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La guerra tecnológica por el monopolio del futuro
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Kike Vázquez

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La guerra tecnológica por el monopolio del futuro

Las empresas tecnológicas han pasado de hacer anuncios contra ‘el gran hermano’, usar eslogans como “don’t be evil”, a querer ser el próximo gran monopolio

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Hubo un tiempo en el que Google era un simple buscador, una joven empresa con un algoritmo que obtenía resultados más relevantes que los mostrados por Altavista (el ‘Google de los 90’) o por directorios como Yahoo. A principios de la década pasada una empresa podía nacer, tener un enorme éxito y morir al poco tiempo, véase Lycos. No fue el caso de Google, quien no solo sobrevivió sino que consiguió evolucionar, convertirse en una empresa de publicidad, y posteriormente cambiar en diversas ocasiones su estrategia para triunfar.

Por aquel entonces también daba sus primeros coletazos Amazon. Jeff Bezos, su fundador, trató de buscar un nombre fuerte que comenzase por A, precisamente para destacar en las listas y directorios alfabéticos que competían con Google. Montó así una tienda online de venta de libros, algo que creía podría tener un gran futuro, y acertó. Si bien, hoy por hoy Amazon tiene poco que ver con una empresa de venta de libros: vende de todo, tiene una comunidad detrás, crea su propio hardware y es una referencia en cloud computing.

Apple puede parecer ‘cool’ pero es tremendamente antigua, ya que se creó en el año 1976 con el objeto de vender ordenadores. ¿Vende Apple hoy ordenadores? Pues sí. ¿Es su negocio principal? Ni de broma. Software, iPhones, iPads… coches autónomos, Apple Pay. Y algo parecido podemos decir de Facebook, quien de ser una suerte de directorio de Hardvard con fotos, se convirtió en una red social, y posteriormente en una de las webs más visitadas y en la mayor empresa de comunicación del mundo (cada vez tiene más sentido la compra de WhatsApp).

¿Qué tienen en común un buscador, una tienda online de libros, una marca de ordenadores y una red social? En un principio podríamos decir que nada, ya que aparentemente cada una se dedica a un segmento distinto. De hecho en un principio todo parecía indicar que internet iba a conducir a ‘monopolios locales’: un Spotify para música, un Netflix para series, un Amazon para comprar, un Facebook para comunicarse… la realidad está siendo ligeramente distinta.

El denominador común de Google, Apple, Amazon y Facebook es que todas ellas han conseguido usar internet como algo más que un canal: internet es un nuevo mundo. Así, de aparentes servicios inconexos, hemos pasado a una guerra por conquistar ese océano azul en donde aún no existe un líder, y donde es posible ser tan grande como tu creatividad te permita, pudiendo vencer incluso al mayor gigante del ‘mundo real’ que ose adentrarse.

Google ya no quiere vender publicidad, ni Apple ordenadores, ni Amazon libros, ni Facebook contacto con tus amistades, todos ellos quieren dominar internet, ser los nuevos reyes. Todos ellos quieren ser el próximo gran monopolio. Todos ellos han conseguido un modelo de negocio online válido que genera cash flow, y han aplicado sus recursos para salirse de él, creando un ejército para invadirlo todo. Saben que con ello no solo conquistarían la red, sino que el ‘mundo real’ hoy es virtual, por lo que conseguirlo significaría ser la mayor empresa del mundo. De hecho en bolsa Apple y Google ya lo son, por algo será.

Esta batalla está recrudeciéndose enormemente en los últimos meses. Antes los roces eran ‘coyunturales’, pues cada cual tenía su nicho y solo se molestaban unos a otros puntualmente. Pero a medida que han crecido se han dado cuenta que la guerra es inevitable. Todos quieren ser participes del próximo ‘next big thing’, por lo que, cada vez que un nuevo segmento tiene potencial, todos entran en él, siendo cada vez más comunes los choques. De hecho los roces ya se han convertido en ‘estructurales’: para sobrevivir es necesario atacar al rival. No hay espacio para todos.

Un ejemplo de ello es la conferencia anual para desarrolladores Google I/O celebrada la pasada semana. En un principio el próximo gran boom será la inteligencia artificial, en donde Google es, a priori, una de las empresas mejor posicionadas. No solo llevan años trabajando en ello, además cuentan con la mayor base de datos del mundo de información de los usuarios, cuentan con uno de los mejores procesadores de voz natural para mejorar la comunicación con las máquinas… En definitiva, ahora mismo son los favoritos.

Sin embargo en la mentada conferencia, más que dar un paso al frente, más que ser proactivos, han sido reactivos, han reaccionado ante la competencia. Han sacado por ejemplo un producto llamado Google Home, un asistente de hogar, que es una copia reconocida de Amazon Echo, el cual ha cosechado muy buenas críticas entre los entendidos. También ha anunciado Allo, un servicio de mensajería (otro más) orientado a competir con Facebook y sus nuevos servicios de mensajería con AI llamados ‘M’.

El denominador común de Google, Apple, Amazon y Facebook es que todas usan internet como algo más que un canal: internet es un nuevo mundo

Asimismo anunciaron Daydream, una plataforma de realidad virtual que también va por detrás de Oculus, la rival de Facebook y Samsung (quien hasta la fecha ha sido un aliado importante de Google para ayudar a popularizar su Android). También se da el efecto contrario, claro, y otros como Amazon lanzan su propio portal de vídeos para competir con Youtube. Lo sintomático es que, en solo unos días, se produzcan tantos anuncios de este tipo.

Por A o por B todos acaban compitiendo contra todos. Véase el caso de los pagos con Google, Apple, Amazon y Facebook muy metidos en el meollo. Véase la competencia en el almacenamiento online. O como Apple anuncia el bloqueo de la publicidad de sus navegadores para minorar el principal ingreso de Google (y mejorar la experiencia del usuario), o como anteriormente Google se lanzó al hardware para reducir los ingresos de Apple (y popularizar Android). O como Amazon en su momento dejó de vender el Chromecast y el Apple TV, porque a su vez estos no funcionaban con el servicio streaming de Amazon... Ejemplos, ejemplos y más ejemplos.

Podemos comprobar que ya no hablamos de empresas orientadas a un determinado segmento, ni siquiera de empresas que quieran ser ‘la plataforma’ de internet con su propio sistema operativo y ecosistema. Va más allá. Lo que quieren las nuevas tecnológicas es ser el Imperio Romano del siglo XXI, y para eso no solo basta con ser el mejor, también hay que saber competir, atacar y defenderse. Algo que últimamente está siendo cada vez más habitual, y algo que con toda seguridad irá a más. Esa es la nueva guerra de las tecnológicas, la guerra por el monopolio del nuevo, y del viejo, mundo. La guerra por ser el monopolio del futuro.

Hubo un tiempo en el que Google era un simple buscador, una joven empresa con un algoritmo que obtenía resultados más relevantes que los mostrados por Altavista (el ‘Google de los 90’) o por directorios como Yahoo. A principios de la década pasada una empresa podía nacer, tener un enorme éxito y morir al poco tiempo, véase Lycos. No fue el caso de Google, quien no solo sobrevivió sino que consiguió evolucionar, convertirse en una empresa de publicidad, y posteriormente cambiar en diversas ocasiones su estrategia para triunfar.

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