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'Spain is different'

El 'e-cig' goza de un envidiable estado de salud en todos los países de la UE, donde cada vez más fumadores se pasan al cigarrillo electrónico

Foto: Fotografía de archivo de una mujer fumando un cigarrillo electrónico. (EFE)
Fotografía de archivo de una mujer fumando un cigarrillo electrónico. (EFE)

Sin duda, el conocido eslogan de promoción turística de los años sesenta 'Spain is different' acertó a la hora definir nuestra idiosincrasia nacional: somos diferentes para todo. De hecho, este eslogan sirve para explicar ciertas cosas que solo ocurren en nuestro país, como por ejemplo el trato hacia los cigarrillos electrónicos.

Este dispositivo, que calienta una solución líquida que contiene nicotina, glicerol, glicol y aromas (todos ingredientes autorizados por la Unión Europea para uso humano, incluido el inhalado) y donde no existe combustión (al contrario que en el tabaco), ha sido considerado por profesionales de la salud de todo el mundo como “la mayor innovación en salud pública del siglo XXI”.

El 'e-cig' goza de un envidiable estado de salud en todos los países de la UE, donde cada vez más fumadores se pasan al cigarrillo electrónico. En Estados Unidos, líder mundial del mercado de 'e-cigs', los últimos datos indican que un 10% de la población adulta fumadora ya se ha pasado al cigarrillo electrónico.

Sin embargo, en España, tras el descontrolado 'boom' de 2013, la caída y posterior recuperación (2015 cerró con un aumento del 10% en ventas), el consumo de 'e-cigs' es todavía muy inferior al de la UE o Estados Unidos. Aunque existen múltiples factores que explican esta diferencia, debe reconocerse que mucho ha jugado la falta de apoyo, y a veces oposición, de algunas sociedades médicas 'made in Spain'.

Mientras que en países donde el producto está ampliamente arraigado, como el Reino Unido o Italia, asociaciones como Cancer Research UK (principal asociación de lucha contra el cáncer), ASH (Action Against Smoking, principal ONG antitabaco) o la Liga Anti Fumo (principal ONG Italiana de lucha contra el tabaquismo) activamente defienden el cigarrillo electrónico como alternativa al tabaco, en España algunas de las principales asociaciones médicas han mantenido reservas sobre el cigarrillo electrónico y en ocasiones han pedido medidas más estrictas sobre el mismo.

La sociedad demanda cada vez productos más innovadores, de mayor calidad y una total transparencia respecto a su composición y seguridad

Sin duda, el cigarrillo electrónico no es inocuo (contiene nicotina), y es un producto para el adulto fumador, por lo que debe de regularse con el fin de proteger al menor. Precisamente España es el país que cuenta con la regulación más estricta sobre consumo y venta de toda la Unión Europea, que se verá reforzada a partir de mayo con la entrada en vigor de la directiva europea que regula la calidad, composición y publicidad de los 'e-cigs'.

De hecho, es fundamental contar con un marco regulatorio estricto a la par que equilibrado, ya que sería descabellado tanto mantener el producto sin regular como hiperregularlo mediante una equiparación total con el tabaco. Se trata de productos distintos, con componentes distintos, y sin existir combustión en los cigarrillos electrónicos, por lo que requieren regulaciones propias. Precisamente por ello, la directiva europea los regula de manera diferente y ningún país de la UE, salvo Malta, los equipara.

Además, la evidencia científica demuestra que no existe coincidencia alguna ni en su composición ni en sus efectos que justifique medidas como la prohibición de uso del 'e-cig' en espacios públicos cerrados. Precisamente a esta conclusión llega el estudio del CSIC recientemente publicado en 'Journal of Chromatography', que descarta la figura del 'vapeador' pasivo, o el estudio del catedrático de la Universidad de Valencia Miguel de la Guardia publicado en 'Microchemical Journal', que concluye en similares términos, por citar estudios realizados en nuestro país.

Si echamos un vistazo a la investigación internacional, las conclusiones son parejas. Un informe del Ministerio de Sanidad del Reino Unido, que analizó más de 1.500 estudios publicados sobre los 'e-cigs', concluye que pese a no tratarse de un producto inocuo no se puede comparar con el tabaco, y por tanto no se le pueden aplicar ni las mismas normas ni las mismas políticas.

La sociedad demanda cada vez productos más innovadores, de mayor calidad y una total transparencia respecto a su composición y seguridad. En este sentido, estamos trabajando con AENOR y el CEN (Comité Europeo de Normalización) con el fin de desarrollar estándares europeos de calidad y seguridad que asegurarán mayor protección al consumidor y acelerarán la actual profesionalización del mercado.

Millones de 'vapeadores' creemos en el cigarrillo electrónico, y la ciencia está de nuestra parte. Viendo la consolidación del producto en los países de nuestro entorno tras varios años desde su implantación, donde cada vez más fumadores se pasan al cigarrillo electrónico, el futuro es prometedor. Al igual que España consiguió equipararse social, política y económicamente a los países europeos años después de aquel famoso eslogan turístico, estoy convencido de que ocurrirá lo mismo respecto al cigarrillo electrónico, y en un futuro próximo, 'Spain' dejará de ser 'different'.

* Alejandro Rodriguez, presidente de ANCE (Asociación Nacional de Cigarrillo Electrónico).

Sin duda, el conocido eslogan de promoción turística de los años sesenta 'Spain is different' acertó a la hora definir nuestra idiosincrasia nacional: somos diferentes para todo. De hecho, este eslogan sirve para explicar ciertas cosas que solo ocurren en nuestro país, como por ejemplo el trato hacia los cigarrillos electrónicos.

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