Es noticia
Historia de Binstock, el magnate al que nunca conocerás
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Historia de Binstock, el magnate al que nunca conocerás

Binstock fue el socio de los comisionistas corruptos del PSOE, el financiador de conspiraciones políticas en la Marbella podrida de Jesús Gil y el protegido de la Policía española

Foto: Entrada a Marbella.
Entrada a Marbella.

Ni la fecha de la muerte. Ni eso se sabe. Aunque, ciertamente, hubiera supuesto un fraude a su biografía que, al final, por un jodido accidente casero se hubiera difundido la fecha exacta de su muerte, como si Binstock fuera uno más en este mundo. Lo adecuado, lo pertinente, es esto, que no sepamos con certeza ni siquiera cuándo se ha muerto Binstock, el judío que se fugó del Reino Unido, el socio de los comisionistas corruptos del PSOE, el financiador de conspiraciones políticas en la Marbella podrida de Jesús Gil, el protegido de la Policía española y de los jueces, el millonario más resbaladizo y más buscado de las grandes fiestas. El magnate más enigmático de cuantos han existido. El hombre más misterioso que he conocido. Por eso le decían ‘el armiño’ en su época de Londres, por cómo miraba a sus víctimas. Pero quizá sea conveniente ordenar su historia, lo poco que conocemos de la inmensa figura de Judah Eleazar Binstock.

Decía antes que se trata del hombre más misterioso que he conocido; no es cierto. Yo nunca lo vi, solo pude hablar con él una vez, por teléfono, poco antes de que desapareciera de Marbella por unos años, en plena oleada de detenciones por la corrupción de Jesús Gil y sus sucesores en el ayuntamiento. Alguien quiso hacer de mediador entre Binstock y yo y, tras varias gestiones, hizo una llamada para que pudiera saludarlo. Lo saludé y, a la primera pregunta, comenzó a sonreír, deslizó algo en francés, “légendes, mon ami, les légendes”, y dejó el teléfono. No hubo más. El intermediario se disculpó, prometió volver a intentarlo, pero también él desapareció al poco tiempo: se trataba de Carlos Fernández, entonces concejal de Marbella, el único al que no llegaron a detener porque se fugó antes de que lo detuvieran, presumiblemente tras un chivatazo, cuando hacía el Camino de Santiago. O eso dijeron.

Binstock es el magnate más enigmático de cuantos han existido, el hombre más misterioso que conocí. Por eso le decían ‘el armiño’ cuando vivía en Londres

¿Y cuáles eran las leyendas de las que hablaba? ¿Por qué quería aquel intermediario que un simple periodista pudiera hablar con Binstock, el inaccesible Binstock? La primera vez que se oyó hablar de Judah Binstock fue tras la concesión, a una empresa de su propiedad, de una licencia en Sevilla para construir un casino de juego. Nada particular hasta que, como en otras concesiones administrativas, aparece la sombra de la corrupción. En los días previos a la adjudicación, uno de los inversores que optaban al casino que se iba a instalar en Sevilla recibe una llamada de teléfono en la que le dicen que se olvide de su oferta y que se sume a la propuesta que va a resultar ganadora. No es el único caso que se conoce. Muchos aceptan, se pliegan, pero aquel inversor, en vez de hacerlo, acudió a la prensa para denunciarlo.

En la investigación periodística del caso es cuando aparece, por primera vez, el nombre de Judah Binstock asociado a uno de los grandes comisionistas del PSOE en la década de los ochenta y de los noventa: Manuel Domínguez. Y en efecto, la concesión del casino a la sociedad de ambos, Binstock y Domínguez, estaba plagada de irregularidades. Algunas eran tan groseras, tan descaradas, como la de que se le otorgara la máxima puntuación al compromiso de financiar con 100 millones de pesetas anuales (una cantidad muy considerable en 1998) una fundación de desarrollo rural en Jaén. ¿Y dónde está la grosería? Pues que en el pliego de condiciones del casino, lo que se especificaba es que se valoraría especialmente la inversión para desarrollo turístico “en la zona de influencia de la capital de Sevilla y en un radio en torno a 30 kilómetros de esta”. Y Jaén está a 240 kilómetros de Sevilla. Si aparecía Jaén, era solo porque esa era la provincia en la que gobernaba con plenos poderes el virrey de Manuel Chaves, Gaspar Zarrías. El abogado de uno de los que recurrieron la adjudicación lo calificó sutilmente de “compensación política” ajena al proyecto.

