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El afán de Díaz por controlar la travesía del PSOE ralentiza el debate de ideas
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Gonzalo López Alba

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El afán de Díaz por controlar la travesía del PSOE ralentiza el debate de ideas

La acumulación de responsabilidades de su hombre de confianza en la gestora, Mario Jiménez, resta dinamismo e intensidad a la renovación del proyecto socialista

Foto: Susana Díaz durante su intervención en un acto del PSOE. (EFE)
Susana Díaz durante su intervención en un acto del PSOE. (EFE)

Junto a la pacificación interna, la “refundación ideológica” del PSOE con un nítido proyecto de país para la España del siglo XXI que vuelva a conectar con las aspiraciones mayoritarias de la sociedad es la tarea prioritaria que tienen por delante los socialistas desde que se puso abruptamente fin al mandato de Pedro Sánchez. Sin embargo, lo que sigue consumiendo ríos de tinta desde entonces son los movimientos, en la penumbra o a plena luz del día, de los sectores enfrentados por el usufructo del solar de la madrileña calle Ferraz. Los dos grandes aciertos de la gestora que encabeza Javier Fernández han sido, hasta ahora, la estrategia de pactos parlamentarios con contrapartidas del Gobierno para los sectores que le son electoralmente más sensibles y el enfriamiento de la crisis con el PSC, a la que está aplicando la terapia del tiempo.

Los encargados de pergeñar la “refundación ideológica” del PSOE solo se han reunido en tres ocasiones desde su nombramiento

Pero, desde que la gestora tomó las riendas del PSOE, el debate de las ideas brilla por su ausencia. Si lo hay, no trasciende; y eso, en el mundo actual, equivale a que no existe. A mediados de noviembre se seleccionó el núcleo principal de los que deben sentar sus bases, entre los que figuran Eduardo Madina, Ignacio Urquizu, José Andrés Torres Mora, Rosa Conde, Matilde Fernández o Ramón Jáuregui. Desde entonces, se han reunido en tres ocasiones y no han avanzado gran cosa.

La ralentización de una de las tareas prioritarias para el proceso que culminará en un congreso a celebrar antes del verano se achaca en gran medida a la sobrecarga de trabajo que arrastra Mario Jiménez, el hombre de confianza de Susana Díaz en la gestora del PSOE. Jiménez, además de ser el portavoz socialista en el Parlamento de Andalucía, es portavoz y responsable de organización de la gestora, tareas más que suficientes para una persona en unas circunstancias en las que la crisis de convivencia interna requiere de mucha pedagogía pública y dedicación privada para recomponer la cohesión del partido. Para ayudarle en Organización, cuenta con el apoyo de la gallega Laura Seara, que en su día impulsó la candidatura de Madina, y las tareas de portavoz se las reparte con Fernández.

Pero Jiménez acumula también entre sus funciones la coordinación de la ponencia política porque Díaz no quiso que se designara coordinador a otra persona para que no volviera a suceder lo que ocurrió con Pedro Sánchez, que se dio a conocer como coordinador de la conferencia política convocada por Alfredo Pérez Rubalcaba en 2013.

Tres ejes para la renovación

Los resultados de esta conferencia son el punto de partida para una renovación que, insoslayablemente, debe abordar tres grandes asuntos:

1. Qué significa ser socialista en el siglo XXI y cuál es el papel de la socialdemocracia para humanizar un mundo globalizado y de estancamiento en el que el crecimiento económico ya no es sinónimo de creación de empleo ni el empleo, de vida digna, y en el que los mecanismos tradicionales de redistribución se han demostrado insuficientes para evitar que parte de la población se quede en la cuneta.

2. La articulación territorial de España, que no solo es un problema político y de convivencia social sino también un lastre para el relanzamiento económico del país y su proyección internacional, porque España sin Cataluña cojea.

3. El modelo de partido, que ha de superar estructuras de funcionamiento anquilosadas y encontrar un equilibrio complementario en vez de competitivo entre la legitimidad del voto directo de las bases y la del voto representativo de sus cuadros dirigentes.

Javier Fernández se inclina por que el documento se apruebe por el Comité Federal para que el nuevo secretario general pueda introducir cambios

Aunque se había considerado la posibilidad de dar a este debate la amplificación de una conferencia política, el presidente de la gestora, según fuentes cercanas, se inclina porque la ponencia política se apruebe por el Comité Federal y, después, tras proceso de enmiendas por las bases, sea definitivamente sancionada por el congreso. De este modo, el nuevo secretario general, que habría sido elegido antes en primarias, podrá hacer cambios o incorporar propuestas que considere esenciales antes de que el documento llegue al cónclave que habrá de refrendar su elección.

Llegados a este punto cabe preguntarse si se pueden separar las ideas de las personas. Un liderazgo sólido va unido a un proyecto político sólido. Una cosa no va separada de la otra. De hecho, una de las debilidades de Pedro Sánchez era esa: el suyo era un proyecto personalista. El PSOE no puede reincidir en este error.

Junto a la pacificación interna, la “refundación ideológica” del PSOE con un nítido proyecto de país para la España del siglo XXI que vuelva a conectar con las aspiraciones mayoritarias de la sociedad es la tarea prioritaria que tienen por delante los socialistas desde que se puso abruptamente fin al mandato de Pedro Sánchez. Sin embargo, lo que sigue consumiendo ríos de tinta desde entonces son los movimientos, en la penumbra o a plena luz del día, de los sectores enfrentados por el usufructo del solar de la madrileña calle Ferraz. Los dos grandes aciertos de la gestora que encabeza Javier Fernández han sido, hasta ahora, la estrategia de pactos parlamentarios con contrapartidas del Gobierno para los sectores que le son electoralmente más sensibles y el enfriamiento de la crisis con el PSC, a la que está aplicando la terapia del tiempo.

Susana Díaz Mario Jiménez PSC Parlamento de Andalucía