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Auge y declive de Valencia
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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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Auge y declive de Valencia

Hoy quería citar a Camus, porque cumpliría cien años, pero la edad carece de importancia cuando uno va a vivir la eternidad. Además he mirado hacia

Hoy quería citar a Camus, porque cumpliría cien años, pero la edad carece de importancia cuando uno va a vivir la eternidad. Además, he mirado hacia Valencia y sólo me viene Brecht a la memoria: Auge y caída de Mahagonny. Qué gran obra. Cómo impresiona el teatro cuando es tan escandalosamente plagiado por la vida. Juego, especulación, latrocinio, crimen… Todo estaba en Mahagonny y en Valencia cuando ascendían: todo se construía sobre la arena, y ahora se hunde. Nos quedan los delincuentes, hombres babeantes de poder y dinero que han hecho del parlamento autonómico su última trinchera.

A veces la casualidad hace esfuerzos muy pedagógicos. En Valencia ha querido que coincidan el cierre de Canal Nou y la detención de varios directivos de la CAM, la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Allí estaban los emboscados de los partidos, ordeñando dinero público, sacándolo a espuertas hasta vaciarla. En cuestión de meses sus directivos pasan de llevarse pensiones e indemnizaciones millonarias al calabozo. A muchos nos resarce ver a los ladrones entre rejas, es una alegría para las vísceras. Sin embargo, resulta crucial saber que cuando en una sociedad se pasa del poder a la cárcel es porque han fallado todos los controles.

La corrupción en Valencia no es un delito, es una enfermedad social. ¿Y qué hace el PP para curarla? Dicen que ha encargado encuestas antes de tomar decisiones. No aprenden nada

Los controles, o sea, MAFO, un hombre tan simpático que en lugar de nombre propio tenía acrónimo. La CAM es ese monstruo que el gobernador del Banco de España definió como “lo peor de lo peor”. Vaya por Dios, y ¿cómo es que MAFO no se dio cuenta hasta que no quedó ni un céntimo en la caja fuerte? Son cosas que pasan. En los años felices, cuando éramos ricos como en Mahagonny, hubo mucha gente que calló porque se lo mandaron y mucha otra que mandó callar. MAFO hizo ambas cosas.

En cambio, los periodistas de Canal Nou pertenecen a la primera categoría: les mandaron callar y callaron. Es una condición especialmente triste cuando hablamos del periodismo. Y vieja. Cuando el preso anarquista pregunta a Max Extrella: “¿Qué dirá mañana la prensa canalla?”, él contesta sin dudarlo: “Lo que le manden”. Ahora esa prensa canalla nos cuenta que les mandaron omitir la palabra “recortes”, y encontraron prestos el eufemismo: reformas, ajustes, equilibrio fiscal, capsulitas de mentiras con las que ir adormeciendo a la población más distraída.

Ahora nos cuentan que la cobertura del accidente de Metro de Valencia estuvo controlada directamente por el Gobierno valenciano. Ya es demasiado tarde para estas revelaciones, aunque por supuesto me solidarizo con los despedidos: ningún periodista merece el suplicio de trabajar en Canal Nou; ningún periodista merece el suplicio de ser despedido de Canal Nou. La historia de esa televisión autonómica se resume en dos cifras: año 1995, audiencia del 21% con 700 trabajadores de plantilla. Año 2012, audiencia del 5% con casi 1.700 trabajadores. Algunos intentan salvar su honor sólo ahora que dan por perdido su empleo. Y ni siquiera les culpo: son una pieza más del engranaje de la corrupción y el clientelismo cuando atrapan a una sociedad entera. Ese engranaje lo ideó el PP en la Comunidad Valenciana y funcionó durante 20 años a golpe de talonario, edificación, megalomanía. La corrupción en Valencia no es un delito, es una enfermedad social. ¿Y qué hace el PP para curarla? Dicen que ha encargado encuestas antes de tomar decisiones. No aprenden nada. Lean Mahagonny, hombre, léanla.

Hoy quería citar a Camus, porque cumpliría cien años, pero la edad carece de importancia cuando uno va a vivir la eternidad. Además, he mirado hacia Valencia y sólo me viene Brecht a la memoria: Auge y caída de Mahagonny. Qué gran obra. Cómo impresiona el teatro cuando es tan escandalosamente plagiado por la vida. Juego, especulación, latrocinio, crimen… Todo estaba en Mahagonny y en Valencia cuando ascendían: todo se construía sobre la arena, y ahora se hunde. Nos quedan los delincuentes, hombres babeantes de poder y dinero que han hecho del parlamento autonómico su última trinchera.

Canal Nou Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM)