevista en un plató de televisión, y en su contenido, una reivindicación del perfil más claro e incuestionable de la gestión de Zapatero, el que se plasmó en las leyes de igualdad, lucha contra la violencia de género, dependencia, matrimonio entre personas del mismo sexo o mejora de las pensiones mínimas. De lo único que dijo arrepentirse fue de “no haber subido algo más” el salario mínimo, factor determinante para establecer la cuantía de las pensiones mínimas, las que cobran más del 60% de las mujeres españolas.

En el contexto de la crisis y de las elecciones europeas,  Zapatero abogó por un proceso reconstituyente del Parlamento Europeo, para que deje de ser “la tercera Cámara” y asuma la primacía frente al Consejo y la Comisión. Y proclamó que ha llegado la hora de “construir el momento social de Europa”. Valenciano, por su parte, anunció que defenderá una composición paritaria del colegio de comisarios y que la lucha contra la violencia de género y por la seguridad de las mujeres se convierta en una política transnacional.

Pero, para que eso sea posible, según subrayó la vicesecretaria general del PSOE, es imprescindible “parar al PP el 25 de mayo”. Y para conseguir esto resulta decisivo el voto de las mujeres, que, a pesar de ser la mayoría, se ven relegadas por la derecha a una condición de “ciudadanía menor” con reformas como la restricción del aborto –palabras de Zapatero–. “Está en juego la libertad de las mujeres”, las arengó Valenciano.

Si el PP esconde a su patrón, José María Aznar, por temor a que le dé por reprender en público al Gobierno de Mariano Rajoy, el PSOE saca en procesión a todos sus santos, de Felipe González a José Luis Rodríguez Zapatero, pero al último expresidente sólo de perfil, no sea que la vista completa atice el recuerdo de su lado más impopular, el del comienzo del austericidio en 2010, paternidad que coloca a los socialistas en una suerte de posición esquizofrénica al defender ahora, desde la oposición y ante las elecciones europeas, la necesidad de poner fin a esa estrategia contra la crisis.

Elena Valenciano Mariano Rajoy