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¿Dónde están los yates de los clientes?
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Miguel de Juan Fernández

A Bordo del Argos

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¿Dónde están los yates de los clientes?

“Cuando el hombre con dinero se encuentra con el hombre con experiencia, éste se queda con el dinero y aquél con la experiencia.” Warren E.

“Cuando el hombre con dinero se encuentra con el hombre con experiencia, éste se queda con el dinero y aquél con la experiencia.”

Warren E. Buffett

“Wall Street es el único lugar del mundo en donde el hombre que viaja en Rolls Royce le pide consejo sobre su dinero al hombre que viaja en metro.”

Warren E. Buffett

“Érase una vez, en los queridos y lejanos días más allá de lo que puedo recordar, a un visitante de fuera de la ciudad se le estaban mostrando las maravillas del distrito financiero de Nueva York, y su guía le señala alguno de los más hermosos barcos del puerto. «Mire, aquellos son los yates de los banqueros y brokers»«¿Dónde están los yates de los clientes?» preguntó el ingenuo visitante.

¿Por qué los ricos suelen caer también en las pifias de los mercados? Hace años, hablando con una clienta que me aseguraba que los ricos siempre ganan le decía que no era cierto y, de hecho acababa de publicarse la rentabilidad de las dos principales sicav de Amancio Ortega, gestionadas por BBVA y Banif. Ambas presentaron unas rentabilidades ridículas y os puedo garantizar que si hay alguien en España que tenga a su disposición la capacidad de conseguir los mejores medios y profesionales del mundo de la inversión es él. Sin embargo, aun siendo ridículas, ambas rentabilidades eran muy parecidas… ¿por qué? Pues aun desconociendo realmente la composición y movimientos de las carteras de las sicav, creo que la respuesta está en el imperativo institucional del que hablábamos en el último artículo: los gestores no tendrían realmente un incentivo por tratar de batir a su índice, sino no hacerlo peor que los de la otra entidad; conclusión: ambos terminarían comprando el mercado y optando por resultados mediocres.

Con el caso de Madoff y otras operaciones la situación es parecida. Por volúmenes mínimos de inversión, por exclusividad, por novedad… los más jugosos y dispuestos a tener lo que no tiene nadie más (luego resulta que había cientos o miles con la misma exclusiva, pero eso es otra historia) son los más adinerados y, algunos se preguntarán ¿cómo ha sido posible, no son tan listos, no tienen los mejores medios, no tienen los mejores asesores? La respuesta a las tres es: si, si y si.

El caso es que los mejores medios no sirven para discernir el peligro ni la tontería, los mejores asesores suelen ser los mejores vendedores no los más interesados en ayudar al inversor ni cuyos amplios conocimientos les ayuden a discernir lo erróneo de lo cierto. Y, lo he dejado para el final a propósito, el tener dinero no les convierte en grandes inversores. Generalmente, las personas adineradas lo son gracias a empresas, trabajos bien remunerados o herencias, lo que está muy bien. Suelen ser affluent people; Amancio Ortega es rico porque supo ser un buen empresario, Buffett lo es porque es un buen inversor y supo gestionar bien el dinero de sus clientes.

El sector financiero está lleno de innovaciones y conceptos que resultan “raros” a los inversores, sean grandes o pequeños. No me refiero a que no lo entiendan o no puedas hablar con ellos de la volatilidad, explicarles el funcionamiento de una estructura, la beta de una acción, los activos descorrelacionados y cualquier otra historia… lo que les cuesta entender es que nada de eso sea realmente útil para invertir bien. Que no lo es, por si a alguien le quedaba alguna duda. Naturalmente puede resultar útil en algún momento hacer una cobertura de cartera o incluir activos poco líquidos en un patrimonio, ése no es el problema. El problema es asumir cada nueva 'novedad' (algunas son tan novedosas como varias decenas de años, pero se venden como actuales) como la nueva moda que hay que seguir, el nuevo Becerro de Oro y como los hebreos descarriados, lo seguimos a pies juntillas porque nos promete lo más actual. Como si lo nuevo fuera igual a lo bueno.

