Es noticia
Descubriendo a Arty Morty
  1. Mercados
  2. A Bordo del Argos
Miguel de Juan Fernández

A Bordo del Argos

Por

Descubriendo a Arty Morty

"Creo que puedes estar bastante seguro de que en los siguientes diez años va a haber unos pocos años en los que el Mercado en general

"Creo que puedes estar bastante seguro de que en los siguientes diez años va a haber unos pocos años en los que el Mercado en general suba un 20% o 25%, unos pocos en los que sea negativo en el mismo orden y una mayoría donde esté entre medias” Escribió Buffett. “No tengo ninguna noción de la secuencia con que esto ocurrirá ni creo que sea de gran importancia para el inversor de largo plazo"

Warren E. Buffett

Partnership Letter July 6 1962


En la película Sin pistas (1988) -Without a clue en inglés-, protagonizada por Michael Caine y Ben Kingsley,  y basada en el personaje de Sherlock Holmes; Caine interpreta a un patoso y desastroso Holmes en el que, tras producirse el ataque de Moriarti sobre el Dr. Watson – el auténtico cerebro–, escribe en un encerado el nombre de Moriarti para “analizar al estilo Holmes” lo que pueda sobre el crimen. Horas más tarde, exhaustas ya las damas que le escuchan desbarrar, grita jubiloso: ¡Lo tengo, lo he descubierto! Moriarti en realidad se llama Arty Morty. En ese momento se quedan los tres mirándose y se da cuenta de que tantas vueltas al nombre no le han servido para averiguar nada de provecho. Pobre.

Hace poco, hablando con una futura argonauta, me indicaba que podía ser interesante explicar porqué no debemos perder el tiempo tratando de adivinar qué van a hacer los mercados, o si nos intervienen, o si salimos del euro y cómo, “tenía cubierta esa eventualidad, ese riesgo”. Bueno, a ver si soy capaz de explicarlo y que resulte claro. Al igual que Michael Caine en la comedia, darle vueltas al nombre de Moriarti para terminar descubriendo que se llama Arty Morty (¡lo que hay que ver!), no nos sirve de nada. Es como en el viejo adagio que reza: Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo. Y habría que añadir que, además, se hacen teorías sobre la línea de soporte y resistencia entre el dedo y la luna, o la correlación entre el dedo y la luna, o cómo sube la marea en función de cuán largas tenemos las uñas. Como dice Buffett citando a Keynes (mejor inversor y value que economista): prefiero estar aproximadamente en lo cierto que exactamente equivocado. Pero muchos inversores prefieren seguir el ejemplo del borracho del chiste que buscaba las llaves bajo la farola porque allí había luz. El sector financiero está lleno de personas tremendamente inteligentes, con amplísimos conocimientos, pero como Michael Caine, lo enfocan sobre el lugar incorrecto. Poco consuelo es adivinar el nombre secreto de Moriarti. (Por cierto y como inciso, los argonautas y lectores se sentirán trasladados con este artículo hacia el libro El lemming que salió raro por el uso de una película para explicar algo).

