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El último gran debate de Grecia: la élite corrupta
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Kike Vázquez

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El último gran debate de Grecia: la élite corrupta

Hervé Falciani es uno de esos nombres que a la gente de a pie no le dice nada y en cambio pasará a la historia. Su

Hervé Falciani es uno de esos nombres que a la gente de a pie no le dice nada y en cambio pasará a la historia. Su biografía es escueta, ingeniero informático franco-italiano nacido en 1972 en Mónaco y trabajador del banco HSBC desde el año 2000, pero sus actos en cambio tienen repercusiones internacionales. Todo se debe al puesto que ocupó a partir de octubre de 2006; en esa fecha Hervé Falciani es ascendido y se le encomienda la responsabilidad de mejorar las bases de datos y la seguridad de HSBC desde la sede de Ginebra (Suiza). Su vida no volvería a ser la misma.

 

En su operativa diaria el ingeniero comprueba que existen numerosas transacciones que no dejan rastro, transferencias desde cuentas anónimas sin origen trazable. Algo pasa, así que Hervé comienza a analizar la información y a guardarla en servidores remotos convencido de su importancia. Tenía toda la razón, pues en dichos datos se escondían los nombres de algunos de las personalidades más poderosas de Grecia, España, Francia o Italia, ocultando presuntamente su patrimonio del fisco. Algunos le apodan el “Robin Hood” de las finanzas, pero sus intenciones no están tan claras como las del arquero de Nottingham.

 

Según el WSJ en 2007 Falciani empezó a informarse sobre cómo monetizar la información que poseía, y fundó “Palorva” con el pseudónimo de “Rubén Al-Chidiack”, en cuya web según el diario se podía leer “Negocio es el arte de extraer dinero del bolsillo de un hombre sin recurrir a la violencia”, ofreciendo sus servicios a los bancos que deseasen clientes con patrimonio. A través de ese medio vuela en 2008 al Líbano, en donde se reúne con representantes locales de BNP Paribas, Societe Generale, Blom Bank, Audi Bank y Byblos Bank. A partir de ahí las autoridades suizas comienzan a seguirle la pista y provocan su salida del banco en el año 2009 y su detención en Barcelona el 1 de julio de 2012.

 

Existen serías dudas sobre la conducta de HSBC, pues a la par que Falciani robaba información, la entidad gestionaba dinero de capos de la droga, dictadores, paraísos fiscales, terroristas… desde México a Irán o Rusia. Todo ello según la denuncia de Carl Levin conocida este verano. Incluso hay relaciones con Bin Laden, ya que por ejemplo uno de los clientes era Sulaimán bin Abdul-Aziz Al-Rajhi, uno de los hombres más ricos del mundo y presidente del banco de Arabia Saudí Al-Rajhi, el mayor banco islámico del mundo, quien según la denuncia habría colaborado con fines terroristas. Está todo por demostrar y queda por escuchar a la otra parte, si bien parece complicado que HSBC se libre de una multa de cientos de millones de dólares.

 

La “lista Lagarde”

 

Tras ir al Líbano, Falciani comienza a contactar con autoridades de varios países a las que podría interesarles la lista, pero al ser obtenida de forma ilícita parece no tener la salida esperada. Hay una excepción, Francia, quien le da crédito quizá por ser Falciani un ciudadano francés. Cuando las autoridades suizas lanzan una orden internacional de captura contra él, los servicios de seguridad franceses registran algunos inmuebles en su territorio y “casualmente” encuentran los datos con los nombres de los clientes de HSBC (que Falciani posteriormente les enseñaría a desencriptar). Lagarde, que por aquel entonces era Ministra de Finanzas, no solo usa la lista sino que la ofrece a otros países siguiendo los protocolos de fraude fiscal. La “lista Lagarde” ve la luz.

