Del Bosque, Valero Rivera y Orenga con Madrid 2020

Por este motivo, reunió en el Auditorio Alfredo Goyeneche (gran jinete y jugador de polo cuyo hijo Javier Goyeneche, también polista, montó la firma Fun&Basics) del Comité Olímpico Español, a muchos de los entrenadores de la edad de oro del deporte español, y ver así qué se puede hacer para garantizar que la Villa y Corte tenga unos Juegos como los que tanto bien hicieron a la Ciudad Condal.  

El acto se emitió en directo por Radio Marca y fue su director, Paco García Caridad, que no es Matías Prats padre, el encargado de presentarnos a los asistentes. Entre ellos Óscar Campillo, director de Marca, que no es Miguel Delibes, pero que recordó cómo en España se ha pasado de Bahamontes, Ángel Nieto y Santana, que eran portentos de la naturaleza, a tener representantes españoles en el Top Ten de todos los deportes practicados por el hombre blanco.

El presidente del COE, Alejandro Blanco, acudió tan afónico de un viaje de Budapest que no pudo articular palabra. Pero para demostrar su espíritu olímpico se puso unos calcetines que le cubrían sólo el tobillito, como si fuera a jugar al tenis. Hubo quien le recomendó que se tomara un poquito de miel de la Alcarria para la garganta.  

Entre los entrenadores de la edad de oro en España, se encontraba Valero Rivera, de balonmano, que este mismo lunes presentaba su renuncia al cargo. Parece que se va a Qatar y se lleva, con la venia del juez Castro, a Iñaki Urdangarín de segundo, con la excusa de que es muy fuerte psicológicamente y un gran defensa. (Lo cuento también para que la Fiscalía tome nota).

Por su parte, el entrenador Vicente del Bosque, destacó que tenemos una gran calidad de fútbol y, que los relevos generacionales están garantizados. De hecho, los niños como yo, a los que no les gusta el deporte, eran marginados en la escuela. Juan Antonio Orenga dijo que el baloncesto patrio también está tirando, y que jugadores como Ricky Rubio podrían participar en Madrid 2020. También Pau Gasol, pues ahora los baloncestistas alargan su carrera más allá de los 40 años. 

Miguel Ángel Oca, entrenador de waterpolo, recalcó por su parte que los "acuáticos" están acostumbrados a centrarse en su trabajo, aunque los medios no les presten mucha atención, y José Venancio, de fútbol Sala, afirmó que si los Juegos Olímpicos se celebraran finalmente en Madrid, podría ser un magnífico momento para presentar este deporte como antesala de convertirlo en Olímpico. Carlos Feriche, de hockey sobre patines, declaró que lo bueno que tiene esta crisis es que se importan menos jugadores de fuera, lo que da más espacio para aquellos nacionales. Como dice José Mota, “dame hueco que yo, ya...”.  

Hay que destacar que todos los citados, además de grandes entrenadores que cosecharon multitud de éxitos con sus equipos, hicieron lo propio como jugadores previamente.

Como la gente ya se estaba empezando a inquietar porque prácticamente no se oía lo que decían los intervinientes, y, todos resolvían las preguntas que les formulaban con dos frases, el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, intervino para dar por concluido el acto. Recordó, como ya hicieron todos, que si España es una potencia mundial del deporte, se debe a los esfuerzos que los diferentes Gobiernos han hecho por dotar de infraestructuras deportivas a nuestro país. Que la alimentación y la vida moderna ha hecho que todos los españoles ya no seamos como Alfredo Landa, y, que, se compromete a potenciar una Ley de Mecenazgo que posibilite a las empresas que apoyan al deporte, que su ayuda pase de ser un gasto a una inversión deducible en su balance.

Entre el público pude ver al que fuera entrenador personal de José María Aznar, Bernardino Lombao, que subía de tres en tres los escalones para demostrar lo en forma que está. También al periodista de Telecinco, Ramón Fuentes, triatleta que se pone de canto y parece que se ha ido; y al polémico Roberto Gómez, extremeño montaraz que recoge muy bien la escuela del que fuera su jefe; José María García. Habla para los 2 millones de españoles que se levantan cabreados todos los días.