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¿Qué pasó al final con Ciudadanos?

El eje de la campaña fue la ilusión, y esa ilusión sirvió para crecer, pero frente a una campaña electoral parece demostrarse que la ilusión no es argumento suficiente

Foto: Albert Rivera tras la ejecutiva nacional de Ciudadanos tras el 20-D. (Reuters)
Albert Rivera tras la ejecutiva nacional de Ciudadanos tras el 20-D. (Reuters)

Pasados ya unos días de las elecciones del 20-D, con los datos consolidados se impone la necesidad de hacer una reflexión seria sobre el fenómeno que ha marcado el final de la campaña y los resultados finales de estas elecciones, la “sorpresa” de Ciudadanos. Los movimientos vinculados al ascenso y descenso posterior y el voto final a este partido explican la diferencia entre lo que anticipaban las encuestas y lo que finalmente sucedió. Las encuestas son la foto de un momento concreto. Tal como indicamos en su momento, en las democracias consolidadas se suelen mover muy pocos votos durante las campañas porque los mapas electorales apenas cambian. Sin embargo, en esta campaña del 20 de diciembre los votos no dejaron de moverse porque el mapa electoral estaba dibujándose.

Ciudadanos en la cresta de la ola

En las encuestas publicadas en las dos primeras semanas de diciembre, a pocos días de la cita electoral, la estimación de voto de Ciudadanos se movía en promedio de las distintas encuestas publicadas en diferentes medios en un 20%.
Entre estos sondeos, los que habían realizado todo o parte del trabajo de campo previo al inicio de campaña (5 de diciembre) presentaban las estimaciones para Ciudadanos por encima del 20% y mayoritariamente eran los más elevados de sus respectivas series para Ciudadanos.

Entre ellas, la realizada por DYM para El Confidencial, que estimaba su voto en un 23,2%. En situación similar estaban las encuestas de El Mundo (23%), Atresmedia (21,9%) o Simple lógica (20,9%) entre otras. Incluso en el caso de las encuestas de medios cuya estimación era inferior al 20% en ese momento seguían dando tendencia al alza de C's, por ejemplo La Sexta o el propio CIS, que con un trabajo de campo realizado durante la primera quincena de noviembre estimaba el voto de Ciudadanos en un 19% con tendencia creciente.

En este sentido parecía existir un claro consenso de la posición del partido como una fuerza creciente en un entorno del 20% del voto a inicio de campaña.

Pero cambió la tendencia

A partir de las primeras encuestas tras el inicio de campaña y el post-debate del 7-D, se empezó a observar un claro cambio de tendencia. Lo que era una senda claramente alcista se convirtió en un claro descenso. Esto llevó a que el día 14 de diciembre, último día de publicación legal de encuestas, su intención de voto se hubiera reducido a cifras en el entorno del 17%. Una bajada de más de 3 puntos en menos de una semana.

Es la paradoja de una legislación que para evitar la posible manipulación de la opinión pública evita que se publiquen sondeos en la última semana

El apagón posterior de datos relacionado con la prohibición de publicación de sondeos electorales en el territorio nacional no permitía tener a partir de ese momento una visión clara de la degradación que se estaba produciendo, más allá de la “noticias provenientes de Andorra y de los rumores y filtraciones de encuestas internas. Estos datos mostraban ese cambio, pero que no se podía contrastar de cara al votante con otras encuestas públicas. Es la paradoja de una legislación incomprensible que para evitar la influencia y posible manipulación de la opinión pública evita que se publiquen sondeos en la última semana. Como consecuencia de esto el votante ha tenido acceso sólo a una y a los rumores filtrados según el interés de los partidos.

¿Qué produjo este cambio?

La base fundamental para comprender este cambio es entender por qué Ciudadanos perdió en pocos días lo que había ganado en pocas semanas. No conviene olvidar que en las encuestas sobre elecciones generales realizadas durante los meses de junio a septiembre, Ciudadanos había mantenido una intención de voto que se movía en un rango entre el 11% y el 13%.

placeholder La presidenta del grupo de C's en el Parlamento catalán, Inés Arrimadas. (EFE)
La presidenta del grupo de C's en el Parlamento catalán, Inés Arrimadas. (EFE)

Los resultados de las elecciones catalanas del 27-S supusieron el inicio de la tendencia alcista que se fue acelerando e incrementado durante los meses de octubre y noviembre mientras la cuestión catalana marcaba la agenda política. Ciudadanos crecía rápidamente apoyado en un posicionamiento claro en un eje fundamental de la política nacional en ese momento, recogiendo votos de múltiples procedencias, entre ellos de exvotantes del PP, socialistas en 2011 y abstencionistas.

Pero este incremento rápido de intención de voto declarada tenía sus riesgos. En la encuesta realizada por DYM del 27 de noviembre al 9 de diciembre, Ciudadanos era el partido que presentaba una menor seguridad en el voto declarado. Solo un 61,7% de sus votantes estaba totalmente decidido en su voto, frente al 86,3% del PP o el 73,2% el PSOE. Esto suponía una elevada amenaza para sus expectativas de voto. Tal como indicamos en su momento, en esas condiciones el partido de Albert Rivera estaba sometido al peligro de que cualquier contratiempo en campaña que suscitara dudas en el electorado que le estaba apoyando le pudiera restar votos de manera significativa. Había crecido muy rápido y una parte relevante de su voto era muy volátil… y voló.

