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Gonzalo Jiménez-Blanco

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La condición humana

Hemos perdido la capacidad de asombro y, si vemos un día desfilar por los juzgados o prisiones a cualquiera, no nos sorprenderá nada

Foto: El extesorero del PP Luis Bárcenas declara ante el juez por una querella interpuesta por Acaip. (EFE)
El extesorero del PP Luis Bárcenas declara ante el juez por una querella interpuesta por Acaip. (EFE)

Hemos visto en los últimos tiempos pasar por los juzgados –imputados o hasta condenados– a muchos personajes públicos, como Blesa, Bárcenas, Rato, el pequeño Nicolás, Díaz Ferrán, Ignacio González, Granados, Matas, Urdangarín, Correa, Villar, los Pujol… Y eso para hablar solo de esta época. Si miramos más atrás, tenemos a Mario Conde, Jesus Gil, Javier de la Rosa…

La conclusión que puede obtenerse es doble: de una parte, la corrupción está generalizada; y de otra: aquí el que la hace la paga.

Y este artículo no pretende que nadie haya cometido actuaciones irregulares pero no me extrañaría que, al paso que vamos, sean detenidos o imputados personajes como: José Bono, Zaplana, Alejandro Agag, Tebas o vaya usted a saber.

Tenemos la impresión de que todo aquel que destaca habrá hecho algo malo

No acuso a ninguno de los incluidos en esa lista; lo único que digo es que hemos perdido la capacidad de asombro y, si vemos un día desfilar por los juzgados o prisiones a cualquiera de esos, no nos sorprendería nada. Torres más altas han caído. Quién nos iba decir que íbamos a ver en un juzgado a una infanta de España (aunque no fuera condenada) o al presidente de una gran caja.

Desde luego si nos ponemos a pensar, nadie habria dicho hace algún tiempo que personajes tan exitosos y aparentemente libres de toda sospecha como Blesa o Rato pudieran dar con sus huesos en la carcel, pero quizá lo que haya que preguntar es si todos los que están en posición en el máximo rango tienen una irresistible tentación de actuar ilegalmente.

Me acuerdo hace años en una gasolinera cercana a casa, en la que el chico de la gasolinera al ver llegar a un Porsche me comentó: dónde lo habrá robado. Tenemos la impresión de que todo aquel que destaca habrá hecho algo malo.

Es triste, pero la conclusión no puede ser más descorazonadora: todos tienen (menos yo, con quién se creen que están hablando) un precio

La pregunta es si para llegar al máximo rango hay que tener una propensión indiscutible a robar. Eso parece demasiado decir. También hay gente que llega a lo más alto que están libres de sospecha, como Amancio Ortega o Barack Obama, por poner dos ejemplos, aunque ya se empieza a comentar lo que cobra este por conferencia.

Debía de tener razón André Malraux cuando hablaba de la condición humana. O es consustancial a la condición humana la irresistible atracción por el dinero o no se explica del todo que gente que debiera estar alejada de toda tentación por tenerlo ya todo resulte ser imputada o, en el peor de los casos, condenada por haber metido la mano en la caja.

Muchas veces es fácil hacer leña del árbol caído caído, pero yo pregunto a la gente que critica el uso de las tarjetas 'black': ¿habrían usado la tarjeta y lo considerarían lo más normal del mundo, aunque todos naturalmente lo niegan?

Foto: El fallecido expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa. (Reuters)

Cuentan que Oscar Wilde le preguntó a una señora si se acostaría con el príncipe de Gales por 100 millones de libras sin que nadie lo supiera nunca, a lo que la señora dijo, tras dudarlo mucho, que sí. Luego le preguntó si se acostaría con él por una libra. Ella le digo indignada que no, y le preguntó airada que con quién se creía que estaba hablando. Él le contestó: eso ya lo hemos discutido, ahora estamos hablando del precio. No creo que la anécdota sea verdad, entre otras cosas porque Oscar Wilde era un conocido homosexual, pero quizá sirva para ilustrar estas líneas.

Es triste, pero la conclusión no puede ser más descorazonadora: todos tienen (menos yo, con quién se creen que están hablando) un precio.

Hemos visto en los últimos tiempos pasar por los juzgados –imputados o hasta condenados– a muchos personajes públicos, como Blesa, Bárcenas, Rato, el pequeño Nicolás, Díaz Ferrán, Ignacio González, Granados, Matas, Urdangarín, Correa, Villar, los Pujol… Y eso para hablar solo de esta época. Si miramos más atrás, tenemos a Mario Conde, Jesus Gil, Javier de la Rosa…