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Víctor Alvargonzález

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En tierra hostil

Además de a la caza o a la pesca, yo creo que la inversión se parece a la agricultura. El que invierte en tierra fértil

Además de a la caza o a la pesca, yo creo que la inversión se parece a la agricultura. El que invierte en tierra fértil tiene mucho ganado. Lo de la caza lo digo porque la paciencia es básica. El inversor paciente sabe esperar el momento adecuado para tomar o deshacer posiciones. Pero el inversor inteligente es el que no siembra en tierra hostil.

El otro día mencionaba los excesos impositivos como uno de los indicadores de que un país o una zona geográfica es hostil a la inversión. Un territorio donde no sólo no se promueve, sino que se socava la iniciativa empresarial, la competencia y no se recompensa el esfuerzo y la labor bien hecha es un mal sitio para invertir.

Hoy vamos a hablar de otro indicador. Y la ocasión es perfecta, porque estamos en una situación extrema: los dos bancos centrales más importantes del mundo están llevando a cabo políticas totalmente distintas. Uno, el BCE, actúa de forma mezquina y falto de visión a largo plazo, absolutamente ciego ante el peligro de ‘japonetización’ en el que se encuentra Europa. Otro, la Reserva Federal (Fed) de los EE.UU., actúa de forma valiente y es consciente de que el peligro está en entrar en un largo periodo de estancamiento con deflación, que es lo que ha ocurrido en Japón precisamente por errores, entre otros, de política monetaria.

Nunca olvidaré la forma en la que Ben Bernanke, recién llegado al cargo y coincidiendo con la crisis ‘subprime’, dijo algo así como “utilizaré todos los medios a mi alcance para luchar contra el peligro que supone esta crisis. Y cuando digo todos, digo absolutamente todos”. Me gustó su determinación, sobre todo cuando en el otro lado tenías a un BCE que parecía haberse olvidado de que la estabilidad de precios es también evitar la deflación y que las recesiones o los estancamientos profundos acaban llevando al agujero deflacionista. La actitud del BCE ha llevado a Europa -con la inapreciable ayuda de nuestros políticos- a una recesión generalizada de la que no se va a salvar ni Alemania. Y si el BCE sigue con la misma actitud, veremos la fea cara de la deflación.

Las cifras de inflación están enmascaradas por la subida del precio del petróleo y, ocasionalmente, por los precios de los alimentos. Pero la primera no es fruto de la ley de la oferta y la demanda, sino de la tensión que provoca Irán en los mercados, y la segunda se debe a los manejos de los intermediarios en la fijación de precios. La inflación subyacente, la que excluye los elementos más volátiles como alimentación y energía, y por lo tanto la que marca tendencia, se mantiene baja y bajará más. Solo hay que salir a la calle para ver cómo están cambiando las cosas. Ahora, en Madrid, lo que “rompe” no son las tiendas de lujo o semilujo de Serrano, sino los mercadillos ‘chic’ de las urbanizaciones. Y lo que se vende a ‘tutiplén’ son coches usados, lo cual genera una enorme presión en el precio de los vehículos nuevos. Y lo que funcionan son restaurantes ‘fashion’ a precios asequibles, no los de alto copete. No es malo que bajen los precios y que la gente ya no esté dispuesta a pagar 25 euros por un solomillo de tercera, pero es el inicio de una tendencia que, si se va de las manos, acaba en una bajada de precios persistente, tan mala como la propia inflación.

Ante la recesión, el estancamiento y que hay países que no pueden financiarse en los mercados porque la prima de riesgo es excesiva, ¿cuál es la política del BCE? En lugar de bajar los tipos a cero -sí, señores, en una hipoteca o en una línea de crédito empresarial que se nota una bajada de 75 puntos básicos-, los mantienen como están. De milagro han deshecho el camino al alza que inició Trichet. Y cuando dicen que van a comprar bonos advierten que son ¡con vencimientos entre uno y tres años! ¡Pero si la prima de riesgo es el diferencial de rentabilidad de los bonos español y alemán a diez años! ¿De qué sirve que el BCE compre en el mercado bonos de corto y medio plazo? Y, cicateramente, no dicen de una vez la palabra clave: compra “ilimitada”. Se limitan a jugar al ratón y al gato no dando una cifra.

¿Y qué pasa al otro lado del charco? Todo lo contrario. Los tipos están prácticamente a cero, se inyecta liquidez en la economía vía ‘Quantitative easing’ y la “Fed” acaba de anunciar que amplía la compra de activos a los bonos de agencias gubernamentales. A grandes males, grandes remedios. Un buen médico es el que prefiere salvar a su paciente aunque luego tenga que luchar contra los efectos secundarios -que, por cierto, de momento, son inexistentes, porque ¿dónde está el famoso repunte inflacionista en los EEUU?-. Un mal médico es el que por miedo a dar suficiente dosis deja que empeore o muera el enfermo.

Ahí están los resultados: la economía norteamericana todavía crece por debajo de su media histórica -por eso la Fed echa más madera-, pero crece, mientras que casi toda Europa o está ya o está a punto de entrar de nuevo en recesión. Y las bolsas norteamericanas superan en rentabilidad a las europeas desde hace años (especialmente a la española), con excepciones puntuales temporales como la del DAX alemán, que es un caso aparte, porque ni los tipos del BCE son excesivos para su vigor empresarial, ni los impuestos tan altos (nominalmente en relación a los servicios recibidos). Y en EEUU tienen todavía un nivel de desempleo elevado para lo que están acostumbrados, pero ya lo quisiéramos para nosotros.

En fin, no iba yo tan descaminado cuando avanzaba estos temas en ‘Y Bernanke cogió su fusil’ (2/10/2010), o en ‘El mito de la Caverna’” (18/12/10), -donde recomendaba cambiar bolsa española por bolsa USA-. Tampoco creo que me equivoque ahora cuando les digo que una estrategia de inversión ganadora debe evitar los países que sólo saben arreglar sus problemas machacando a los ciudadanos a impuestos y/o sufren el yugo de un banco central mezquino y que, como nunca ha tenido que luchar contra la deflación, cree que no existe. Mala tierra la que planta la semilla del desencanto, la desmotivación y la deflación. Ténganlo en cuenta a la hora de diseñar su estrategia de inversión, sobre todo cuando hoy en día es tan sencillo invertir en cualquier país del mundo como hacerlo en España. 

Además de a la caza o a la pesca, yo creo que la inversión se parece a la agricultura. El que invierte en tierra fértil tiene mucho ganado. Lo de la caza lo digo porque la paciencia es básica. El inversor paciente sabe esperar el momento adecuado para tomar o deshacer posiciones. Pero el inversor inteligente es el que no siembra en tierra hostil.