El seguro afronta su año más crítico

El seguro vive en tiempo de descuento. El 1 de enero de 2016 las aseguradoras europeas, alrededor de 260 en el caso español, tendrán que tener adoptado el nuevo sistema de gestión y supervisión que supone Solvencia II, dentro de un proceso iniciado en 2001 por la Comisión Europea (CE) que busca brindar mayor protección a los asegurados, evitando quiebras, y como una derivación de los acuerdos de Basilea para la banca.

Las instituciones y entidades de seguros de nuestro país llevan centrando sus esfuerzos en realizar una adecuada transición de Solvencia I a Solvencia II, esta última basada en tres pilares: el primero relacionado con los requerimientos cuantitativos (valoración, fondos propios, requerimientos de capital, etcétera); el segundo dedicado al gobierno corporativo, que exige a los aseguradores una gestión sana y prudente de la actividad; y el tercero, que se refiere a la presentación de la información. Todo conllevará una mayor transparencia hacia la sociedad y un inimaginable cúmulo de datos susceptibles de ser analizados. Si hubiera que definir en una sola frase, simplificando, qué supone Solvencia II para el seguro, se podría decir que las aseguradoras deberán contar con el capital adecuado al riesgo que asumen. Millones de horas trabajadas, miles de reuniones anuales, centenares de millones de euros en asesorías y consultorías técnicas, hacen que el seguro español avance en el programa de implantación de Solvencia II de acuerdo con el calendario establecido por la EIOPA, la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones.

Faltan diez meses para la implantación del nuevo sistema de gestión y supervisión (aunque se abrirán periodos transitorios que, en algunos casos, pueden llegar a los 16 años) y aún persisten determinadas incertidumbres. La Directiva Comunitaria que soporta Solvencia II tiene que ser traspuesta a nuestro ordenamiento jurídico antes del 31 de marzo o, como mucho, un mes después, y ni siquiera ha entrado en el Congreso de los Diputados. Supone una prioridad absoluta para que el sector pueda cumplir los plazos establecidos por las autoridades europeas. Para la industria aseguradora de nuestro país la entrada en vigor de la Ley de Ordenación, Supervisión y Solvencia de las Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras, así como su Reglamento, es uno de los hitos esperados del año. Pero hay otros, como la puesta en funcionamiento del Código Mercantil que contiene la nueva Ley de Contrato de Seguro, que sustituirá a la de 1980, o el nuevo Baremo de Daños, o ciertos retoques en materia de Planes de Pensiones, entre otras cosas.

El seguro toca fondo

Con un volumen de primas en 2014 estimadas en 55.343 millones de euros, y un retroceso sobre el año anterior de tan solo el 0,80%, que contrasta con las caídas del 5% en 2012 y el 3,27% de 2013, todos los expertos coinciden que el seguro ha tocado fondo y que a lo largo de este año el volumen de primas experimentará un leve crecimiento, en consonancia con el repunte de la actividad económica. Pilar González de Frutos, presidenta de la asociación empresarial UNESPA, destaca la solvencia del sector, que es ratificado por Fernando Pablo Moreno, subdirector de Inspección de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP). Esta se estima en cuatro veces la exigida para los ramos no vida, y en 2,3 veces la requerida para vida, donde las filiales bancarias son más activas comercialmente, a la vez que reactivas a la hora de inmovilizar capital. Entre seguros y pensiones el sector gestiona más de 200 mil millones de euros y es un inversor institucional de gran peso.

Aparte de constituir una prioridad, la adaptación a la nueva arquitectura que representa Solvencia II está consumiendo el tiempo y los recursos de las entidades aseguradoras, que no pueden descuidar su actividad comercial y los compromisos de sus negocios. Flavia Rodríguez Ponga, directora general de la DGSFP dice que el sector atraviesa la crisis de forma suave y tranquila, además de transitar hacia Solvencia II, pero recuerda que no sólo hay un reto de negocio, lo hay de solvencia, de tecnología y de percepción del mundo asegurador en la sociedad. Efectivamente, a pesar de las confusiones interesadas, el seguro poco o nada tiene que ver con el perfil mostrado por la banca estos últimos años.