Es noticia
Ratio de apalancamiento, la nueva batalla de la banca
  1. Mercados
  2. Perlas de Kike
Kike Vázquez

Perlas de Kike

Por

Ratio de apalancamiento, la nueva batalla de la banca

¿Cómo conseguir un sistema financiero más seguro? ¿Cómo conseguir que una crisis tan devastadora como la que estamos viviendo no se vuelva a repetir? ¿Cómo facilitar

¿Cómo conseguir un sistema financiero más seguro? ¿Cómo conseguir que una crisis tan devastadora como la que estamos viviendo no se vuelva a repetir? ¿Cómo facilitar la financiación de la economía real sin asumir riesgos excesivos que requieran del futuro rescate de los contribuyentes? ¿Alguien tiene la respuesta? Probablemente no y es que, de existir una solución obvia, los reguladores a nivel mundial y los lobbies financieros no se pelearían con tanto ahínco, los gobiernos no se sentirían tan desorientados, ni los ciudadanos de a pie tan impotentes.

 

Nuestra incapacidad para encontrar una solución se ha transformado en una vorágine de reglas y complejidad, como dando a entender que si sale mal al menos que no digan que no lo hemos intentado. Pero, desgraciadamente, la receta no ha funcionado. Ahora una nueva tendencia parece estar surgiendo en contraposición a la anterior, es el principio KISS (Keep It Simple, Stupid!) aplicado al mundo financiero, ¡la sencillez vuelve a estar de moda! Y es que, los reguladores más trendy afirman que en un mundo tan complejo como tenemos, con tantos millones de parámetros a controlar, menos es más, ¡una regla simple y buena vale más que mil malas!

 

Afirman los partidarios de esta nueva filosofía que es así como en realidad funciona el mundo, que es así como en realidad tomamos decisiones en medio de la incertidumbre, ¡reglas simples! ¿O acaso alguien pretende encontrar a su media naranja analizando todos los posibles parámetros para ver si en realidad lo es? ¡Claro que no! Primero porque no conseguiríamos analizarlos todos, segundo porque si consiguiésemos hacerlo probablemente nuestra media naranja ya habría encontrado otra mitad que la haga feliz. Una regulación demasiado compleja tiene el mismo efecto, mucho esfuerzo y muy pocos resultados.

 

Existen multitud de ejemplos en este interesante discurso de Andy Haldane, miembro del Bank of England. En los deportes por ejemplo una regla tan simple como escoger al equipo que más nos suena tiene un mayor poder predictivo sobre las victorias que rankings como el ATP o el de la FIFA. En ataques al corazón parece darse un comportamiento parecido, o para atrapar asesinos en serie, ¡e incluso para invertir! El ejemplo que usa Andy es que si tuviésemos que enseñarle a un perro la ley de la gravedad o a calcular factores atmosféricos para coger un frisbee probablemente nunca lo haría, pero los perros simplemente corren a su lado y lo cogen, ¡Keep It Simple, S…!

 

Así que, parece que debemos darle algún crédito a que una buena regla sencilla podría ser mejor que muchas reglas malas en decisiones complejas, ¡o al menos yo no pienso esperar a analizar todos los parámetros si creo que estoy ante mi media naranja! La pregunta pasa a ser por tanto, ¿existe alguna regla sencilla que sirva para controlar el sector financiero con un mayor grado de éxito que las reglas actuales? Y es aquí cuando el ratio de apalancamiento hace aparición, si en una empresa normal la relación existente entre la deuda y los fondos propios parece ser uno de los ratios que mejor predicen las quiebras, ¿por qué no plantearlo también para el sector financiero?

 

Actualmente Basilea II, tratando de premiar la gestión interna y avanzada del riesgo, permitió a las entidades financieras usar métodos llamados Foundation IRB y Advanced IRB para calcular sus activos ponderados por riesgo y por tanto sus necesidades de capital. ¿Resultado? Pues el resultado es que, de media, los bancos europeos sobre unos activos reales de 100 computan activos ponderados por riesgo por 30, y claro, como es sobre esos 30 sobre los que se regula el capital necesario, pues obtenemos balances peligrosamente apalancados e infracapitalizados, y obtenemos bancos que aparentemente son muy seguros y rentables, ¡pero que en realidad no soportan una ligera brisa de viento!

 

BIS 83rd Annual Report

 

El ratio de apalancamiento busca todo lo contrario. Según este método da igual cómo se gestione el riesgo, da igual si los préstamos tienen una morosidad potencial mayor o menor, lo importante es mantener un capital mínimo sobre el total de activos que se considere seguro. Lo que se busca es poner un límite al apalancamiento total del sistema, entendiendo que si existe menos apalancamiento estaremos más seguros independientemente de que un mayor apalancamiento pueda deberse a activos teóricamente “libres de riesgo”.

