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¡A los botes, que esto se hunde!
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Carlos Doblado

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¡A los botes, que esto se hunde!

Sigo pensando que estamos en un mercado alcista generacional, pero incluso en ese entorno las correcciones son oportunidades de compra que resultan siempre claras sólo a posteriori

Foto: Una foto de la sesión del Ibex de octubre. (EFE)
Una foto de la sesión del Ibex de octubre. (EFE)

Permítame un poco de humor en el titular. Lo cierto es que estoy tirando de ironía porque ha bastado con una semana dura para que de nuevo se insista en la profecía. No en la profecía autocumplida, esa de la que acusan absurdamente a un analista técnico cada vez que acierta (como si solo hubiese una posible lectura técnica -le confieso que yo con ellos soy capaz casi siempre de defender una cosa y la contraria-). No, no, le hablo del inminente e inevitable invierno en forma de gran mercado bajista.

Y oiga, no seré yo quien diga que eso no va a suceder. Ni el que critique esa visión o cualquier otra bien argumentada. Otra cosa son las tribunas que se escriben a última hora porque algo hay que hacer para seguir trincando. Pero si nos alejamos de eso y nos centramos en la gente que honradamente propone su escenario, debo decir que casi siempre que cae en mis manos algo bien construido, con escala semilogarítmica y una consideración de fondo basada en datos convenientemente ajustados, incluso cuando los análisis que son contrarios a los míos me siento reconfortado. Hay mucha gente que se toma esto del análisis técnico muy seriamente. Y lo agradezco.

Con todo, esto no va de acertar o fallar cómo cree la mayoría, sino de esperanza matemática. Eso que Soros resumió en su célebre 'dime lo que ganas cuando aciertas y lo que pierdes cuando fallas, y entonces hablamos de mercado'. Tras más de veinte años con los gráficos arriba y abajo, soy plenamente consciente de que esto es un arte, por lo que para ayudarle realmente usted tendría que pensar de forma muy parecida a la mía y tener pretensiones muy similares. En realidad, es sembrando escepticismo como mejor ayudamos. Escepticismo con nuestras herramientas sobre todo, y con nuestro conocimiento. Con casi todo menos con nuestra experiencia, algo que es mucho más difícil de obtener que lo anterior y cuesta muchísimo más dinero en general. Con los años entiendes aquello de que es un grado, básicamente a fuerza de darte cuenta de que no tienes la menor idea de lo que tienes entre manos porque, como nos diría también Soros, el bicho es reflexivo. El mercado es un ser vivo, una expresión del comportamiento social, y por tanto está sometido a la incertidumbre y al cambio.

Sin embargo, hay cosas que permanecen. Y la historia es para mí un sesgo importante. Sabemos gracias a los trabajos de Siegel que desde hace más de 200 años, cuando el mercado vive una situación como la de 2009, en la que el retorno del mismo a largo plazo se va claramente por debajo de su regresión a media, estamos cerca de un suelo generacional y de un gran mercado alcista. Y también que para que éste revierta nuevamente necesitamos que dicho retorno se vaya de nuevo claramente por encima de la media; algo que a día de hoy no ha pasado. Y por eso intento insistir en que los árboles no deben impedirnos ver el bosque, aunque luego lo manejo como puedo porque el mandato de Ágora es, sobre todo, el de protección de capital. No es lo mismo pensarlo que poner la pasta.

Es cierto, sin embargo, que estamos en un mercado un tanto más abrupto que en otros mercados alcistas seculares. Especialmente en la Eurozona. Y eso explica que la versión total return de nuestra renta variable no haya superado los altos de 2000 y 2007. Sin embargo, como puede verse en la parte inferior del gráfico adjunto, si ampliamos el foco al conjunto de la renta variable europea veremos que sí se ha producido esa ruptura. Y también que la corrección reciente nos ha llevado a encontrar apoyo en el antiguo nivel de máximo histórico. De hecho, con la ruptura de los 6.000 puntos de este índice se habría confirmado un doble suelo desplegado durante quince años. También en Japón hemos visto algo semejante. Y por supuesto lo vimos en Estados Unidos donde hace mucho que esos niveles quedaron atrás.

La corrección del verano fue dura y en algunos casos no ha hecho prisioneros. La recuperación ha sido desigual y hay áreas de incertidumbre preocupantes incluso en quien mejor lo ha gestionado, Nueva York, pues sigue sin presentar figura de vuelta el Dow Jones Transportes y crece el riesgo de pagar de nuevo esta clase de divergencia clásica por teoría Dow que ya teníamos a primeros de ejercicio. Pero de entrada mi obligación es pensar en la historia, en que como puede verse en el gráfico las correcciones parecidas a la que hemos sufrido este verano han sido casi siempre oportunidades de compra en mercados alcistas. Y en que las recaídas, como la vivida esta semana, fueron casi siempre segundas oportunidades.

Sigo pensando -dejo claro que eso también lo pensaba en marzo- que estamos más cerca de una subida libre absoluta que de un gran techo, sigo pensando que estamos en un mercado alcista generacional, pero incluso en ese entorno las correcciones son oportunidades de compra que resultan siempre claras sólo a posteriori. En los pull-back, como lo que podríamos tener entre manos, ni le cuento. Si estoy equivocado, al menos tengo clara la frontera: todo esto se estropea si se perforan los mínimos de septiembre. En tal caso, tendré que reconocer que todos esos informes técnicos que me mandan advirtiéndome de que viene otro 2008 tenían razón. No será la primera ni la última vez en que confieso mi error (espero).

Los argumentos alternativos a los de esta tribuna son por lo general buenos y quiero insistir en que suelen tener mi respeto, aunque también hay quien no tiene rubor en evidenciar que suelta lo primero que se le viene a la cabeza convencido de que al otro lado se le escucha cual gurú y no se le cuestionan las sandeces. El sábado pasado, por ejemplo, viajando en el AVE hacia Barcelona, leía en la tribuna técnica de un afamado periódico español que el mercado ha registrado durante la recuperación en curso lecturas de sentimiento inversor extremo, cuando el promedio de la encuesta de Investors Intelligence viene de -10 y está en un diferencial de +20 puntos en favor de los alcistas. No se alcanza zona extrema antes de la zona 35/40 puntos desde hace años... Lo más gracioso es que el analista se ha pasado como tres lustros a mi vera. En esto del sube o baja, y ya le digo que en el mundo real lo que importa no es un acierto sino cómo lo gestionas, al final dices una cosa, la contraria, te inventas el resto y mientras la vida pasa. Se nos pueden perdonar los errores, pero no las idioteces. Y para confirmarlo, no vaya usted a pensar que hay en mí otro propósito que el de exigirle un nivel mínimo a quien desde tan elevado púlpito pontifica, el gráfico.

Permítame un poco de humor en el titular. Lo cierto es que estoy tirando de ironía porque ha bastado con una semana dura para que de nuevo se insista en la profecía. No en la profecía autocumplida, esa de la que acusan absurdamente a un analista técnico cada vez que acierta (como si solo hubiese una posible lectura técnica -le confieso que yo con ellos soy capaz casi siempre de defender una cosa y la contraria-). No, no, le hablo del inminente e inevitable invierno en forma de gran mercado bajista.

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