Alguien quiso hacer de mediador entre Binstock y yo y, tras hacer varias gestiones, hizo una llamada para que pudiera saludarlo. No volví a hablar con él

De todas formas, la irregularidad más impactante no fue la cacicada de Zarrías sino la que se refería a Binstock. De repente, se descubrió que en la documentación presentada por la empresa no figuraba el certificado de penales de Judah Binstock, que era una de las exigencias del concurso. Un día, en un pleno parlamentario, un diputado del Partido Popular aclaró por qué. Subió a la tribuna y comenzó a leer recortes de periódicos de cuando Binstock se marchó de Londres, a finales de los setenta, para instalarse en Marbella. Uno a uno, fue citando titulares: 'The Sun': “Es el fugitivo que la Brigada del Fraude está deseando atrapar. Binstock tenía fuertes lazos con la mafia”. 'Sunday Times': “Judah Binstock, abogado londinense, ha estado en Marbella desde 1977. Binstock es aún buscado por Scotland Yard para interrogarlo sobre irregularidades en el mercado inmobiliario, que ascienden a un montante superior a 20 millones de libras. Él, sin embargo, vive tranquilo en España, mezclándose libremente con la alta sociedad de la Costa del Sol”. 'New World': “El Ministerio de Hacienda ha pedido a todos los bancos y a los mercados financieros de Londres, Nueva York y Toronto que tomen todas las medidas de seguridad posibles ante el millonario J. Binstock. Su fortuna está basada en negocios inmobiliarios, pero también tiene una gran importancia en el mundo del juego”.

Este mismo periódico británico, en mayo de ese mismo año, entrevistaba a un antiguo socio de Binstock, Sir Eric Miller, que le definía como un hombre “que tiene cualidades hipnotizadoras que le dan un tremendo poder sobre la gente con la que negocia. Cuando negocia con alguien, es como un armiño sobre un conejo. Siempre rodeado de mujeres hermosas, tiene uno de los mejores servicios de inteligencia privados del mundo. Sus contactos incluyen políticos, banqueros, miembros judiciales, policías y gente del hampa”.

¿Por qué un tipo así, con esas sombras en su pasado, llega a España y comienza a hacer negocios con normalidad y a multiplicar su fortuna? ¿Qué conexiones tenía con la clase política de la época, en especial con el PSOE y su red de comisionistas? ¿Hasta dónde se extendían sus contactos, también a jueces, policías y banqueros, como decía el artículo británico? Al cabo de los años, los tribunales anularon la concesión del casino, pero la Junta de Andalucía se lo volvió a conceder, esta vez ya sin Manuel Domínguez, el comisionistas del PSOE de la época de Juan Guerra, del que se deshizo.

Las fiestas de Binstock no dejaron de celebrarse hasta que las costuras de la corrupción estallaron en Marbella y su nombre volvió a aparecer

Quizá para lo único que sirvió aquello fue para aumentar el halo de misterio de Judah Binstock cada vez que, en verano, ofrecía una fiesta de gran lujo y excesos en su mansión de Marbella, Casa Magnolia, la casa en la que murió la semana pasada, al parecer el viernes, a consecuencia de un ‘accidente casero’. No se ha dicho más. En esa mansión se celebraban fiestas a las que acudían cientos de personas, desde las más conocidas, como la baronesa Thyssen o Philippe Junot, a los más desconocidos, entre los que estaba buena parte de la clase dirigente española. De hecho, las fiestas de Binstock no dejaron de celebrarse hasta que las costuras de la corrupción estallaron en Marbella y su nombre volvió a aparecer como el mayor propietario de terreno de Marbella. Lo que hizo Binstock fue marcharse de Marbella unos años.

La duda jamás resuelta, acaso uno de los principales enigmas que se lleva a la tumba, está relacionado con esa etapa. Otra pregunta más: ¿cómo es posible que, en el mayor caso de corrupción urbanística que se conoce en España, el principal propietario de terreno, con más de un millón de metros cuadrados, no fuera llamado ni siquiera a declarar al juzgado? ¿Su exculpación total del proceso, al igual que la desaparición de su protegido Carlos Fernández, tiene que ver con la colaboración con la Policía para desmantelar la trama corrupta de Marbella? Al lado de esas dudas, todo lo demás parece irrelevante, como sus conversaciones con Juan Antonio Roca o la supuesta ‘financiación’ de la moción de censura contra Julián Muñoz como alcalde. O su verdadera relación con el concejal Carlos Fernández. Judah Eleazar Binstock… ¿Quién fue de verdad? ¿A cuánto asciende su fortuna? ¿Cuál era su poder? ¿Cuántos contactos tenía?

La historia de Binstock es la historia del magnate al que nunca conoceremos. Binstock era sus enigmas. Yo me quedo con esa metáfora fría del ‘armiño’ porque, sin llegar a mirarme a los ojos, durante años he conservado la sonrisa entrecortada al otro lado del teléfono.

Ni la fecha de la muerte. Ni eso se sabe. Aunque, ciertamente, hubiera supuesto un fraude a su biografía que, al final, por un jodido accidente casero se hubiera difundido la fecha exacta de su muerte, como si Binstock fuera uno más en este mundo. Lo adecuado, lo pertinente, es esto, que no sepamos con certeza ni siquiera cuándo se ha muerto Binstock, el judío que se fugó del Reino Unido, el socio de los comisionistas corruptos del PSOE, el financiador de conspiraciones políticas en la Marbella podrida de Jesús Gil, el protegido de la Policía española y de los jueces, el millonario más resbaladizo y más buscado de las grandes fiestas. El magnate más enigmático de cuantos han existido. El hombre más misterioso que he conocido. Por eso le decían ‘el armiño’ en su época de Londres, por cómo miraba a sus víctimas. Pero quizá sea conveniente ordenar su historia, lo poco que conocemos de la inmensa figura de Judah Eleazar Binstock.

Marbella Jesús Gil Julián Muñoz