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Vidal en la Cataluña de Kafka
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José Antonio Zarzalejos

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Vidal en la Cataluña de Kafka

La cuestión es si lo que ha ido "desvelando" Santiago Vidal en sucesivas conferencias en varias localidades catalanas constituye una invención o responde a la verdad

Foto: El senador de ERC Santiago Vidal. (EFE)
El senador de ERC Santiago Vidal. (EFE)

La renuncia forzada a su escaño en el Senado por ERC del exjuez Santiago Vidal -expulsado de la magistratura por tres años en resolución confirmada por el Supremo en noviembre del pasado año- no se sabe todavía si es porque ha mentido o porque ha desvelado verdades incómodas para su partido y el Gobierno catalán. Vidal es un personaje excéntrico. Fue expedientado por redactar una fantasmal constitución de una no menos fantasmal república catalana, y como el independentismo hace acopio de apoyos, sean de la calidad que sean, ERC lo propulsó al mayor protagonismo político. No sólo le ha hecho senador, sino también asesor del consejero de justicia de la Generalitat. De haberse informado, tanto a los republicanos como a los exconvergentes, no se les habría ocurrido encumbrar a Vidal y, ni siquiera, incluirlo en el muestrario de apoyos a la secesión catalana. El exjuez era ya en su anterior cargo funcionarial exactamente como ahora: una bomba de relojería política.

¿Desde cuándo en el ámbito del independentismo desafiar e infringir las leyes del Estado español para conseguir el propio es motivo de indignación?

La cuestión, sin embargo, no es esa exactamente. La cuestión es si lo que ha ido “desvelando” Santiago Vidal en sucesivas conferencias en varias localidades catalanas constituye una invención o responde a la verdad. ¿Falso o cierto que la Generalitat se ha hecho con todos los datos fiscales de los ciudadanos residentes en la comunidad autónoma?, ¿cierto o falso que se ha elaborado un listado de jueces con los que el independentismo “puede contar” en un futuro próximo?, ¿cierto o falso que se está investigando si en los Mossos d'Esquadra existen infiltrados del CNI?, ¿cierto o falso que en el Presupuesto que hoy debe -o no- respaldar la CUP hay partidas camufladas por importe de 400 millones de euros para financiar las estructuras de Estado de la posterior Cataluña?, ¿cierto o falso que hay un preacuerdo para que Cataluña ingrese en la OTAN sin aportar fuerzas militares?

Foto: El senador de ERC Santiago Vidal. (EFE)

De ser todo esto cierto, resultaría, efectivamente ilegal, como ha venteado Santiago Vidal. Y ¿desde cuándo incurrir en ilegalidades en el secesionismo es motivo de reproche y no de elogio?, ¿no están acusados de prevaricación y desobediencia Mas, Homs, Forcadell, Rigau y Ortega?, ¿acaso no es el propio presidente de la Generalitat el que ha afirmado que habrá “referéndum o referéndum” diga lo que diga el TC y la Constitución? En definitiva ¿desde cuándo en el ámbito del independentismo catalán desafiar e infringir las leyes del Estado español para conseguir el propio es motivo de una indignación como la que ha llevado a desmentir y sancionar políticamente a Santiago Vidal? Hoy, Cataluña se ha introducido en el absurdo kafkiano más profundo. Y también -con el caso de este exjuez- ha entrado en una dinámica que rebasa el ridículo y se introduce en el terreno de lo grotesco.

Lo que incomoda es que los catalanes descubran -de ser cierto- que la consecución de la improbable independencia implique prácticas totalitarias

Carece de coherencia que ERC y el Gobierno catalán arremetan contra Vidal por la afirmación de que estas supuestas “verdades” son ilegales. Tanto su partido como la Generalitat llevan instalados en la ilegalidad desde hace ya tiempo. Vidal sólo estaría descorriendo verbalmente el velo una realidad que resulta deslumbrantemente obvia. Lo que incomoda es que los propios ciudadanos catalanes descubran -de ser ciertos los relatos del exsenador de ERC- que la consecución de la improbable independencia implique desarrollar prácticas totalitarias que desconocen derechos intangibles en cualquier régimen democrático. La investigación del ministerio fiscal, aclarará los términos de la cuestión.

Santi Vidal deja su escaño tras el escándalo

Santiago Vidal tendría que ser para el secesionismo un héroe -indiscreto, pero héroe- y no un villano. Y alternativamente, si Vidal ha mentido y todo lo que ha propalado es una invención, la secesión no dejaría de ser un desiderátum porque sólo se consigue -como ha recordado reiteradamente el catedrático Santiago Muñoz Machado- por procedimientos no democráticos y previsiblemente insurreccionales. Quizás para entender un poco algunas de las claves de la Cataluña kafkiana de hoy habría que leer -lo aconsejo- la novela de Nuria Amat que se titula muy significativamente “El Sanatorio” (ED Libros, 2016).

La renuncia forzada a su escaño en el Senado por ERC del exjuez Santiago Vidal -expulsado de la magistratura por tres años en resolución confirmada por el Supremo en noviembre del pasado año- no se sabe todavía si es porque ha mentido o porque ha desvelado verdades incómodas para su partido y el Gobierno catalán. Vidal es un personaje excéntrico. Fue expedientado por redactar una fantasmal constitución de una no menos fantasmal república catalana, y como el independentismo hace acopio de apoyos, sean de la calidad que sean, ERC lo propulsó al mayor protagonismo político. No sólo le ha hecho senador, sino también asesor del consejero de justicia de la Generalitat. De haberse informado, tanto a los republicanos como a los exconvergentes, no se les habría ocurrido encumbrar a Vidal y, ni siquiera, incluirlo en el muestrario de apoyos a la secesión catalana. El exjuez era ya en su anterior cargo funcionarial exactamente como ahora: una bomba de relojería política.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Cataluña