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Los susanistas se conjuran para abortar 'terceras vías' en el PSOE
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Gonzalo López Alba

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Los susanistas se conjuran para abortar 'terceras vías' en el PSOE

A Susana Díaz le inquieta una posible alternativa porque aglutina más el rechazo a Pedro Sánchez, que fía sus opciones al malestar de las bases, que el apoyo a su propia candidatura

Foto: La presidenta de la Junta y líder del PSOE andaluz, Susana Díaz, el pasado 13 de diciembre en un desayuno informativo en Sevilla. (EFE)
La presidenta de la Junta y líder del PSOE andaluz, Susana Díaz, el pasado 13 de diciembre en un desayuno informativo en Sevilla. (EFE)

El malestar entre la militancia del PSOE por el ‘golpe de los coroneles’ que derribó a Pedro Sánchez continúa vivo y no hay territorio en el que no haya contestación a los órganos de dirección, tanta que abundan los barones que no se atreven a acudir a las reuniones de las agrupaciones locales por temor a la ira de las bases, en las que el ex secretario general inoculó el mantra del “no es no” como si estas tres palabras bastaran para construir un proyecto político, cuando lo que evocan es la idiosincrasia patria que lleva a dar un ojo propio con tal de que el enemigo se quede ciego.

Ni siquiera Andalucía, por más que Susana Díaz se ufane de haber reconstruido la unidad interna tras la etapa de enfrentamientos protagonizados por los seguidores de José Antonio Griñán y los de su predecesor, Manuel Chaves, es tan monolítica y compacta como puede parecer. Hasta los más acérrimos susanistas reconocen que un candidato alternativo para la secretaría general del PSOE podría recoger hasta el 30% de los votos en su federación, la más importante y numerosa.

Sánchez y la desazón de las bases

La desazón de las bases es el campo abonado para que Sánchez intente la reconquista de Ferraz. A pesar de sus incoherencias y de que el tiempo —maldita palabra— juega en su contra, no son pocos los que opinan que “no hay que dar todavía por muerto a Pedro”. Prueba de que el sanchismo sigue vivo y coleando es la proliferación de plataformas críticas, que ya van por la treintena, aunque, como ha ocurrido en la reunión celebrada en Sevilla, la estrella sea alguien que ni siquiera pertenece al PSOE, como la diputada Zaida Cantera, fichaje personal del ex secretario general.

Después de haber tocado la cima con 44 años y sin otra vida que la vinculada al partido, Sánchez es un fiel retrato de lo que tan bien describió el canadiense Michael Ignatieff tras vivir la experiencia en carne propia. La política es ‘fuego y cenizas’, como se titula el libro que publicó después de liderar durante cuatro años el Partido Liberal (Taurus, 2014): “Una vez escalada la cima, aquello se había convertido en una lucha por la supervivencia”. Solo le queda intentar subir de nuevo o asumir que su horizonte es seguir cayendo por la ladera de la montaña hasta el olvido.

Foto: Pedro Sánchez, el pasado 26 de noviembre en Xirivella, Valencia, en la apertura de su gira con militantes. (EFE)

“Él todavía no lo sabe, pero todo lo que está haciendo es para volver a ser candidato”, ironiza un veterano del partido al analizar su comportamiento. El ex secretario general no ha despejado la incógnita, pero se está apoyando en los críticos de las diversas federaciones, una amalgama variopinta —en la que ahora confluyen precisamente muchos de los que no le dieron su apoyo cuando fue elegido— sobre la que resulta difícil construir una mayoría. Pero, por si acaso, de modo ‘preventivo’ ya se avisa de que un triunfo de Sánchez en las primarias “podría llevar a la ruptura del partido”.

Susana Díaz o el abismo

Si Sánchez “todavía no lo sabe”, Susana Díaz sí sabe que todo lo que está haciendo es para llegar a la cumbre de la cima. La presidenta andaluza, apuesta del nuevo sector oficial y del ‘establishment’, está dando todos los pasos para postularse cuando se convoquen las primarias. Pero esto no quiere decir que tenga cerrada la decisión de cruzar Despeñaperros, lo que aterra a un sector del partido andaluz por aquello de tener que desvestir un santo para vestir otro al no tener un relevo claro en su comunidad. Si, cuando llegue el momento, aprecia más obstáculos e inconvenientes que facilidades y ventajas, volverá a resguardarse a la espera de mejor momento, consciente de que, en todo caso, nada puede hacerse en el PSOE sin contar con el PSOE de Andalucía.

José María Barreda se convierte en el primer apóstol de Patxi López, que utiliza a Rodolfo Ares de emisario para pulsar sus opciones

El discurso oficial es que, se presente quien se presente, “Susana arrasa” y no hay mejor opción para el PSOE, incluso “ninguna”. Uno tras otro, todos los posibles rivales van siendo descartados en el ‘casting’ previo que las élites del PSOE están haciendo tras las bambalinas: Javier Fernández podría serlo, pero es más que dudoso que quisiera y, a punto de cumplir 69 años, su elección podría percibirse como un encargo transitorio para apurar el cáliz; Guillermo Fernández Vara está excesivamente marcado por el extremeñismo heredado de Juan Carlos Rodríguez Ibarra y sus enfrentamientos con el PSC; Emiliano García-Page, “todavía está verde”, y a los demás líderes territoriales ni se les considera. Si se mira entre los alcaldes, solo aparece el exministro Abel Caballero, que gobierna Vigo con mayoría absoluta, pero en su momento fracasó con estrépito cuando intentó conquistar la Xunta de Galicia. Y en el grupo parlamentario solo descuella Ignacio Urquizu, diputado por Teruel, que el miércoles debutó en una sesión de control al Gobierno como portavoz en el área de Universidades con elogios a su “solvencia, aplomo y empaque”, pero “después de lo de Pedro, el partido no puede permitirse más improvisaciones”.