 

Sin duda estos hechos no nos son ajenos en España, puesto que entre dichos nombres existían por ejemplo algunos de la familia Botín, lo que provocó una regularización de unos 200 millones de euros hace unos meses. Pero a diferencia de España, en donde a los Inspectores de Hacienda hicieron su trabajo, en otros países como Grecia las casualidades ocurren una tras otra y la recaudación no aumenta. En el año 2010 el ministro de finanzas griego, Giorgos Papaconstantinou, recibió la “Lista Lagarde” de la actual directora del FMI (que por cierto no paga impuestos). Al contrario que en otros países, no se tomó medida alguna.

 

Venizelos, sucedor en el cargo, también dejó el tema a un lado cuando fue nombrado y tras reiteradas peticiones dijo que “se había extraviado”. Según el jefe de crímenes financieros Loannis Diotis, quien habría sido el encargado de pasar la lista de un ministro a otro, no se dieron órdenes de investigar argumentando que no sabían si la lista era original. El actual ministro, Yannis Stournaras, desconoce dónde está la lista y le solicitará una nueva a Francia. El tiempo pasa y tras dos años no se ha hecho nada al respecto, lo que ha intensificado las críticas y llevado una petición al Parlamento para que investigue por qué los políticos no cumplen con su obligación.

 

La teoría más extendida es que los nombres de esa lista incluyen a altos miembros políticos y empresariales, quienes tendrían un pacto de no agresión mientras se enriquecen ilegalmente y campan a sus anchas por paraísos fiscales. Según fuentes del Financial TimesTwo previous governments started similar procedures but failed to complete them because of pressure from politicians and senior businesspeople”, las presiones serían las causantes de que la “Lista Lagarde” no sea usada. Y a la vez que todo esto ocurre, los sucesos extraños se hacen multitud, un exministro aparece ahorcado supuestamente por un suicidio pero sin nota alguna, y otro aparece muerto en su casa tras ser acusado de pertenecer a una trama de sobornos en defensa.

 

Lo que más indignación ha causado entre el público es que el único detenido no haya sido alguien que ha defraudado o que no ha cumplido con su deber, sino el editor de la revista Hot Doc tras publicar el sábado la “Lista Lagarde”. Hay que decir eso sí que fue liberado al día siguiente. El detenido, Kostas Vaxevanis que así se llama, ha incendiado aún más la opinión pública tras publicar una columna de The Guardian que transmite una imagen absolutamente corrupta y decadente del país heleno. Diciendo cosas como las siguientes:

 

 “Existe un club exclusivo de poderosos que realizan prácticas ilegales, a continuación cambian las leyes para legalizar dichas prácticas, concediéndose amnistías y sin medios que lo denuncien” … “El espacio que debería haberse concedido a los escándalos financieros fue sustituido por anuncios patrocinados pagados por las mismas personas que hundieron el sistema financiero”… “La crisis no fue causada por todo el mundo, ni todo el mundo está pagando por la crisis. El exclusivo club corrupto en el poder intenta salvarse a sí mismo”.

 

Un retrato extrapolable a muchos lugares y que demuestra una vez más que la corrupción parece ser uno de los mayores condicionantes en “la riqueza de las naciones”. Y si así fuese, la primera y más efectiva medida para mejorar la situación económica sería eliminarla, puesto que los incrementos de otras acciones se verían lastradas por la voracidad de la corruptela, algo que Europa no parece tener en cuenta. Si bien no hay élite extractiva que soporte una sociedad ética, por ello el cambio y la salida de esta situación comienza, como siempre, por los ciudadanos.

Hervé Falciani es uno de esos nombres que a la gente de a pie no le dice nada y en cambio pasará a la historia. Su biografía es escueta, ingeniero informático franco-italiano nacido en 1972 en Mónaco y trabajador del banco HSBC desde el año 2000, pero sus actos en cambio tienen repercusiones internacionales. Todo se debe al puesto que ocupó a partir de octubre de 2006; en esa fecha Hervé Falciani es ascendido y se le encomienda la responsabilidad de mejorar las bases de datos y la seguridad de HSBC desde la sede de Ginebra (Suiza). Su vida no volvería a ser la misma.