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Seis lecciones a aprender del naufragio del "insumergible" Titanic
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Seis lecciones a aprender del naufragio del "insumergible" Titanic

Nunca ha habido ni probablemente habrá un barco como el RMS Titanic, de cuyo naufragio se cumplen 100 años el 14 de abril. Sedujo a los

Nunca ha habido ni probablemente habrá un barco como el RMS Titanic, de cuyo naufragio se cumplen 100 años el 14 de abril. Sedujo a los que lo construyeron, a los que navegaron y naufragaron en él y su leyenda se ha ido haciendo más y más fabulosa con el paso de los años.

De la corta vida del Titanic se ha hablado y escrito mucho. Pocos náufragos son tan recordados como las 1.517 personas (53 niños entre ellas) que fallecieron en la única travesía que realizó y que dejó inconclusa al chocar con un iceberg.

Aunque se objetará que es fácil criticar un desastre cuando han pasado cien años desde que ocurrió y ha sido estudiado hasta la saciedad, creo que desde el punto de vista de la gestión empresarial se pueden aprender varias lecciones, que detallo a continuación.

1. Soberbia. La soberbia y la arrogancia que mostraron los constructores y propietarios con el trasatlántico nos sigue asombrando hoy en día. Es cierto que en su día fue el mayor, el mejor dotado técnicamente y el más lujoso de los barcos. Su sistema de compartimentos estancos fue una gran novedad para la época. Pero de ahí a que se le calificara de “insumergible”…  El primer viaje que realizó se encargó en desbaratar la soberbia de los constructores y de la naviera, a un precio terrible.

2. Imprevisión. Sumando los 16 botes salvavidas y los 4 plegables había capacidad para 1.178 personas cuando en el barco había embarcadas 2.207. Sólo se salvó el 52% de estas. Este hecho no era conocido por los pasajeros, ni siquiera por buena parte de la tripulación. En el mejor de los casos, igual no les hubiera importado, al repetirse hasta la saciedad el calificativo de “insumergible”.

3. Falta de liderazgo. Es sorprendente la historia del capitán Edward John Smith, el mayor y mejor capitán de la White Star, con cerca de 50 años de experiencia como marino en el que iba a ser su último viaje. El Capitán Smith ignoró los avisos de hielo permitiendo que el barco navegase a una velocidad inadecuada, pero lo más grave es que, producido el choque e informado por el constructor de que el buque se hundiría sin remedio, se desmoronó y su presencia en momentos tan críticos fue nula. No es extraño, así, que en medio del caos reinante la mayoría de los botes salvavidas estuvieran ocupados tan sólo en un 40% cuando se botaron (711 de un total de 1.178 plazas). Se desconoce cómo murió el Capitán Smith, pero se duda de que lo hiciera cumpliendo con su deber.

4. Mala suerte. La mala suerte es siempre aliada de los desastres como el del Titanic. Dos detalles a destacar. Si se hubiera avistado el iceberg y maniobrado tan sólo unos minutos antes el choque lateral, que desgarró fatalmente la cubierta del buque, se hubiera evitado. El buque Californian navegaba tan sólo a 10 millas del Titanic cuando se produjo la colisión. Desde su cubierta vieron cómo se detenía y cómo lanzaban cohetes, pero pensaron que era con motivo festivo. Hubieran igualmente recibido las señales de socorro radiofónicas que emitió el Titanic… pero tenía apagada la radio.

5. Exceso de confianza. El Titanic recibió el día del choque cinco avisos sobre el peligro de los icebergs, el último de los cuales especificaba exactamente donde se hallaba la masa de hielo con la que chocó. La temperatura había bajado de 6º a las 19 horas a 0º a las 22 horas. ¿Hacían falta más avisos de peligro?

6. Desastrosa comunicación. Seguramente hace 100 años no existían protocolos de comunicación de crisis, pero lo cierto es que la White Star, la mayor naviera del mundo, llevó a cabo una lamentable gestión, especialmente frente a los familiares de los náufragos. De la “confirmación del hundimiento pero todo el pasaje a salvo”, se pasó a “probablemente se han perdido algunas vidas”. De ahí a “tememos que se hayan perdido muchas vidas” y finalizando con un “la pérdida de vidas humanas ha sido horrible; se podrá reemplazar el barco, pero jamás las vidas humanas”.

Cuando menos la tragedia del Titanic sirvió para que nunca más se lanzaran los barcos indiferentes a los avisos sobre los hielos; de hecho a partir de entonces nunca más se volvieron a pasear libremente los icebergs por el mar, pues se creó la Patrulla Internacional del Hielo. Se acabó, igualmente, con servicios radiotelegráficos parciales y se obligó a que los barcos llevaran el número suficiente de botes salvavidas. Jamás se volvió a calificar a un barco de  “insumergible”.

*Felipe Portocarrero, Socio Director de Portocarrero & Asociados

Nunca ha habido ni probablemente habrá un barco como el RMS Titanic, de cuyo naufragio se cumplen 100 años el 14 de abril. Sedujo a los que lo construyeron, a los que navegaron y naufragaron en él y su leyenda se ha ido haciendo más y más fabulosa con el paso de los años.