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El gran día del "tic-tac"
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José Antonio Zarzalejos

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El gran día del "tic-tac"

La semana pasada, Pablo Iglesias se puso estupendo en el mitin de Podemos en Valencia y aseguró que hoy, 31 de enero de 2015, comenzaba el 'tic-tac' para Rajoy

Foto: Juan Carlos Monedero (i), Pablo Iglesias (c) e Íñigo Errejón (d), en una asamblea ciudadana. (Efe)
Juan Carlos Monedero (i), Pablo Iglesias (c) e Íñigo Errejón (d), en una asamblea ciudadana. (Efe)

La semana pasada, Pablo Iglesias se puso estupendo en el mitin que celebró Podemos en Valencia y aseguró que hoy, 31 de enero de 2015, comenzaba el “tic-tac” para Mariano Rajoy. Vamos a ver cómo llenan este sábado los partidarios de Podemos el escaso espacio –al menos para una gran concentración- que va de Cibeles a la Puerta del Sol. La Policía Municipal calcula que habrá una afluencia de al menos 50.000 personas. Se denomina la “marcha del cambio” y no tiene un por qué ni un para qué específicos. Es un recurso testimonial de Podemos, una prueba de su versatilidad. Es decir: pasa de las tertulias de la televisión a la calle con facilidad. Ya lo suponíamos. Pero de ahí a pensar que esta marcha pone en funcionamiento el reloj de cuco para Mariano Rajoy, va un trecho.

El presidente del Gobierno tiene el reloj de su destino político funcionando desde hace mucho tiempo. Su reloj son sus hándicaps, al margen de sus logros. Rajoy tiene un condicionamiento moral porque en su partido la corrupción parece, mediáticamente hablando, oceánica. Tiene un condicionante político porque ha incumplido su programa de manera grosera. Y tiene un condicionamiento generacional porque va a ser como el abuelo de los candidatos en las elecciones legislativas. El “tic-tac” de Rajoy comenzó a sonar hacer mucho tiempo: antes de que emergiese Podemos. La verdadera cuestión es que –como muy bien ha escrito en la web de ABC Mariano Calleja- el “tic-tac” que anunció, prepotente, nuestro nunca bien ponderado Pablo Iglesias ha comenzado a sonar para Podemos -¿a favor?, ¿en contra?- paralelo al descubrimiento progresivo de sus fortalezas y debilidades.

No sería la primera vez que alguien metaforiza sobre el “tic-tac” y se le vuelve el recurso dialéctico en contra. Recuerda el citado colega Mariano Calleja que la misma gracia hicieron los socialistas con Esperanza Aguirre en 2003 y ahí está, más viva y coleando políticamente -por el momento- que hace un par de años. No. Seamos sinceros: el “tic-tac” desde hoy con la “marcha del cambio” y en los próximos meses, suena para Podemos. Que ya nos está ofreciendo una sinfonía bastante menos afinada de la que prometía.

Para empezar, un desafine en su propia definición. Está bien huir de etiquetas (izquierda-derecha) siempre que no sea una simulación tramposa para obtener votos de aquí y de allá. Aunque visto que Syriza -el gran referente de Podemos- se alía con los ultra nacionalistas (homófobos, xenófobos, confesionales y misóginos) de Griegos Independientes (ANEL), a muchos se les ha caído los palos del sombrajo. Con lo que ha hecho Tsipras tendríamos derecho a sospechar que Iglesias se aliará como le convenga, afinidades ideológicas aparte, una vez ha tomado carta de naturaleza que Podemos no es de izquierdas ni de derechas, ambas etiquetas estériles.

En esto los de Podemos -deben saberlo porque son politólogos- parecen asumir la reflexión de Ortega y Gasset según el cual “ser de izquierdas es, como ser de derechas, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral”.

Además de la fatigosa indefinición de Podemos, sus dirigentes están dando que hablar en un terreno en el que ellos parecían moverse con enorme desenvoltura: el ético. John Carlin ha publicado en El País tres análisis-reportajes sobre Podemos. El del pasado jueves, el segundo, decía, entre otras cosas, la siguiente: “Curiosamente, siendo Podemos un partido formado por profesores universitarios, su principal atracción para el electorado radica no en la fuerza de la ideas, sino en la de su visión moral. Podemos lo sabe y todo indica que va a tener como estrategia de aquí a las elecciones de fin de año eludir todo lo pueda hablar de proyectos concretos -cosa bastante habitual en los partidos tradicionales que tanto critican- y hará lo posible para centrarse en donde son más fuertes y creíbles, en su misión de transformación política y social”.

Carlin va a tener razón: Podemos no concretará para evitar el compromiso y deambulará por el universo de las concepciones “fuertes” que son las morales. Lo cual podría ser de recibo si entre su dirigencia no hubiese comenzado ya a menudear la sospecha de comportamientos cuestionables y polémicos y enlaces acreditados de amistad y afinidad con regímenes que en lo moral decaen ante el pragmatismo del poder (sea Venezuela u otros sistemas bolivarianos).

De ahí que Podemos comience a deslizarse hacia lo mesiánico que es la creencia en una catarsis liberadora. Como me escribe -a mí y a varios más- un eminente amigo en privados textos restringidos y generalmente antológicos, “la fe es aquello que es capaz de sobrevivir a un estado de ánimo”. El estado de animo de España es depresivo, así que Podemos se ha convertido en una especie de fe, en virtud de la cual los que la siguen creen en lo que no ven ni tocan. Lo que me lleva a la conclusión del “tic-tac”: la mística de Podemos ha tocado techo (la de Rajoy lo rompió hace años), así que hay que pasar de las musas al teatro y hacer un guión. O sea, un programa no para una galaxia estrictamente moral, sino, además, también material por aquello del primun vivere deinde philosophari.

La semana pasada, Pablo Iglesias se puso estupendo en el mitin que celebró Podemos en Valencia y aseguró que hoy, 31 de enero de 2015, comenzaba el “tic-tac” para Mariano Rajoy. Vamos a ver cómo llenan este sábado los partidarios de Podemos el escaso espacio –al menos para una gran concentración- que va de Cibeles a la Puerta del Sol. La Policía Municipal calcula que habrá una afluencia de al menos 50.000 personas. Se denomina la “marcha del cambio” y no tiene un por qué ni un para qué específicos. Es un recurso testimonial de Podemos, una prueba de su versatilidad. Es decir: pasa de las tertulias de la televisión a la calle con facilidad. Ya lo suponíamos. Pero de ahí a pensar que esta marcha pone en funcionamiento el reloj de cuco para Mariano Rajoy, va un trecho.

Mariano Rajoy