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El marido de Susana
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Javier Caraballo

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El marido de Susana

Un nombre y un expediente administrativo. Y en el cruce de ambos, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. El nombre es José María

Foto: Susana Díaz, con su sobrina en brazos, junto a su marido (i) tras su toma de posesión. (EFE)
Susana Díaz, con su sobrina en brazos, junto a su marido (i) tras su toma de posesión. (EFE)

Un nombre y un expediente administrativo. Y en el cruce de ambos, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. El nombre es José María Moriche y el expediente, el 98/2009/J/217. Moriche es militante socialista y marido de la presidenta andaluza. El expediente administrativo es de la Junta de Andalucía y se corresponde con unos pagos a UGT, por importe de ocho millones de euros, para ayudas a desempleados. Cuando se cruzan el nombre y la cifra aparece Susana Díaz porque ese expediente, en el que está el nombre de su marido, está plagado de irregularidades y mentiras. Y esa coincidencia complica el discurso exculpatorio de Susana Díaz sobre su papel en los escándalos de la Junta de Andalucía.

Hasta ahora, cuando a Susana Díaz le mencionan los procesos judiciales que afectan a la Junta de Andalucía, la presidenta se encoge de hombros y muestra su extrañeza por la pregunta misma, como si hubiera llegado ayer a la política andaluza. En entrevistas y discursos, Susana se dirige a los ciudadanos como una persona absolutamente ajena a todo el entramado de falsedad que se montó en la Junta de Andalucía; como alguien que no puede dar explicaciones porque nada conocía de lo que sucedía, pero que pide perdón por los errores y los despropósitos de sus predecesores; como una dirigente nueva, sin pasado, que ha recibido el encargo superior de limpiar y sanear la podredumbre heredada en fraude de los ERE o en los cursos de formación.

Ese discurso, angelical, impoluto, no se ha quebrado desde que llegó a la Presidencia de la Junta de Andalucía en septiembre pasado, y con la naturalidad con la que esta mujer construye sus intervenciones, ha logrado esquivar todas los intentos de la oposición por mezclarla con el pasado de su partido en Andalucía. Camina resuelta, sin inmutarse por las balas que pasan a su lado, sin rozarla, silbando junto a sus oídos. Y parecía que había conseguido ese objetivo, que se la viera como una persona ajena a todo el hedor, pero al surgir el nombre de su marido en un expediente investigado por la Fiscalía, de nuevo se dibuja a su espalda la sombra de quien lleva toda su vida en el PSOE andaluz y ha disfrutado ya de escaño y cargo en todas las Administraciones del Estado. ¿De verdad que, en todo ese tiempo, Susana Díaz jamás sospechó nada, ni oyó nada, ni preguntó nada sobre el despilfarro y el fraude de cientos y cientos de millones?

En 2010, cuando el marido de la presidenta trabajaba de administrativo para los cursos de formación de UGT, Susana Díaz ya era secretaria de organización del PSOE-A. Pero mucho antes de esa fecha, estuvo en la dirección del PSOE de Sevilla como 'número dos' de José Antonio Viera en el momento de mayor intensidad del fraude de los ERE

En el expediente administrativo en el que aparece el nombre de su marido, lo que hizo el sindicato UGT fue falsificar algunas facturas y despilfarrar dinero del desempleo. A través de organismos internos, como el Instituto de Formación y Estudios Sociales, en el que el marido de Susana en 2010 trabajaba de auxiliar administrativo, UGT recibía subvenciones millonarias de la Junta de Andalucía para que organizara cursos de formación a los parados y, en su lugar, destinaba ese dinero a otros menesteres. Por ejemplo, en aquella fechas, a la propaganda y movilizaciones para la huelga general del 29 de septiembre de 2010.

Se ha constatado el desvío de fondos de algunas partidas que, con sólo mencionarlas, causan estupor y náuseas. Como el dinero que tenía que haberse dedicado a la formación de empleados para atender a personas con alzhéimer. Y que se gastó en vallas publicitarias o anuncios en prensa, con el consentimiento, dicho sea de paso, de algunos medios de comunicación que se prestaron al chanchullo, en este caso el Grupo Prisa y el Grupo Joly. Se han interceptado correos electrónicos en los que desde UGT se dictaban instrucciones precisas para el fraude: "El concepto que tiene que aparecer en la factura es Publicidad de los Programas de Desarrollo de Acciones de Formación Profesional para el Empleo dirigidos a personas desempleadas. Sólo tiene que aparecer este concepto, no hagan mención a ninguna otra cosa, por favor". En fin.

En el año 2010, cuando el marido de la presidenta trabajaba de administrativo para los cursos de formación de UGT, Susana Díaz ya era secretaria de organización del PSOE de Andalucía. Pero mucho antes de esa fecha, estuvo en la dirección del PSOE de Sevilla como 'número dos' de José Antonio Viera en el momento de mayor intensidad del fraude de los ERE. La provincia de Sevilla es la que aporta más imputados al escándalo de los ERE, la mayoría antiguos conocidos y compañeros de Susana Díaz.

Del 'fondo de reptiles' que utilizaba la Junta de Andalucía a su antojo, al margen de todo procedimiento y con absoluta opacidad, se destinó dinero a ayuntamientos gobernados por el PSOE y a empresas de dirigentes socialistas, como la trama de la Sierra Norte sevillana, que ahora están siendo investigadas por la juez Alaya. Susana Díaz era secretaria de organización con Viera en aquellos años.

¿Se la debe juzgar, en los escándalos de la Junta de Andalucía, por lo que debió conocer y admitió, o al menos silenció, durante tantos años o, por el contrario, sólo hay que tener en cuenta sus acciones desde que dirige el PSOE y el Gobierno andaluz? Ciertamente, Susana Díaz, que no ha cumplido un año como presidenta, ya ha aprobado medidas para evitar un fraude masivo con un mayor control interno de las ayudas que se conceden. Y nadie puede culparla de amparar o apoyar a quienes estaban directamente relacionados con los ERE, como ha dejado de manifiesto en el nombramiento de sus equipos en la Junta de Andalucía y en el PSOE.

Pero ¿esa determinación de ahora, con los escándalos en los tribunales, es sincera y oportuna o impostada y tardía? Susana Díaz llegó a la Junta de Andalucía y, con facilidad, con habilidad, logró esquivar el pasado más turbio de su partido. Ahora, un nombre y expediente administrativo han rescatado esa sombra. 

 

Un nombre y un expediente administrativo. Y en el cruce de ambos, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. El nombre es José María Moriche y el expediente, el 98/2009/J/217. Moriche es militante socialista y marido de la presidenta andaluza. El expediente administrativo es de la Junta de Andalucía y se corresponde con unos pagos a UGT, por importe de ocho millones de euros, para ayudas a desempleados. Cuando se cruzan el nombre y la cifra aparece Susana Díaz porque ese expediente, en el que está el nombre de su marido, está plagado de irregularidades y mentiras. Y esa coincidencia complica el discurso exculpatorio de Susana Díaz sobre su papel en los escándalos de la Junta de Andalucía.

Susana Díaz Caso ERE