Por el contrario —proseguimos con el discurso oficial—, Díaz atesora más méritos y atributos que nadie: “Gana elecciones, ha resistido al empuje de Podemos, dirige la federación más potente y tiene complicidades mediáticas” [Cuando dicen esto último están pensando en el grupo Prisa, con olvido de los nuevos medios digitales ideológicamente vinculados a la izquierda y de las redes sociales]. Y, añaden sus apóstoles, si la militancia está ahora desmandada es porque los cuadros que deben guiarla se han puesto de perfil hasta saber a qué carta les conviene más jugar, pero cuando llegue el momento volverán a ejercer de pastores. Por lo pronto, el viernes recibió en Jaén la bendición oficial de José Luis Rodríguez Zapatero, que, abanderando la tesis dominante entre las élites de que “la fuerza de ganar la representa Susana Díaz”, la repitió el sábado en Zaragoza.

Urquizu, la única novedad que descuella en el grupo parlamentario, se estrenó en el control al Gobierno con elogios a su "solvencia, aplomo y empaque"

No está tan claro que así sea a tenor de las encuestas publicadas, que no le son propicias, ni siquiera las que se difunden en medios amigos: según el sondeo de MyWord, que dirige la expresidenta del CIS Belén Barreiro, difundido el 29 de noviembre por la cadena Ser —con gran malestar entre los partidarios de la presidenta andaluza—, la persona más adecuada para tomar las riendas del partido sería para el conjunto de los encuestados Sánchez, preferencia especialmente mayoritaria entre los votantes socialistas, con un 35,8%, seguido por Patxi López, con la mitad de ese porcentaje, y muy cerca, pero en tercera posición, Susana Díaz, que es la favorita para los votantes del PP y Ciudadanos, aunque en este caso en empate total con el exlendakari.

Abortar ‘terceras vías’

A pesar del discurso oficialista, que podría resumirse en "Díaz o el abismo", a sus partidarios les inquieta sobremanera la posibilidad de que cuaje una tercera vía integradora porque saben que el rechazo a Sánchez aglutina más que el apoyo a la presidenta andaluza, quien además tiene el patio revuelto con los sectores sanitario y educativo en pie de guerra. Por eso, sus pretorianos trabajan sin desmayo para neutralizar, cortocircuitar o impedir cualquier posible alternativa, se llame Patxi López, Ignacio Urquizu o cualquier otro que pueda emerger.

Foto: Pedro Sánchez y Patxi López, el pasado 26 de octubre en el Congreso, antes de que el ex secretario general renunciara a su escaño. (EFE)

La opción del exlendakari es del agrado de algunos desencantados con Sánchez, pero también provoca el rechazo de los más fieles al ex secretario general, quienes opinan que no solo quiere ‘okupar’ el espacio político del “no es no”, sino que, además, “Pedro le haga la campaña”, a pesar de que entre ambos “no hay transferencia de capital”. López, que utiliza a Rodolfo Ares de emisario para sondear posibles apoyos, ha encontrado a su primer apóstol en José María Barreda, expresidente de Castilla-La Mancha, que el viernes abogó públicamente por aquello que el exlendakari pretende: trasplantar al PSOE el modelo del PNV, haciendo incompatible la secretaría general —a la que él aspiraría— de la candidatura electoral, que se dirimiría más adelante.

Y el sábado en Zaragoza, quizá pensando en que Díaz pudiera echarse atrás en el último momento o tal vez en la historia de su propio ascenso al liderazgo del partido en 2000, sin desdecirse de su apoyo explícito y rotundo a la andaluza, Zapatero elogió a Urquizu como alguien “de lo mejor que tiene el partido” y “con mucho futuro”, que es también como decir que todavía no es su hora.

En resumen: aunque casi todos los indicadores conducen a Susana Díaz, todo está abierto y, como nadie está seguro de qué va a pasar, la mayoría intenta nadar y guardar la ropa hasta que se aclare más el panorama porque, como dicen los que tienen formación marxista, no son los líderes los que descubren horizontes nuevos si no los procesos históricos los que encuentran a sus líderes.

El malestar entre la militancia del PSOE por el ‘golpe de los coroneles’ que derribó a Pedro Sánchez continúa vivo y no hay territorio en el que no haya contestación a los órganos de dirección, tanta que abundan los barones que no se atreven a acudir a las reuniones de las agrupaciones locales por temor a la ira de las bases, en las que el ex secretario general inoculó el mantra del “no es no” como si estas tres palabras bastaran para construir un proyecto político, cuando lo que evocan es la idiosincrasia patria que lleva a dar un ojo propio con tal de que el enemigo se quede ciego.

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