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Los niños andaluces saben chino
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Javier Caraballo

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Los niños andaluces saben chino

¿Por qué suspende Andalucía los exámenes del PISA? Porque hay una conspiración contra la educación pública andaluza en la OCDE por parte de las fuerzas más reaccionarias de España

Foto: La presidenta andaluza, Susana Díaz, durante su visita a un colegio público. (EFE)
La presidenta andaluza, Susana Díaz, durante su visita a un colegio público. (EFE)

Como los niños andaluces van a saber chino, un proverbio para empezar: “La mentira produce flores, pero nunca frutos”. ¿Y qué es más importante en política, las flores o los frutos? Pues esa es la cuestión, que el proverbio chino dirá lo que quiera, pero lo que está demostrado en política es que las flores son mucho más rentables electoralmente que los frutos, o por lo menos igual de rentables. Un buen aparato de propaganda en un Gobierno o en un partido político es tan efectivo como una buena gestión, y esto lo sabe muy bien la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, propietaria de una frase que debe repetirse siempre que se hable de ella como gobernante: “Con la gestión no se ganan elecciones”. Esa es su filosofía y su Gobierno en Andalucía la pone en práctica a diario con un despliegue que siempre sorprende. La última demostración ha sido la del informe PISA: en tan solo un mes y medio, el Gobierno andaluz ha conseguido darle la vuelta a la imagen de la educación en esta comunidad con un ejercicio de malabarismo político pocas veces visto. Así que vayamos por partes, para que se pueda paladear esta maravilla de la tergiversación política.

El origen de todo es un informe internacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que evalúa la calidad de la enseñanza en los distintos países, conocido por sus siglas en inglés, ‘informe PISA’, gracias a la realización cada tres años de miles de exámenes a los alumnos cuando llegan al final de la etapa de educación obligatoria. Se trata, por tanto, de una recopilación de datos objetivos que afecta a decenas de países. Datos objetivos, no son opiniones ni valoraciones; es una fría lista en la que los mejores aparecen delante y los peores están en la cola, como siempre. Es importante subrayar esta obviedad para valorar adecuadamente el mérito de la maniobra política, porque no es lo mismo desmentir una estadística que rebatir una opinión contraria; tiene mucho más ‘valor político’ lo primero, negar la evidencia.

En el último informe PISA, la comunidad de Andalucía salió mal parada, como casi siempre en este tipo de estadísticas. De las tres materias analizadas, ciencias, matemáticas y comprensión lectora, los alumnos andaluces empeoraron sus notas en las dos primeras y mejoraron levemente en la tercera. Es decir, que como en valoraciones anteriores, Andalucía volvió a situarse a la cola de la media española, europea y de la propia OCDE, solo que un poco más hundida que anteriormente. ¿Podría sorprenderse alguien de que Andalucía estuviera a la cola de ese informe? Pues no, porque, como queda dicho, viene siendo lo habitual desde que en España se realiza el informe PISA. Sin embargo, la primera reacción del Gobierno andaluz —y aquí es donde comienza la maniobra política— fue justamente esa: de extrañeza. “Los resultados del informe PISA causan sorpresa, porque rompen la tendencia de los últimos años”, fue lo primero que dijeron en la Consejería de Educación andaluza.

De lo que se trataba era de sembrar la duda sobre la fiabilidad del informe PISA. Lo que vienen luego son las sombras de conspiraciones contra Andalucía

¿Pero de qué tendencia hablan, si Andalucía nunca ha estado por encima de la media española? Responder a esa pregunta es lo de menos porque, en realidad, la utilización en ese contexto de la palabra ‘sorpresa’ tenía un objetivo muy distinto al del análisis detallado de las evaluaciones: de lo que se trataba era de sembrar la duda sobre la fiabilidad del informe PISA. Una vez sembrada la sorpresa, lo que vienen luego son las sombras de oscuras conspiraciones contra Andalucía. Conspiración contra Andalucía tramada al más alto nivel.