Ocurre especialmente en la banca privada, donde se supone que están (estábamos) los mejores y donde los clientes son más sofisticados. Bueno, es posible que sean más sofisticados pero la sofisticación nunca ha sido sinónimo de mejor asesoramiento, de mayor rentabilidad o de mayor transparencia. Por ejemplo el caso de los activos descorrelacionados. Recuerdo que en una de las entidades de banca privada se mostraba cómo ellos sí eran capaces de batir la frontera eficiente de Markowitz, ¿cómo? Con los activos descorrelacionados: inmobiliario, private equity, estructuras… Lo cierto es que si son capaces de vender esa “descorrelación” es gracias a que han conseguido que los clientes se crean que el riesgo es la volatilidad, pero como les he comentado en ocasiones a los argonautas que alguien me explique que el riesgo de Inditex- sector textil, consumo- no tiene nada que ver con el de El Corte Inglés. Lo que no tendrá correlación será el precio de la acción de una con respecto al de la otra empresa, pero ¿el riesgo del negocio?, salvando las diferencias naturalmente. Luego, eso sí, son capaces de encontrar correlación entre el que llueva y la evolución de los mercados como ha mostrado el estudio de Vanguard (¡que explica un 6% de la varianza de los retornos… hemos perdido el sentido común, está claro).

Y lo mismo con el private equity; ya en el libro comentaba cómo no tenía sentido que se considerara como activo descorrelacionado, puede que el precio de una cotizada no tenga correlación con el de una no cotizada… ¡pero en ambos casos estamos comprando empresas! ¿Sabéis porqué se cometieron tantas pifias en la venta de private equity en los años 2005,06 o 07? Porque los gestores de esos fondos de private equity estaban obligados a invertir el dinero que habían captado de los inversores, pero comprar a precios caros nunca ha sido la mejor opción. Y como le comentaba hace unos días a un nuevo argonauta, tuvieron que hacerlo, porque no queda muy bien decirle a clientes de grandes patrimonios dame un par de millones de euros que me los voy a quedar en liquidez hasta que encuentre algo bueno que comprar. No, tenían que comprar ya y además tenían financiación barata para poder apalancarse y unas estimaciones basadas en el último tramo de históricos fabulosas que mostrarles a los “inversores” (por cierto, cuando os hablen de históricos, preguntad desde cuándo comienza la “historia”… a lo mejor os encontráis conque sólo alcanzan los últimos diez o quince años). Al verse forzados a invertir el dinero de los clientes, en un momento en que había tropecientos private equities haciendo lo mismo en el mundo, lleva a colocar el dinero en una situación de inferioridad, pagando caro porque si no compras tú, lo hará el otro fondo. Ya, ya sé que siempre queda el recurso a la curva J, pero ahora dicha curva se está comportando para los “exclusivos y sofisticados inversores” en una curva L.

Los ricos sí tienen una ventaja, importante pero no decisiva, desde mi punto de vista. Son capaces de conseguir precios más competitivos y acceso a productos u oportunidades que otros no alcanzan. Pero si la inversión es mala, de nada sirve que tu coste sea mínimo o que sólo a ti te hayan dejado invertir en esa oportunidad. ¿La diferencia real? Que aunque les asesoren profesionales con trajes y corbatas lujosas, son capaces de soportar mejor las pifias porque siguen siendo affluent, siguen teniendo ingresos recurrentes provenientes no de sus inversiones como del grueso de su patrimonio, empresarial, inmobiliario, etc, que les permite seguir incrementando su riqueza al gastar menos de lo que pierden o gastan, bien por ellos. Wall Street no es sólo el de Nueva York, es cualquier banco donde os ofrezcan productos: Tened cuidado de tener vosotros la experiencia sobre ese producto, no terminen otros con vuestro dinero.

Dado que en unos días se acaba el año, ¡Feliz Año 2013 a todos!

Nos vemos en el próximo artículo. Un abrazo a todos.

“Cuando el hombre con dinero se encuentra con el hombre con experiencia, éste se queda con el dinero y aquél con la experiencia.”