La evolución de la campaña tuvo como consecuencia que esos votantes que se habían incorporado en los meses posteriores a las elecciones catalanas y sin consolidar desaparecieran rápidamente en tres direcciones:
1.- Vuelta al PSOE. Una proporción significativa del crecimiento en la intención de voto que se produjo en octubre y noviembre procedía de exvotantes socialistas de 2011. De ahí la baja estimación del PSOE a inicios de diciembre. La estrategia de comunicación del PSOE asociando a Ciudadanos con un posible apoyo al mantenimiento de Rajoy en el poder surtió efecto, recuperando gran parte de esos votantes. Estimamos este impacto en un 3-4%
2.- Vuelta al PP. De la misma manera que se perdió gran parte de lo ganado entre ex-votantes socialistas, un porcentaje inferior, pero también relevante, volvió hacia el PP bajo la idea de voto útil del centro-derecha, posiblemente ante la percepción de crecimiento de Podemos. Estimamos este impacto en un 2%.
3.- La abstención. Dentro de esta tormenta perfecta para Ciudadanos apareció otro aspecto relevante y poco tenido en consideración, una baja participación en relación a la esperada. Este fenómeno también estuvo relacionado con el resultado de Ciudadanos.
El crecimiento de Ciudadanos estuvo también alimentado por un incremento en las estimaciones de participación, al movilizar a electores desencantados de centro y centro derecha que no había votado en elecciones anteriores o que previamente no tenían intención de votar.

Histórico de participación Elecciones Generales

Después de un año de alta intensidad en lo político y en el que la aparición de nuevos partidos había generado grandes expectativas, se esperaba un crecimiento muy significativo de la participación frente al 68,9% del año 2011. El consenso a finales de noviembre estimaba una participación en un entorno del 76%, aunque incluso algunas compañías de sondeos hablaban de porcentajes próximos al 79%. Y la participación subió, pero menos de lo previsto. El 73,2% supone un incremento de algo más de 4 puntos sobre los datos de 2011, pero no deja de ser una participación media si lo comparamos con el histórico de las elecciones generales (73,0%).

Este incremento ha sido totalmente absorbido por los partidos emergentes de izquierdas, ya que los colectivos de votantes autoposicionados en el centro-izquierda e izquierda presentaban niveles de movilización muy altos. Por el contrario, el centro y centro derecha no solamente no han incrementado su participación, sino que con respecto a 2011 se ha desmovilizado. Mientras que los votos de PP+UPyD de 2011 alcanzaron los 12.000.000, en estas elecciones la suma de PP+Ciudadanos+UPyD se ha quedado en 10.900.000. Teniendo en cuenta que ni en las encuestas de DYM ni en otras encuestas se observaban transferencias relevantes de estos partidos a opciones posicionadas más a la izquierda como PSOE, IU o Podemos, se puede concluir que ha existido un votante de centro que inicialmente se vio atraído por Ciudadanos, pero que tras la campaña optó por la abstención. Estimamos que este fenómeno impactó en la expectativa de voto de Ciudadanos en un 3%.

Cuando la cuestión catalana perdió espacio, la posición de C's se percibió como menos definida y se generaron dudas entre los potenciales votantes

En resumen, Ciudadanos disponía de una base consolidada de votantes previa a las elecciones catalanas que le otorgaba una estimación de voto en un entorno del 12%. Tras los buenos resultados en Cataluña creció apoyado en un mensaje claro sobre su concepto de España, que resultó atractivo y transversal a muchos potenciales votantes. Esta percepción le sirvió mientras la actualidad catalana dominaba la agenda política.

Cuando la cuestión catalana perdió espacio y relevancia, con la apertura de otros frentes donde la posición de Ciudadanos se percibió como menos definida, se generaron dudas entre los potenciales votantes incorporados en los últimos meses. Esto arrastró a una parte significativa de esos potenciales votantes a volver a sus anteriores opciones, ya fuera por miedo o por una idea de voto útil, que se vio complementada por la abstención. La consecuencia fue una vuelta a una situación similar a la de partida, con una ligera ganancia, y habiendo desaprovechado un relevante potencial de voto.
El eje de la campaña fue la ilusión, y esa ilusión sirvió para crecer, pero frente a una campaña electoral parece demostrarse que la ilusión no es argumento suficiente.

*Carlos Clavero, Carlos Rello y Luciano Miguel, equipo de Instituto DYM

Pasados ya unos días de las elecciones del 20-D, con los datos consolidados se impone la necesidad de hacer una reflexión seria sobre el fenómeno que ha marcado el final de la campaña y los resultados finales de estas elecciones, la “sorpresa” de Ciudadanos. Los movimientos vinculados al ascenso y descenso posterior y el voto final a este partido explican la diferencia entre lo que anticipaban las encuestas y lo que finalmente sucedió. Las encuestas son la foto de un momento concreto. Tal como indicamos en su momento, en las democracias consolidadas se suelen mover muy pocos votos durante las campañas porque los mapas electorales apenas cambian. Sin embargo, en esta campaña del 20 de diciembre los votos no dejaron de moverse porque el mapa electoral estaba dibujándose.

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