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¿Qué pasa con los fondos de renta fija?
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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¿Qué pasa con los fondos de renta fija?

Pasa que las cosas han cambiado. Y que no es algo pasajero. Cuando se produce un cambio profundo en la percepción que tienen los inversores de

Pasa que las cosas han cambiado. Y que no es algo pasajero. Cuando se produce un cambio profundo en la percepción que tienen los inversores de las expectativas macroeconómicas, es muy difícil que vuelvan a donde estaban. Y, después muchos años, algo está cambiando en el mercado de bonos. Con Greenspan bajaron los tipos de interés, lo que hizo que subiera el precio de los bonos estadounidense. Bernanke ha tenido que bajarlos todavía más para evitar que Estados Unidos acabara como Japón: estancado y hundido en la deflación. Así que los bonos siguieron subiendo. Y, con ellos, los de muchos otros países, con la excepción de los de la periferia europea, inmersos en su propia crisis de credibilidad.

El caso es que todo el mundo sabía que algún día la Reserva Federal estadounidense tendría que cambiar su política monetaria. Ellos mismos fijaron unos objetivos que, una vez alcanzados, conllevarían un cambio. Había visibilidad. Pero de 'algún día' hemos pasado a '¿qué dia?' Es como eso que dicen de que cuando cumples los cuarenta si te plantean un plan atractivo –un viaje, un proyecto– ya no dices "a ver si lo hacemos", sino "¿cuándo lo hacemos?".

La Fed tiene en su poder aproximadamente un 50% de los bonos emitidos por el Tesoro estadounidense, como consecuencia de su –muy acertada– política de máximo estímulo económico para evitar que EEUU se japonetizaran, que es lo que habría ocurrido si la Fed no hubiera puesto toda la carne en el asador. Pero ahora hay que retirar la carne porque, si no, se quema. Y no solo tienen que dejar de comprar deuda, sino que tienen que 'deshacerse' de parte de los títulos que tienen en cartera.

Eso ya lo sabía el mercado, pero una cosa es saber que algo va a pasar, como, por ejemplo, que algún día no podrás jugar al tenis o esquiar porque el cuerpo no te da para ello, y otra que ocurra. El caso es que no ha ocurrido, y probablemente tarde en ocurrir mucho más de lo que piensa el mercado, pero los inversores han interiorizado de repente, todos a una, que el momento está próximo, y eso, aunque en realidad no vaya a ser exactamente así, lo cambia todo. Nadie quiere estar ahí cuando la Fed cambie de dirección. Y ellos tampoco han ayudado mucho. En lugar de seguir con su política de comunicación de hablar todos como un solo hombre –o mujer, que la próxima seguramente será una presidenta–, han empezado a airear sus diferencias. Muy mal. Si algo asusta al mercado es la incertidumbre. De hecho, yo creo que esas declaraciones enfrentadas han encendido el cartel de 'tonto el último'.

¿Consecuencias? Todas. Una caída en el precio de los bonos estadounidenses afecta a los bonos de todo el mundo. Es lógico que caigan si los inversores piensan que va a haber más papel (bonos) en el mercado que dinero (inversores deseando comprar esos bonos). Y afecta a las divisas, porque si la esperada subida de tipos se debe a la consolidación del crecimiento de la economía de Estados Unidos, es económicamente lógico que se interprete como que, tarde o temprano, habrá un dólar más fuerte, y no precisamente frente al euro, que ahí está el cicatero BCE para evitarlo, sino a las divisas de muchas economías emergentes. Ambas cosas juntas –caída del precio del bono de referencia y caída de las divisas emergentes frente al dólar- hacen mucho daño a los fondos de renta fija global, que en los últimos años han acumulado bonos de estos países, también con buena lógica, puesto que su calidad crediticia aumentaba. Y han hecho buen dinero con ello, sin duda ha sido una buena decisión. Pero cuando EEUU estornuda, los bonos de esos países se acatarran. Así son los mercados.