Unos días después de conocerse los resultados del informe PISA, el consejero de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, Antonio Martínez de Arellano, fue el encargado de ‘desvelar’ la conspiración contra Andalucía: “Esto no es neutral ni casual y responde a un plan. El sistema educativo andaluz recibe un ataque constante y sistemático” por parte de quienes quieren acabar con la excelencia de la educación pública. ¿Y quién es el ‘cerebro’ de esos ataques, la ‘mente perversa’ que manipula los informes de la OCDE para dañar la imagen de Andalucía? El propio consejero lo aclaró: Montserrat Gomendio, alto cargo de la OCDE, pareja de José Ignacio Wert, y “una enemiga declarada de la educación pública”.

Sorpresa despejada: ¿por qué suspende Andalucía los exámenes del PISA? Porque existe una conspiración contra la educación pública andaluza en el seno de la OCDE por parte de las fuerzas más reaccionarias de España. La primera parte de la respuesta política al varapalo del informe educativo ya estaba, por tanto, resuelta. A la teoría de la conspiración solo faltaba añadirle luego algunos detalles que la hicieran creíble. De eso se encargó la consejera de Educación, Adelaida de la Calle. Según su versión, la ‘mano negra’ de Gomendio lo que hizo fue seleccionar los centros educativos andaluces más conflictivos para que las pruebas salieran mal.

La ‘mano negra’ de Gomendio lo que hizo fue seleccionar los centros educativos andaluces más conflictivos para que las pruebas salieran mal

“En la muestra de estudio de evaluación del alumnado andaluz, la OCDE ha seleccionado un total de 54 centros con el índice socioeconómico más bajo de todos los que han participado en el informe”, afirmó la consejera. Desde su cuenta de Twitter, un alto cargo de la Consejería de Presidencia de Susana Díaz añadió un elemento más para apuntalar la teoría: “En Andalucía, el franquismo sigue doliendo”. Es decir: el franquismo, entendido como el principal responsable de los núcleos de pobreza de Andalucía, es aprovechado ahora por Gomendio y Wert para hundir la educación pública andaluza. ¿Puede existir una alianza más letal?

La última fase de la respuesta política se ha producido esta misma semana. Una vez desbaratada la credibilidad del informe PISA, se trataba solo de volver a la propaganda habitual que sitúa a la educación andaluza en la vanguardia de España y, acaso, de Europa. Por eso, lo que se ha presentado ha sido un Plan Estratégico para el Desarrollo de las Lenguas en Andalucía. Esa ha sido la reacción tras el informe PISA. Se trata, según la Junta andaluza, de consolidar una realidad que ya existe: “Andalucía es, actualmente, la comunidad donde se enseñan más lenguas, hasta 11: alemán, árabe, chino, francés, griego moderno, inglés, italiano, japonés, portugués, ruso y español para extranjeros”. Niños bilingües, pero no en inglés o en francés, también en árabe o en chino. ¿Tiene algo que ver con las deficiencias del sistema educativo andaluz? ¿Responde a las carencias detectadas por el informe PISA? ¿Satisface las demandas de los profesionales de la educación en Andalucía? Pues no, pero tampoco era ese el objetivo, como ha quedado patente, sino desmontar políticamente un informe internacional que colocaba a Andalucía a la cola en el sistema educativo público. Con una fácil maniobra política, Andalucía está otra vez en vanguardia de la educación pública y de calidad. Los niños andaluces saben hasta chino…

Como los niños andaluces van a saber chino, un proverbio para empezar: “La mentira produce flores, pero nunca frutos”. ¿Y qué es más importante en política, las flores o los frutos? Pues esa es la cuestión, que el proverbio chino dirá lo que quiera, pero lo que está demostrado en política es que las flores son mucho más rentables electoralmente que los frutos, o por lo menos igual de rentables. Un buen aparato de propaganda en un Gobierno o en un partido político es tan efectivo como una buena gestión, y esto lo sabe muy bien la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, propietaria de una frase que debe repetirse siempre que se hable de ella como gobernante: “Con la gestión no se ganan elecciones”. Esa es su filosofía y su Gobierno en Andalucía la pone en práctica a diario con un despliegue que siempre sorprende. La última demostración ha sido la del informe PISA: en tan solo un mes y medio, el Gobierno andaluz ha conseguido darle la vuelta a la imagen de la educación en esta comunidad con un ejercicio de malabarismo político pocas veces visto. Así que vayamos por partes, para que se pueda paladear esta maravilla de la tergiversación política.

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