Cuando los inversores se centran no en analizar cuánto valen sus empresas (o encontrar gente que lo haga y que, normalmente no los encontraremos en la banca), sino en mirar el dedo de la macroeconomía o la volatilidad de los mercados, o si nos vamos a ir del euro; al final terminan perdiendo la concentración sobre lo que pueden controlar y acaban buscando las llaves donde no están. ¿Supone esto que si España saliese del euro –cosa que creo bastante improbable– no tendría consecuencias en nuestra cartera? Por supuesto que las tendría, en concreto a corto plazo pudiéramos ver niveles extremos de volatilidad, pero no es nuestro riesgo real. Nuestro riesgo real dependerá de dónde tengamos nuestro dinero. Veamos un ejemplo, si Loterías del Estado hubieran salido a cotizar y, tras un serio y profundo análisis, hubiéramos entendido que ofrecían margen de seguridad suficiente, seríamos dueños de una empresa sin deuda y que es monopolio en su negocio (o casi). Nos pagaría una buena rentabilidad vía dividendo que podríamos bien reinvertir, o bien gastar. Supongamos ahora, ya que estamos haciendo un ejercicio de finanzas-ficción, que salimos del euro.  ¿Cuál sería nuestro riesgo real? El mismo que si no hubiésemos salido de la divisa comunitaria: que hubiéramos pagado más de la cuenta por nuestra empresa, o que ésta sufriera un brusco cambio en su modelo de negocio que eliminara su atractivo. ¿Tendríamos inflación? Seguramente sí, y al ritmo al que imprimen los bancos centrales sería alta. ¿La sufriría nuestra empresa? No demasiado, ya que es un monopolio y aunque la crisis subsiguiente provocara menores apuestas, la empresa prácticamente sin gastos, ajustaría precios y los subiría por encima de la inflación sin ningún problema. ¿Nos pagarían los dividendos? Casi con toda probabilidad sí, sólo que lo haría en pesetas y no en euros. Pero si la empresa está bien comprada y su modelo de negocio no sufre grandes cambios frente a lo que nos interesaba, la empresa se ajustará a la nueva situación y recibiremos la rentabilidad suficiente en otra divisa por nuestro dinero.

Por ejemplo, hace unos años adquirí con algunos clientes acciones de Cadbury, la chocolatera británica, que nos pagaba los dividendos en libras esterlinas. Cuando escindió la división americana de bebidas Dr. Pepper Snapple, nos entregó acciones de esta nueva compañía y ésta, empezó a pagarnos el dividendo no en la divisa “tradicional” sino en dólares americanos. No es la divisa lo que da valor a un activo, sino los flujos de caja que dicho activo vaya a generar en el futuro, sea en forma de dividendos ad infinitum, sea en forma de liquidación de la empresa a un precio superior al pagado, o por reestructuración de su deuda y posterior canje por acciones. La divisa simplemente supone un añadido en la ecuación final de la rentabilidad obtenida y puede sumarnos o quitarnos.

Si Ferrovial, por poner un ejemplo de una empresa que tenemos en el Argos, se viera afectada porque España saliera del euro, hay que recordar que la mayor parte de sus negocios y beneficios los obtiene en libras, en dólares canadienses y americanos. ¿Habría volatilidad sobre su precio? Posiblemente sí, pero mientras su negocio vaya viento en popa, esa volatilidad sobre el precio nos permitiría aprovecharnos e incrementar la posición en una buena empresa; y, en modo alguno, esto es una recomendación de compra, por supuesto.

Los mercados son volátiles por naturaleza, es lo que tiene la facilidad de entrar o salir a un precio fijado entre el último comprador y el último vendedor. Si tenemos deuda corporativa, nuestro riesgo es que el emisor no pueda repagarnos lo que nos debe, y si tenemos acciones nuestro riesgo, es que esa empresa quiebre incluso aunque salgan del euro. Si hemos hecho bien nuestro trabajo, esto no debería suceder. Esa es la forma de cubrir la cartera. Si luego resulta que no salimos del euro, nos habremos evitado perder el tiempo en algo que no dependía para nada de nosotros ni de nuestras capacidades. (Y teniendo en cuenta el pobre historial de los profesionales de la predicción, parece que tampoco al alcance de ninguno).

Es posible que Moriarti en realidad se llame Arty Morty, pero dicho conocimiento no nos servirá de nada a la hora de descubrir dónde se han llevado a nuestro amigo y resolver el crimen. Miremos la luna, no el dedo, nos irá bastante mejor.

Nos vemos.


"Creo que puedes estar bastante seguro de que en los siguientes diez años va a haber unos pocos años en los que el Mercado en general suba un 20% o 25%, unos pocos en los que sea negativo en el mismo orden y una mayoría donde esté entre medias” Escribió Buffett. “No tengo ninguna noción de la secuencia con que esto ocurrirá ni creo que sea de gran importancia para el inversor de largo plazo"