Subirán los impuestos en España

Han salido cifras referidas a las cuentas públicas en el primer cuatrimestre del año en España y los datos confirman la tendencia: el agujero presupuestario se dispara. Muchos analistas estiman para el año 2009 un déficit cercano al 9%, acelerándose hasta el 10% en 2010.

En los primeros cuatro meses de 2009 los ingresos han caído un 13% año sobre año mientras los gastos han crecido un 13,5%. La fuerte caída interanual del PIB, del  menos 3%, y sobre todo del consumo, ha provocado que los ingresos por impuestos indirectos hayan descendido un –28% (el principal es el IVA), sin menospreciar la reducción del 11% del IRPF y el colapso de sociedades, vinculado al aplazamiento del pago fraccionado. Por el lado de los gastos, las transferencias de capital (Fondo Estatal de Inversión Local) y las prestaciones por desempleo (+65%) han sido los principales motores del incremento frente a 2008.

¿Hasta cuándo durará esto? Es cierto que nuestra deuda pública sobre PIB se sitúa en niveles inferiores a otras economías comparables y que, incluso tras un par de años con déficits fuertes, España seguirá siendo de las más ‘saneadas’ de Europa bajo este criterio. Pero los mercados miran más allá a la hora de decidir si acuden o no a financiar las emisiones soberanas.

Y lo primero que ven es que el endeudamiento del sector privado es excesivo en relación con la riqueza nacional, sobre la base de unas garantías de dudosa valoración cierta. Este es uno de nuestros principales problemas porque su corrección implicará menor consumo, actividad e ingresos fiscales recurrentes (hay que olvidar la elevada recaudación relacionada con el inmobiliario de los años anteriores). No pinta bien por el lado de la recaudación.

Sin emabrgo, el componente fijo del gasto público es elevado. Los sueldos de funcionarios, las pensiones y las prestaciones por desempleo serán difícilmente recortados por un Gobierno empeñado en mantener la paz social a cualquier precio. Por tanto, un elevado porcentaje del déficit es estructural y a medio plazo derivará en dos alternativas: o se recorta la financiación o aumenta la carga impositiva.

Va a ser muy complicado escapar a lo segundo: se empezará por los más ricos y, como no será suficiente, se pasará a los impuestos indirectos (gasolina, IBI, alcohol, etc, y probablemente el IVA, que es el 16% frente a la media europea del 20%). Todo esto reducirá el poder adquisitivo de la población prolongando la crisis.  No tiene buen aspecto.