Back to basics

¿Qué hay que hacer? Pues no complicarse la vida y tomar riesgos solo en aquello que se entiende y/o en lo que se cree profundamente. En las convicciones profundas que se puedan tener sobre un determinado tipo de bonos. Yo creo, por ejemplo, que se va a producir el saneamiento financiero de los gobiernos europeos –por las mismas que tengo clarísimo que el camino elegido le va a costar un estancamiento prolongado– y, por lo tanto, creo desde hace tiempo en la recuperación de la deuda periférica europea, tal y como expliqué en un post del 5 de enero de este año. Este tipo de fondos ha caído –inicialmente nadie se libra de una corrección tan fuerte del bono de EEUU– pero no están en el pelotón de cabeza de las caídas. Han aguantado relativamente bien el tipo y eso suele ser porque hay dinero que 'entra' aprovechando la corrección –en renta fija caer un 2% es una corrección, caer un 5% es un colapso– y hablamos de fondos que se mantienen en positivo pese a la corrección. También alguno de los que han caído un 5%. El problema es que a muchos de ellos no les veo posibilidad de recuperación. El caso es que, en mi opinión, a medida que Europa siga saliendo de su círculo vicioso de falta de credibilidad crediticia (ver 'De círculo vicioso a círculo virtuoso') se moverá a su propio ritmo y no tanto al de EEUU. Lo cual es lógico porque sus expectativas económicas son radicalmente diferentes: allí crecimiento y lógica subida de tipos, aquí estancamiento y lógica bajada de los mismos. Hasta el BCE los bajó recientemente y el mercado irá descontando la recesión continuada que nos espera, así como el riesgo de deflación y –única cosa buena– la mejora de los déficits de los países periféricos y su proceso de reformas, pagados íntegramente, eso sí, por el sufrido ciudadano, y no por el Estado, como le recordó hace poco el Sr. Draghi al Sr. Rajoy, advirtiéndole de que el camino fácil de las subidas de impuestos tiene efectos colaterales muy adversos. Esperemos que por una vez tome nota.

Ah, y no venda en pánico. El mercado se irá dando cuenta de que la Fed será muy cuidadosa en su recogida de velas. Y lo será porque es la Fed y porque la economía estadounidense ni va a crecer a lo loco ni se va a disparar la inflación. De hecho, los últimos datos de inflación han sido a la baja. Cuando el mercado vea eso moderará su ansia vendedora. Será el momento de aprovechar para vender lo que sobra de la cartera.

No sea demasiado ambicioso                                  

No se complique la vida. Donde no hay, no va a haber. La renta fija ha dejado de ser una máquina de dar dinero. El ciclo se acabó. Además de 'convicciones', debe tener en cartera productos de baja volatilidad, ya sean fondos de renta fija o fondos de retorno absoluto. También han caído –el pánico no respeta nada–, pero entre caer un 1,5% a caer un 4% hay una diferencia. Y recuperarán. Lo harán porque, como la anécdota del escorpión (en este caso para bien) está en su naturaleza. Sus gestores se cubrirán rápido y bajarán el nivel de riesgo asumido, porque así lo exige su mandato de gestión

¿Y entonces dónde gano el dinero en mi cartera de fondos?

Con la guinda de la renta variable. Ahí sí que hay valor y por tener un 15% de renta variable en su cartera nunca se va a arruinar y si le sale bien la jugada –que yo creo firmemente que así será– la renta variable bien elegida aportará ese extra de rentabilidad que necesitan sus ahorros. A partir de ahora, la renta fija tiene que ser el colchón y la variable el muelle. Pero de eso hablaremos con más detalle en la próxima ocasión, es decir, cuando entremos al detalle de cómo la renta variable puede cambiar la rentabilidad de su cartera sin quitarle el sueño.

Así que hoy no les aburro con un post largo, ni tampoco con política económica. Nada como un par de –creo yo– buenos consejos para compensar los tochos de política económica de las últimas entregas (aunque les agradezco mucho la buena recepción que han tenido).

P.D.: ¿He predicado con el ejemplo? Solo a medias. Hace tiempo que estoy en ese cambio de rumbo –pueden verlo en mis posts– pero no esperaba que el mercado se asustara tan pronto y me he quedado algo corto. Ojalá hubiera actuado de forma más agresiva. Pero aún así los cambios se han notado y lo importante es saber que estamos en el camino correcto, pues esto es un cambio de ciclo, esto es un largo viaje y habrá tiempo de ajustar la composición de las carteras si se tiene claro hacia dónde.

¡Buen fin de semana!

Pasa que las cosas han cambiado. Y que no es algo pasajero. Cuando se produce un cambio profundo en la percepción que tienen los inversores de las expectativas macroeconómicas, es muy difícil que vuelvan a donde estaban. Y, después muchos años, algo está cambiando en el mercado de bonos. Con Greenspan bajaron los tipos de interés, lo que hizo que subiera el precio de los bonos estadounidense. Bernanke ha tenido que bajarlos todavía más para evitar que Estados Unidos acabara como Japón: estancado y hundido en la deflación. Así que los bonos siguieron subiendo. Y, con ellos, los de muchos otros países, con la excepción de los de la periferia europea, inmersos en su propia crisis de credibilidad.