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Verdades, mentiras e imprecisiones sobre el consumo de panga
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Verdades, mentiras e imprecisiones sobre el consumo de panga

La polémica del panga afecta a las pescaderías, a la cesta de los consumidores y, sobre todo, a las importaciones y exportaciones de este pescado. ¿Es tan malo el panga?

Foto: Trabajadores preparan el panga en Hau Giang (Vietnam).
Trabajadores preparan el panga en Hau Giang (Vietnam).

Blanco, sin apenas sabor, congelado y barato. Al menos, mucho más barato que otras especies como la merluza o el bacalao. La elevada presencia del panga en las pescaderías y su bajo precio ha sustituido a otros productos en la cesta de los consumidores. Su parecido con el resto de especies le ha permitido pasar desapercibido y ser vendido como si fuese otro pescado.

El comercio fraudulento, el impacto medioambiental de su producción Y la presencia de sustancias contaminantes en el producto son algunas de las sospechas que han puesto al panga en el punto de mira. Sobre todo después de la emisión de un documental sobre su crianza en Cuatro y de que Carrefour suspendiese su venta por las sospechas sobre su procedencia, venta y salubridad. ¿Sospechas fundadas o infundadas? El 'lobby' del panga argumenta que hay una persecución sobre este tipo de pescado, ¿es así?

En el último estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre filetes de pescado, al analizar el panga se encontraron con restos de pesticidas y trazas de mercurio. Esos residuos estaban dentro de los límites legales. Por ello, no suponen un riesgo inmediato para la salud. En cualquier caso, la recomendación de la OCU es no consumir este tipo de productos en exceso.

En este sentido, el panga que se comercializa en España es seguro. Es decir, se atiene a los niveles de calidad exigidos en los controles europeos. De lo contrario, no se comercializaría. Su aptitud esporádica para el consumo queda reforzada por el estudio 'Perceived versus real toxicological safety of pangasius catfish: a review modifying market perspectives' ('Percepciones frente a amenazas tóxicas reales en el consumo de panga'), de la universidad holandesa de Wageningen, que concluye que "el consumo del panga comercializado en el mercado europeo no implica ningún riesgo para la salud del consumidor".

A tenor de los excesos, se dice que España es uno de los principales consumidores de panga. ¿Es cierto? Sí, junto A Países Bajos y Alemania, España es uno de los países europeos que más panga importan en los últimos años, de acuerdo a un estudio del Centro para la promoción de las Importaciones (Centre for the Promotion of Imports). Según este mismo estudio, el 99% del panga importado procede de Vietnam.

Además, como demuestra el siguiente gráfico, perteneciente a una estimación del consumo de panga per cápita en 2013, este tipo de pescado ha mantenido una fuerte relación con el consumidor español en los últimos años.

Es la reacción de un exportador en la embajada de Vietnam en Madrid ante las críticas a uno de los productos estrella que exporta el país asiático. El consumo de panga está muy globalizado. Lo difícil es demostrar que este sea tan saludable. Según diferentes estudios, el panga no es tan saludable como otros pescados. Uno de ellos es ‘The chemical quality of frozen Vietnamese Pangasius hypophthalmus fillets’ ('La calidad química de los filetes de panga congelados'). De acuerdo al estudio de 2016, en la mitad de las muestras de panga analizadas se encontraron componentes nocivos para la salud, como el mercurio o malondialdehído. En ningún caso su consumo esporádico suponía un riesgo para la salud.

También se han escrito ríos de tinta sobre la procedencia de este pescado. El país más afectado, y uno de los mayores exportadores de panga, es Vietnam. Su principal río es el Mekong, otro de los nidos de la polémica, debido a las dudas de sostenibilidad y contaminación que genera su producción intensiva en piscifactorías.

El 'lobby' del panga insiste. En cambio, no es una cuestión de 'y tú más'. Igual que no se puede asegurar que el río Mekong es el más contaminado del mundo, tampoco se pueden comparar sus niveles de polución con el río Danubio, ya que no existen estudios públicos que contrapongan las aguas de ambos. Una buena práctica hubiese sido mostrar las cifras de contaminación de ambos ríos al asegurar que el Danubio está más contaminado. Sí es cierto que, como ocurre con el Mekong, el segundo río más largo de Europa flirtea de forma habitual con las listas negras de ríos contaminados.

Según un estudio de la organización sin ánimo de lucro Oceana y de la Universidad Católica de Lovaina KU Leuven, realizado en varias decenas de restaurantes de Bruselas, en uno de cada tres el pescado servido no se correspondía con las especies solicitadas. Es decir, el pescado solicitado había sido sustituido por panga.

Además, en otro informe, Oceana asegura que uno de cada cinco ejemplares de pescado está mal etiquetado, conclusión a la que ha llegado tras analizar 25.000 muestras en 55 países.

En los últimos meses las ventas de panga en España han caído un 42,8% después de un crecimiento continuo durante los últimos años. El problema no es único en España, como demuestra este estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que señala cómo el panga ha perdido atractivo y por ende ventas en un buen número de países. En 2015, las importaciones de panga congelado en la Unión Europea disminuyeron un 14% en comparación con el año anterior.

Blanco, sin apenas sabor, congelado y barato. Al menos, mucho más barato que otras especies como la merluza o el bacalao. La elevada presencia del panga en las pescaderías y su bajo precio ha sustituido a otros productos en la cesta de los consumidores. Su parecido con el resto de especies le ha permitido pasar desapercibido y ser vendido como si fuese otro pescado.

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