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Demografía y agricultura

La disponibilidad de alimentos ha sido motivo de preocupación de la humanidad desde sus orígenes. El acicate para la evolución hacia el desplazamiento bípedo vino precisamente

La disponibilidad de alimentos ha sido motivo de preocupación de la humanidad desde sus orígenes. El acicate para la evolución hacia el desplazamiento bípedo vino precisamente de la necesidad de conseguir proteínas en la forma más eficiente posible, la ingesta de carne. Pero para acceder a este alimento se necesita no sólo tener habilidades cazadoras, es necesaria también la disponibilidad de vegetales abundantes para que los animales que nos la proporcionan puedan realizar su ciclo vital adecuadamente.

En Europa hemos sufrido hambrunas por diferentes circunstancias. Presiones demográficas y dificultades económicas y, sobre todo, agrícolas, crearon un clima de descontento en la población sueca, entre 1750 y 1850. La población se dobló gracias a tres factores fundamentales: un prolongado periodo de paz, el uso de la patata como un suplemento a la dieta alimenticia y la vacuna de la viruela, que redujo la mortalidad infantil del 21 al 15% en ese periodo, con lo que el número de suecos se duplicó. En un país que en aquel momento disponía de un reducido número de industrias y ciudades, el peso recayó sobre una sociedad agrícola primitiva, por lo que la única opción para muchos fue la emigración al Nuevo Mundo. Una situación muy similar a la vivida en otros países del norte y el oeste de Europa.

También las guerras han sido siempre causa de escasez de alimentos. La falta de mano de obra que cuidara los campos y la interrupción de la cadena de distribución crearon situaciones de escasez que, en el caso de la Segunda Guerra Mundial, beneficiaron a grandes productores, como Argentina.

Las lecciones extraídas de estos hechos nos han llevado a la situación actual. No sólo se ha creado un tejido industrial próspero, sino que la cadena de producción, conservación y distribución de alimentos ha mejorado su eficiencia de forma notable, en los países desarrollados. La genética ha perfeccionado las semillas para obtener cosechas más abundantes o más resistentes a sus plagas; los fertilizantes mejoran la salud y productividad tanto de la planta como del terreno; los métodos de conservación de alimentos y una rápida y bien ramificada distribución, completan el ciclo de mejoras que han hecho que los países europeos, por ejemplo, sean autosuficientes a este respecto.

La población mundial alcanza una tasa anual de crecimiento de 137 millones, moderada con respecto al pico de 163 millones alcanzado a finales de los años 90, estimándose que habrá 9.000 millones de habitantes en la tierra para el año 2040. La cifra de población mundial actual se sitúa en 6.600 millones.

Esta circunstancia, junto con la desertización de zonas antes fértiles, hace que la industria alimenticia busque la optimización y la eficiencia en la generación, procesado, distribución y comercialización de sus productos. Si hasta hace poco las economías emergentes contaban con una escasa demanda, el importante crecimiento económico registrado en los últimos años ha hecho surgir una clase media que demanda alimentos de mayor calidad. Concretamente, el consumo de aceites vegetales y proteínas aumenta con la capacidad adquisitiva de la población. Según estimaciones de la consultora McKinsey, 1.100 millones de personas pasarán a formar parte de la clase media en China e India entre 2005 y 2025.

Con la vista puesta en este entorno, Pictet lanza un nuevo fondo de inversión temático que invierte en empresas cuya actividad esté relacionada con la alimentación, el Pictet Funds Agriculture. Su enfoque de inversión no es el tradicional, ya que invierte no en materias primas, sino en empresas cuya actividad está relacionada con su producción, tratamiento o distribución. Se centra, además, en el aspecto sostenible de la agricultura, invirtiendo en empresas que producen más con menos recursos. El fondo limita su inversión a compañías con un máximo de diez por ciento de ventas en semillas modificadas genéticamente, o cuyo modelo de negocio sea cuestionable desde el punto de vista ambiental. Para el seguimiento de este criterio cuenta con el asesoramiento de la consultora suiza Ethos, especializada en desarrollo sostenible.

La cartera está compuesta en su mayor parte por empresas de mediana y pequeña capitalización y se concentra en tres segmentos. Uno de ellos se refiere a la mejora de productividad en las granjas, incluyendo fabricantes de maquinaria, productores de semillas o protección de las cosechas, como es el caso de la norteamericana Mosaic, el mayor productor mundial de fosfatos. El segundo está relacionado con la profesionalización del sector, mediante compañías que proporcionan capital y ayudan a resolver el problema de sucesión de las granjas familiares. Su ejemplo más destacado es la brasileña SLC, que compra las granjas y emplea al propietario, reduciendo costes de producción y mejorando la rentabilidad de la cosecha hasta un 20 por ciento. El último segmento lo integran servicios relacionados con la cadena de suministro, almacenamiento, transporte y comercialización, una actividad realizada por compañías como la norteamericana Bunge. Como ejemplos adicionales, las españolas Ebro Puleva y Viscofán forman parte de su cartera.

El sector se ha recuperado recientemente, respecto al índice mundial, con menor apalancamiento y mayor crecimiento de beneficios, siendo su correlación con otros sectores reducida y de sólo un 0,76 por ciento respecto al índice mundial. El momento parece pues oportuno para este tipo de inversión.

Aunque es un fondo notablemente diferente, podemos tomar como referentes la evolución de otros fondos cuya cartera está compuesta de empresas medianas y pequeñas, así como aquellos fondos temáticos que invierten en temas relacionados con la actividad agrícola.

El índice de la categoría Renta Variable Euro Small/Mid Cap registra una rentabilidad en el año de 13,27 por ciento, según VDOS, con el fondo BK Pequeñas Compañías destacado como un cinco estrellas de VDOS. Aunque en un grado menor, también el índice de la categoría de Renta Variable Global Small/Mid Cap registra un ascenso de 10,27 por ciento durante 2009.

Por lo que se refiere a los fondos temáticos que invierten en compañías cuya actividad está relacionada con la agricultura y que cumplen con los criterios de sostenibilidad, tenemos un ejemplo en el Julius Baer Multipartner - Sam Sustainable Water Fund Eur B supera la rentabilidad de 5,09 por ciento según VDOS obtenida por la categoría de VDOS Ecología durante el año y que invierte a escala mundial en empresas que ofrecen tecnologías, productos o servicios relacionados con la cadena de creación de valor del agua, como la distribución, la gestión, la depuración o el análisis del agua, así como la irrigación.

Es momento de innovar y de crear productos adaptados a las necesidades del nuevo mundo que está tomando una forma distinta a la que hemos conocido. Los pequeños y ágiles, como siempre, sobrevivirán.

Paula Mercado, directora de análisis de VDOS Stochastics

La disponibilidad de alimentos ha sido motivo de preocupación de la humanidad desde sus orígenes. El acicate para la evolución hacia el desplazamiento bípedo vino precisamente de la necesidad de conseguir proteínas en la forma más eficiente posible, la ingesta de carne. Pero para acceder a este alimento se necesita no sólo tener habilidades cazadoras, es necesaria también la disponibilidad de vegetales abundantes para que los animales que nos la proporcionan puedan realizar su ciclo vital adecuadamente.