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El ciclo de vida de los países
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Kike Vázquez

Perlas de Kike

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El ciclo de vida de los países

Una de las primeras lecciones que aprendemos en esta vida es que los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. A veces dicha enseñanza resulta

Quizá el país siga creciendo, quizá no, y es que existe lo conocido como “middle income trap”, esa barrera virtual que provoca que en un determinado punto el “milagro” se termine, según diversos estudios porque cuando no se dan unas mínimas bases de derechos universales, de libertad de empresa, de igualdad ante la ley o libertad política, el castillo de arena se disuelve. En otras palabras, podríamos decir que la corrupción es el factor más relevante para explicar como de alto consigue escalar un país. Es por ello que, al igual que en los productos, si bien existe un ciclo de vida para los países no  todos lo siguen hasta el final, al igual que no todos los productos triunfan.

 

 

Pero si existe un factor realmente diferencial entre las distintas etapas, ese es la deuda. Podríamos mencionar el aumento del sector seguros, de la salud y el cuidado personal o del lujo como señal del punto más alto en el desarrollo, pero el fiel escudero del crecimiento de la renta per cápita suele ser el ratio de deuda entre PIB. En esta etapa el motor de la economía cambia de la inversión al consumo, la sociedad se transforma y los “viejos dogmas” que valoran el ahorro se cambian por otros más hedonistas e inmediatos.  Hemos llegado al supuesto desarrollo que proclama la etiqueta de “país desarrollado”, en ocasiones los aumentos de productividad, los aumentos del valor añadido y en la “cadena de valor” posibilitarán que la nueva realidad prosiga por muchos años. En otros casos no.

Es así como llegamos al final del ciclo, con países consumidos por la deuda porque la economía simplemente no es capaz de hacerle frente. Vemos a países como Japón, España, Grecia o Portugal, si bien Japón está por encima de nosotros en la cadena de valor y consigue apurar el ciclo de maduración. El factor común de esta nueva etapa es que el gobierno trata de evitar la caída endeudándose pero la economía privada no se recupera del shock. Es ahí cuando toca desapalancarse, realizar reformas estructurales y volver a pensar en un modelo que funcione, al igual que si fuese un producto, al igual que si fuésemos una empresa. Por fortuna, a diferencia de los seres vivos, en los países y en los productos existe más de una oportunidad, y en lugar de los azares del destino dependemos de nosotros mismos. Toca hacerlo.