 

En concreto, el objetivo es establecer a partir de 2018 un suelo del 3% en el capital mínimo que un banco debe disponer con respecto a su activo total, o lo que es lo mismo, un apalancamiento de 33 veces. Si bien, quizá lo más polémico es que, según las reglas publicadas el pasado miércoles 26 de junio por el Comité de Basilea para calcular dicho ratio, además del activo “tradicional” también se tendrá en cuenta el activo “fuera de balance” incluyendo derivados, y no por su importe neto, sino bruto. Si bien puede parecer una anécdota, teniendo en cuenta la multitud de elementos fuera de balance que tienen los grandes bancos, y teniendo en cuenta los billones y billones de derivados que existen, un ratio de capital mínimo del 3% sobre el total de activos puede ser una auténtica revolución.

 

De hecho, que los bancos estadounidenses parezcan tan sanos en el gráfico arriba expuesto, sus activos ponderados por riesgo representan alrededor del 60% del activo total, es debido fundamentalmente a que gran parte de su activo es sacado fuera de balance. Menos activo, más porcentaje de activos ponderados por riesgo sobre el total. Por ello, otra ventaja de lo que se está proponiendo es que será la primera vez que se establezca una regla única y homogénea para todos los bancos que las implementen, independientemente de los principios contables que se apliquen. Por fin tendremos una herramienta para comparar la solvencia de un banco europeo con un banco estadounidense sin realizar ningún tipo de ajuste.

 

Si bien, la pregunta más importante para establecer una regla de decisión simple en un entorno complejo es saber si esa regla es realmente buena, ¡en caso contrario los resultados serían desastrosos! Para ello contamos con dos análisis. En el primero el BIS analiza la probabilidad de entrar en “default” en un año, comparando “common equity / RWA”  y ratio de apalancamiento. En el segundo el Bank of England realiza una comparativa similar, mostrando en rojo los niveles de capital y de apalancamiento de las entidades que han sufrido dificultades.

 

 

Pues bien, según el BIS hay menos probabilidades de “default” si usamos el ratio de apalancamiento y además con un menor margen de error. Según el Bank of England los ratios sobre activos ponderados por riesgo no discriminan correctamente las entidades con problemas, por la contra con el ratio de apalancamiento sí se da un resultado más concluyente, puesto que las entidades en dificultades destacan en su mayoría por tener un alto apalancamiento. Más sencillez, más homogeneidad, mejores resultados, ¿estamos ante el ratio perfecto?

 

Los críticos argumentan que favorece la asunción de riesgo, puesto que todos los activos se tratan igual, y es cierto. Se dice también que implementarlo no será tan sencillo como parece, puesto que calcular los activos totales incluyendo partidas fuera de balance y derivados complicará la tarea, y es cierto. Asimismo si aplicamos un ratio de apalancamiento y a su vez los métodos anteriores aumentaremos la complejidad, también es cierto. Lógicamente no todo es perfecto, si bien parece que los pros superan con creces a los contras.

 

En un mundo donde el riesgo fuese totalmente valorable y estimable, un método personalizado a cada entidad sería lo óptimo. En un mundo donde, por la contra, viviésemos en la total incertidumbre, basarnos en una única regla simple y efectiva tendría los mejores resultados. No vivimos ni en lo uno ni en lo otro, si bien, lo que desconocemos es hasta qué punto podemos gestionar el riesgo o hasta qué punto la incertidumbre manda. Quizá aplicar una regla simple como es el ratio de apalancamiento sea reconocer que no somos omnipotentes y que no podemos controlarlo todo, o quizá darse cuenta de nuestras carencias y limitaciones sea nuestra principal virtud. Y es que, quizá buscar soluciones cuando parece que no las hay sea lo que nos hace realmente grandes.

¿Cómo conseguir un sistema financiero más seguro? ¿Cómo conseguir que una crisis tan devastadora como la que estamos viviendo no se vuelva a repetir? ¿Cómo facilitar la financiación de la economía real sin asumir riesgos excesivos que requieran del futuro rescate de los contribuyentes? ¿Alguien tiene la respuesta? Probablemente no y es que, de existir una solución obvia, los reguladores a nivel mundial y los lobbies financieros no se pelearían con tanto ahínco, los gobiernos no se sentirían tan desorientados, ni los ciudadanos de a pie tan impotentes.