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Iberdrola: “Quien ríe el último…”
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José Luis Pérez Estévez

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Iberdrola: “Quien ríe el último…”

Corren esta semana por la “city” madrileña numerosos chascarrillos sobre la jugarreta de Galán a Florentino Pérez diluyendo su participación en Iberdrola mediante una ampliación de

Corren esta semana por la “city” madrileña numerosos chascarrillos sobre la jugarreta de Galán a Florentino Pérez diluyendo su participación en Iberdrola mediante una ampliación de capital sorpresa, acelerada y sin derecho preferente de suscripción. Sin embargo, ¿no llevará la eléctrica en el pecado su penitencia? ¿No le estará poniendo aún más fácil a ACS el eventual control de la compañía añadiendo otra gota más al vaso de la paciencia de sus accionistas?

Esta ampliación de capital ha sido demasiado pequeña como para solucionar el problema de balance del grupo tras las grandes adquisiciones de los últimos años, y no hace sino poner en evidencia las dificultades de Iberdrola para vender activos no estratégicos en las circunstancias actuales de mercado. De hecho, la acción sufrió ayer una caída muy superior a la que justificaría la dilución de la operación, lo cual puede indicar cierto cansancio de los accionistas ante este tipo de medidas.

Los analistas llevan años aplaudiendo el Plan Estratégico del señor Galán para Iberdrola, a quien hay que reconocer el mérito de haber modernizado y puesto a andar el anquilosado “ministerio” que heredó de Oriol. También ha demostrado mucha visión fomentando y apostando por la carísima pero políticamente correctísima energía verde. Es una pena que, por el bien de los consumidores españoles (particulares y empresas), que han de pagar un elevado coste de generación, no haya mostrado la misma elocuencia a la hora de promover la menos políticamente correcta energía nuclear. Pero al margen de esa consideración, lo sorprendente es que esos analistas se muestren tan entusiasmados con las sucesivas operaciones dilutivas y destructoras de valor para el accionista que sólo parecen favorecer a los bancos de inversión y a los ejecutivos  generosamente recompensados por la ejecución de dicho plan.

Probablemente las adquisiciones y las ampliaciones de capital de los últimos años no buscaran primordialmente hacer el “bicho” demasiado grande como para ser comprado ni dificultar que ACS se haga con el control de la compañía, pero no estaría de más que tampoco lo pareciera, sobretodo porque, si se agota la paciencia de los inversores, paradójicamente el objetivo de Floro y de sus patrones los March estaría más a su alcance.

  

Corren esta semana por la “city” madrileña numerosos chascarrillos sobre la jugarreta de Galán a Florentino Pérez diluyendo su participación en Iberdrola mediante una ampliación de capital sorpresa, acelerada y sin derecho preferente de suscripción. Sin embargo, ¿no llevará la eléctrica en el pecado su penitencia? ¿No le estará poniendo aún más fácil a ACS el eventual control de la compañía añadiendo otra gota más al vaso de la paciencia de sus accionistas?