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Pedro Sánchez es Blancanieves
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Javier Caraballo

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Pedro Sánchez es Blancanieves

“Espejito, espejito, ¿quién en la más bella y más importante del PSOE?”. Susana Díaz se levantaba cada mañana y, en los lujosos salones del Palacio de

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“Espejito, espejito, ¿quién en la más bella y más importante del PSOE?”. Susana Díaz se levantaba cada mañana y, en los lujosos salones del Palacio de San Telmo, le preguntaba a su espejo mágico quién era la mejor y más influyente de los socialistas españoles. “Tú, mi reina, eres la más bella”, le contestaba el espejo. Hasta que una mañana, ayer mismo, Susana Díaz le preguntó a su espejito mágico y, horror, la respuesta ya no fue la misma: “El más guapo ahora es un joven que se llama Pedro Sánchez”. Y, como en el cuento de Blancanieves, desde ese mismo instante, la reina enfureció.

Todo lo demás que hace falta para completar el cuento, la manzana envenenada y los siete enanitos, son ya susceptibles de adaptaciones diversas; según gustos e interpretaciones, cada cual señalará una manzana envenenada que Pedro Sánchez no debería comer y le pondrá nombre a los enanitos que rodean al nuevo líder del PSOE. El cuento, por ahora, se detiene ahí, Pedro Sánchez es Blancanieves y la reina Susana está enfurecida porque ya no es la más guapa del reino socialista.

La adaptación política del cuento de Blancanieves comenzó ayer a circular entre algunos dirigentes del Partido Socialista que, como todo el mundo, mantenían la duda que está en el aire desde el mismo momento en que Pedro Sánchez se presentó a las elecciones primarias para la elección del secretario general del PSOE y se filtró convenientemente que su principal fortaleza era el apoyo de Susana Díaz. ¿Es Pedro Sánchez una marioneta de Susana Díaz, la persona más influyente del socialismo español en la actualidad por ser la principal referencia de poder de este partido y la que gestiona la principal agrupación territorial?

Los detalles que se han conocido después ("El secreto andaluz de Pedro Sánchez") desvelaron los pormenores del acuerdo entre el próximo secretario general del PSOE y la líder andaluza, y los resultados de las primarias del domingo han confirmado la consigna existente y soterrada entre los militantes y cuadros andaluces para volcarse en el apoyo de Pedro Sánchez. Pero ¿y a partir de ahora? Una vez que Pedro Sánchez se ha convertido en el primer secretario general del PSOE votado por más de 60.000 militantes, ¿se verá obligado a devolverle el importe del aval a Susana Díaz? O por el contrario, una vez conseguido su objetivo, ¿marcará distancias con la presidenta andaluza para no aparecer como un guiñol, una marioneta manejada desde Andalucía?

Quienes realizaron la adaptación del cuento de Blancanieves sostienen que, aunque es evidente que Pedro Sánchez no habría alcanzado su objetivo sin el apoyo de Susana Díaz, el resultado de las primarias ha cambiado sustancialmente el panorama político interno. En primer lugar, dicen, porque afortunadamente para el PSOE la participación en las elecciones ha sido muy elevada (un 66%del censo), con lo que el nuevo secretario general nace con una legitimidad desconocida hasta ahora. Si hubiera sido al contrario, una baja participación de militantes, el ganador de esas primarias no podría exhibir la fortaleza de Pedro Sánchez.

La comparación, por ejemplo, con la forma de elección de Susana Díaz es abismal. La presidenta andaluza no ha ganado nunca unas elecciones; ni en el partido, porque el aparato del PSOE andaluz impidió las primarias, ni por supuesto en la Junta de Andalucía, a cuya presidencia llegó por designación de José Antonio Griñán, tumbado por el escándalo de los ERE.

Pero es que, además de todo eso, en el entorno del próximo secretario general se realizaba ayer una lectura distinta, más matizada, del resultado de las primarias: Pedro Sánchez resulta ganador de las primarias incluso si se prescinde del resultado de las elecciones en Andalucía. Es evidente, sostienen, que el apoyo de la agrupación andaluza ha sido fundamental en el resultado conseguido por Sánchez, pero no es decisivo ni imprescindible; su candidatura se ha extendido por toda España, con lo que no se puede decir que le deba la victoria exclusivamente a Andalucía.

Si Susana Díaz, al prestar su apoyo a Pedro Sánchez, había previsto un panorama político distinto después de las primarias, con menos fortaleza para el nuevo secretario general, carece ya de interés porque el único hecho incontrovertible es el resultado de estas primarias históricas para el PSOE, la primera vez que los militantes eligen a su secretario general de forma directa. Que la política, en fin, no es una ciencia exacta y, otra vez más, se ha vuelto a comprobar.

Todo lo anterior, en cualquier caso, obedece en gran medida al ambiente de euforia que se respiraba ayer entre los miembros del equipo de Pedro Sánchez, pero la ratificación de la ‘independencia’ del nuevo secretario general con respecto a la presidenta andaluza se va a demostrar en las dos semanas que restan hasta el congreso en el que, formalmente, salga elegido secretario general. Además, las dos pruebas de independencia a las que se va a someter Pedro Sánchez serán visibles e imposibles de disimular.La primera es la celebración de las elecciones primarias para la elección del candidato a la Presidencia del Gobierno. El compromiso de Pedro Sánchez, que aún mantiene, es que el candidato del PSOE a la Moncloa sea elegido también por los militantes en unas primarias que se celebren en noviembre próximo. Lo que quiere Susana Díaz es lo contrario, que las elecciones primarias se aplacen casi hasta el final de la legislatura, presumiblemente porque así no se le cierran las puertas a ella para dar el salto desde Andalucía.

La segunda prueba será la composición de la ejecutiva federal y la elección del secretario de organización, brazo derecho del secretario general. Lo habitual, la tradición en el PSOE, es que ese cargo, el ‘número dos’, lo designe el secretario general directamente. Cuando sepamos el nombre sabremos si lo ha elegido Pedro Sánchez o se lo han impuesto desde Andalucía. Y sumadas las dos pruebas, como si fueran el papel de tornasol de los laboratorios, conoceremos el final del cuento. Ya saben, a ver qué ocurre con Blancanieves cuando llegue la bruja con un cesto de manzanas envenenadas.

“Espejito, espejito, ¿quién en la más bella y más importante del PSOE?”. Susana Díaz se levantaba cada mañana y, en los lujosos salones del Palacio de San Telmo, le preguntaba a su espejo mágico quién era la mejor y más influyente de los socialistas españoles. “Tú, mi reina, eres la más bella”, le contestaba el espejo. Hasta que una mañana, ayer mismo, Susana Díaz le preguntó a su espejito mágico y, horror, la respuesta ya no fue la misma: “El más guapo ahora es un joven que se llama Pedro Sánchez”. Y, como en el cuento de Blancanieves, desde ese mismo instante, la reina enfureció.

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